Iniciaba
el año 2015 y recibíamos la triste noticia del asesinato de nuestro compañero
Carlos Alberto Pedraza, una voz más silenciada de los pueblos, una llama más
apagada tan importante para el movimiento popular en Colombia. Enfrentar
dificultades y prepararnos para los tiempos difíciles fue nuestro deber como
jóvenes, como estudiantes que desde las diferentes universidades de Cali nos
tocó enfrentarnos a la ley 1740 de inspección y vigilancia, teniendo como
principal objetivo a la Fundación Universitaria San Martín, luego del
escandaloso caso de corrupción de Mariano Alvear (Ya fallecido) que el
Ministerio de Educación Nacional utilizó como pretexto para inmiscuirse con toda
la fuerza en todas las universidades públicas y privadas del país, atentando
una vez más contra la autonomía y la democracia universitaria. Estudiantes se
movilizaron, reclamaron para poder culminar sus estudios, para que su
universidad que han pagado con tanto esfuerzo se reabriera y continuara
funcionando.
Desde
la Universidad del Valle denunciábamos fuertemente durante el primer semestre
toda la directriz del Acuerdo por lo superior 2034 que está perjudicando y agudizando la crisis
estructural de la educación superior, y manifestándose en nuestro campus con
hechos concretos como la subcontratación docente, el hacinamiento del
restaurante universitario, el incremento de las matrículas, las sedes
regionales en función de las empresas privadas y la administración central
universitaria construyendo un plan estratégico de desarrollo 2015-2025
siguiendo lineamientos de la OCDE, el PND y el 2034 al pie de la letra y
negando la participación amplia y democrática de la comunidad univalluna.
Infortunadamente, pese a este panorama difícil para la educación superior, no
logramos movilizarnos de manera contundente como estudiantes, solo los
trabajadores del Sindicato de Trabajadores Universitarios de Colombia
(Sintrauniol-Cali) nos demostraron una movilización contundente al interior de
Univalle en la negociación de los puntos de su convención colectiva, a pesar de
los diferentes ataques de sectores de la universidad que promovían un
pensamiento derechizado y constantes ataques a las acciones movilizadoras.
A mitad
de año también recibíamos la dura y sorpresiva noticia desde Bogotá de la
captura de compañeros y compañeras de Identidad Estudiantil y el Congreso de
los Pueblos, estuvieron en la cárcel por más de dos meses acusados de realizar
“acciones terroristas” pero luego fueron liberados por la falta de pruebas de
la policía nacional y por no habérseles irrespetado el debido proceso. Fueron
días de angustia e incertidumbre, también de movilización, de plantones en la
fiscalía, en el INPEC, en la gobernación del Valle, como en muchas otras
ciudades se realizó, reclamando la libertad de nuestros compas y exigiendo el
cese de la persecución al movimiento popular. La liberación de nuestros
compañeros y compañeras fue una pequeña victoria en medio de tanta injusticia,
pero no nos olvidamos de los demás presos políticos que hay a lo largo y ancho
del país, ni tampoco de los asesinatos a líderes campesinos, indígenas, afros,
sindicalistas que siguen habiendo mientras transcurre un proceso de acuerdos de
paz.
Para el
segundo semestre empezamos a vislumbrar lo que sería la salida de Iván Enrique
Ramos Calderón (Antiguo rector de Univalle) quien estuvo por más de 12 años
como rector, dejando muy mal parada a la universidad y utilizando las más
variadas y diversas prácticas burocráticas a costa del detrimento de nuestra
Univalle. También empezamos a padecer lo que ha sido la peor crisis de la
historia del Hospital Universitario del Valle (HUV), los médicos internos, los
estudiantes y trabajadores del hospital empezaron a fortalecer la movilización,
y fue así como el 17 de Septiembre la Universidad del Valle decretó Paro
Indefinido exigiendo la elección directa del Rector y en defensa de nuestro
HUV.
