martes, 28 de abril de 2015

Magisterio: un paro que va más allá del simple aumento salarial

666profe.jpg
Dentro de lo que se ha informado por los medios masivos de comunicación podríamos entender que el paro de los maestros en Colombia tiene como objetivo el mero hecho dela nivelación salarial, se podría pensar que es solo subir el sueldo, pero la realidad del paro del magisterio tiene problemáticas que se relacionan con la iniciativa del gobierno de Santos por desmontar la educación pública, primero atacando a sus más férreos defensores: los maestros.
Por Juan Santiago Merchán*. El desmonte de la educación pública en Colombia es una de las características principales del desarrollo de la educación en Latinoamérica. Desde los años 80, con la entrada de las políticas neoliberales, se ha visto una tendencia  hacia la pauperización y privatización de los sistemas educativos del sur del continente. Sin embargo, en Colombia, este desmonte no ha sido posible en su totalidad debido a la férrea resistencia que todavía hace (con sus errores) la central  sindical nacional del magisterio Fecode.
En esta coyuntura del paro se reflejan estas características del desmonte de la educación pública, el primer avance se hizo con el piloto de los colegios en convenio, los cuales son administrados por entes privados pero sostenidos por el distrito (en el caso de Bogotá). Otro punto de avance es la pauperización de la población docente, que de acuerdo a Pablo Antonio Amadeo Gentili (Licenciado, Master y Doctor en Educación de Buenos Aires), teniendo nivel profesional, trabaja un 30% más que sus pares europeos bajo condiciones de cuasi hacinamiento, con una población estudiantil 50% mayor que en Europa, pero que gana un sueldo casi 100% menor que los docentes del antiguo continente. 
A esto se suma el problema de la salud, en la cual el magisterio, teniendo régimen especial pagado por ellos mismos, debido la pésima y corrupta administración de las EPS, tiene un servicio precario que ya ha llegado costar vidas, como el caso de una docente en el año 2014 de un colegio en Engativá, que murió esperando la orden para una operación gástrica; o los casos de la falta de agenda, en la cual una cita para revisión general puede quedar en espera hasta por tres meses.
Otro punto importante pero que no es mencionado dentro de los debates que se han mostrado en los medios es el de la dignificación de la profesión docente. Cualquier persona puede opinar y dar razones sobre la educación abrogándose solo el hecho de haber pasado por la escuela, cosa solo comparable con la idea de que un docente pudiera dar razones por la caída de un puente solo porque ha pasado por este varias veces. Lo normal sería asumir que eso es cuestión de un experto, en este caso, de un ingeniero. En el caso colombiano, la profesión ha sido tan desprestigiada que tiene que hacerse cargo de ella la empresa privada, demostrando el rapto de la educación por parte los empresarios, siendo esta despojada de sus verdaderos agentes, es decir, los educadores, pasando de ser un derecho constitucional a un híbrido entre servicio y derecho.
También tenemos una abogada con maestría en resolución de conflictos sin un ápice de estudios en pedagogía, como ministra de Educación a una persona que, basada en un estudio pagado por empresarios a otra fundación empresarial (estudio que toma de manera descontextualizada los ejemplos de países desarrollados como Finlandia, Corea del Sur y Brasil), toma decisiones como la de evaluar al profesorado para rifar un sueldo extra, porque se asume que estos son los únicos responsables de la mala calidad de la educación, y así, poder generar competitividad que impacte la dinámica escolar. Lo que la ministra debe tener en cuenta es que este profesorado está siendo evaluado primero,  para ingresar al sistema de carrera, luego cada año por su mismo colegio y por último otra evaluación para lograr un ascenso.
Finalmente, hay que mencionar que el hecho del paro del magisterio como se ha visto, se enmarca más allá de la mera idea del aumento salarial, que es la simplificación mostrada en los medios, la lucha del magisterio es en realidad la lucha por reivindicación de la educación pública estatal asumida como derecho constitucional, no como servicio usufructuable, es la lucha por la calidad más allá del parámetro neoliberal, puesta en los términos de la justicia social, el derecho a una vida y profesión dignas y el desarrollo integral de los estudiantes.

*Juan Santiago Merchán es docente del Distrito, Licenciado en filología de la Universidad Nacional y Magister en Comunicación/Educación de la Universidad Distrital.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Powered by Blogger