Llamamiento a la
Unidad de los pueblos
“Es más lo que nos
acerca, que lo que nos distancia”
Por: Universidad Pública Resiste
No podríamos concebir jamás una
transformación estructural, una auténtica revolución popular si todas y todos
los oprimidos en Colombia, más allá de las diferencias de lo que aparentemente
nos separa, no nos unimos. La construcción de un tejido social humano y nuestra
constitución como procesos político-sociales y populares en Colombia, donde
luchamos día a día por construir una propuesta de país para la vida digna, no
debe partir del principio de diferenciación, sino, por el contrario, del
principio de unidad ideológica, de comunión –Común-unión–, porque no somos un
montón de partes sueltas que a veces se agrupan para especificidades de su
actuar, sino que somos partes compuestas que formamos un todo, que congregamos
las ideas y prácticas cualificadas para fines y objetivos comunes.
Nuestras apuestas y luchas no deben
entenderse como esfuerzos aislados y desencadenados con propósitos de
acumulación individual para cada colectividad. Por el contrario, el solo hecho
de compartir sueños y caminos debería ser un principio para proyectar, a partir
de diálogos reflexivos y autocríticos, la aceptación de una interdependencia de
los movimientos sociales y populares que genere, humilde y modestamente,
voluntades políticas conscientes y sensatas, manifestadas en la capacidad de
dejar de estar gastando energía para la revolución popular en discusiones
personales sobre la forma de hacerla.
Aunque siempre será más que necesario, hoy
resulta imperioso procurar y persistir en ser la Unidad Popular que soñó
Camilo, que soñamos todas y todos los
que asumimos la lucha por la dignidad y la liberación. Hoy, cuando el contexto
político nos demarca fuertes escenarios de disputa, donde la agenda
institucional dirigida a superponer y sostener las dinámicas imperantes de la
globalización y sus lógicas económicas, políticas y culturales determinadas
para la preservación de los intereses de una pequeña clase privilegiada,
intenta posicionarse hegemónicamente como la única forma valida de construir
país, es cuando con más fuerza, la clase popular debe tomarse de las manos para
agitar congregados, en un solo grito de rebeldía consciente nuestras banderas
comunes de lucha, que siempre serán comunes mientras nuestros proyectos no sean
diferenciados y los compromisos sean con la transformación estructural y la
construcción de una nueva sociedad, con hombres nuevos y mujeres nuevas.
Debemos persistir en posicionar nuestra
agenda política-popular como una estrategia de disputa política unitaria,
caminado unidos, teniendo en cuenta los retos que tenemos en este año como
procesos sociales: La Cumbre Nacional Agraria, Étnica y Popular; la continuidad de las
movilizaciones agrarias, campesinas, estudiantiles y obreras; la realización
del Foro Social Urbano Alternativo y Popular; entre otras, que más que
evidenciar las profundas contradicciones insalvables del sistema económico,
recoja nuestras propuestas de país para la vida digna, con paz y justicia
social, con educación gratuita y de calidad, con salud y trabajo digno, a fin
de que nos permita ser efectivos y ganar en demandas concretas.
No podemos, en este camino, olvidar y dejar a
un lado las circunstancias históricas que asumimos hoy todas y todos los que
luchamos por la vida digna, por la liberación del pueblo, como si el camino de
lucha se hubiese iniciado ayer. No podemos dejar de lado los grandes ejemplos y
esfuerzos de unidad desde las bases populares en la historia, de los que somos
hijos e hijas, los más recordados quizá, los procesos de los años 80’ con la
conformación de la ONIC, la CNMC, FECODE,
la CUT (la primera vez que en Colombia se conforma una gran central obrera), el Frente Popular, ¡A Luchar!; unido
todo un Frente de Izquierda. Y si
hoy, tal vez algunos de esos procesos no son lo que se pensó en aquel entonces,
con mayor razón tenemos que reconocer esas experiencias para dejar de repetir
errores, para constituir nuestras prácticas con fundamentos sólidos y efectivos
para la unidad popular. La consciencia
sobre las pocas posibilidades individuales para construir una nueva sociedad,
permite entender que solo la unidad puede proyectar nuestros impulsos utópicos
en realidades concretas de cambio social con fundamentos y bases sólidas de
poder popular.
Tenemos, entonces, que volver siempre a
Camilo, a esa capacidad humana e ideológica de afrontar solidariamente los
problemas que nos generan las diferencias, más de forma que de contenido, para
avanzar en consensos cualificados que nos proporcionen la superación de las
distancias y podamos acercarnos y confraternizar cada vez más y mejor, como
hermanos, como auténticos compañeros, cada vez más cerca nuestros corazones
casi siendo uno que es todos, latiendo al unísono por la liberación y la
dignidad del pueblo colombiano y de Latinoamérica.
1 comentarios:
Creo que al comienzo cuando hablan de unidad ideologica, deberia ser mas unidad política, lo ideologico podria ser lo diferente siempre y cuando estemos unidos en la lucha
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