Semanas
de asambleas generales, por programas, por facultades y departamentos, la
conformación de comités de trabajo por la diversidad de estudiantes mostraban
una recomposición del movimiento estudiantil univalluno, el renacer de una
generación que convocó multitudinarias marchas, acciones en defensa del HUV,
despertando el espíritu crítico y transformador del estudiante que durante
varios años después del 2011 estuvo más bien pasivo, fue el despertar con un
mensaje de esperanza: Mientras Univalle viva el HUV no muere. Fueron las
semanas de las brigadas en los barrios, de los plantones, de las exigencias a
las EPS y la conformación de diferentes espacios por el salvamento del HUV,
comprometiendo a políticos, funcionarios, directivos de toda índole con las
propuestas generadas desde los estudiantes. También fue decirle al pueblo caleño
que en Univalle estudiamos y luchamos, que no solo somos simples revoltosos
como lo ven y escuchan en muchos medios de comunicación, y que hoy es más
urgente entender que necesitamos luchar como pueblo caleño porque nuestros
problemas aún no han terminado y que los estudiantes no estamos al margen de
las luchas de la ciudad y las luchas populares.
Lamentablemente
nuestra bandera por la elección directa de rector solo quedó en la exigencia
democrática de los estudiantes en la consulta del 28 de Septiembre, donde
alrededor del 77% (3702 votos del total de 4802) de los votos fueron anulados
con un plegable que decía “Elección directa de rector y mesa multiestamentaria
ya!” Un día simbólico e histórico para nuestra universidad. Lamentable porque
de nuevo se viola la democracia y el nuevo rector fue designado después de la
postergación, el 20 de noviembre y sin previo aviso del ajuste de las fechas.
Pero el debate está abierto y depende de nosotros los estudiantes que se
promueva, en todas las esferas de la universidad porque el debate político aún
no termina. En consecuencia, el nuevo rector es Edgar Varela Barrios, la peor
opción para el bienestar común de la universidad y quien pretende seguir con
las políticas de Iván Ramos y las directrices copiadas del gobierno nacional.
Sin embargo, continuamos defendiendo al HUV, alrededor de 800 estudiantes
viajamos a Bogotá, allí comprometimos al ministro de salud Alejandro Gaviria,
logramos recursos para el HUV, logramos impedir su liquidación, impedir la ley
de quiebras (ley 550), frenar la intervención y poner en evidencia nacional la
crisis estructural del sistema de salud colombiano que se replicaba en otros
hospitales universitarios del país. Estudiantes de las demás universidades de
Cali mostraban su apoyo y se movilizaban, y dentro de esa crisis, también
enviaban un mensaje de lucha desde la Universidad Libre por el cierre de la
Clínica Universitaria Rafael Uribe Uribe (CURUU) que por esa presión y
movilización social, logró reabrirse aunque no en las condiciones más óptimas.
Se
termina el año 2015, pero no la continuidad de las luchas. Millones de
calendarios irán a la basura y millones serán impresos anunciando el “nuevo”
inicio de un 2016 con expectativas y proyectos, que seguramente influirán a
muchos a olvidar el 2015; pero lo cierto es que en el 2016 nos esperan más
retos al movimiento estudiantil caleño y colombiano, nuestra mayor victoria de
mediano plazo será no dejar que en el 2015 quede una lucha y movilización tan
bonita y tan importante que iniciamos desde nuestra histórica Univalle, nuestro
mayor impulso será no olvidar los logros conseguidos y los errores cometidos en
el 2015, siempre estamos dispuestos a avanzar y no debemos perder esa
perspectiva de la unidad que nos hace más fuertes, debemos volver a pensar los
nuevos pasos, más precisos y más inteligentes, ser optimistas y no
triunfalistas, pero nunca pesimistas ni sentirnos derrotados, pues la lucha es
difícil y en ella es que crecemos para construir ese otro mundo posible.
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