Foto: Mario Esteban Hernández, candidato
Por:
Steven Navarrete Cardona
Mario
Esteban Hernández, médico cirujano de profesión, habla de las propuestas con
las que busca llegar a la rectoría de la Universidad Nacional.
Mario
Esteban Hernández es médico de formación, se especializó en Bioética en
Argentina, y realizó maestría y doctorado en historia en la Universidad
Nacional. Ha asesorado diversas instituciones públicas y privadas en temas de
planeación y organización en el ámbito de la salud. Tiene 35 años de
experiencia laboral de los cuales 22 han sido dedicados al sector público.
En
conversación con El Espectador expuso el programa con el que, el próximo 25 de
marzo, aspira a ser elegido como nuevo rector de la Universidad Nacional para
el período 2015-2018.
¿Por qué se lanzó como candidato a la
rectoría de la Universidad Nacional?
Esta es
una candidatura que quiere cambiar de rumbo, transformar lo que hemos venido
haciendo durante los últimos 20 años. Busca básicamente superar esta tradición
de estar buscando recursos para sobrevivir y recuperar nuestro carácter público
nacional y estatal. Nosotros, una universidad que por ley tenemos un régimen
especial, pertenecemos al Estado y debe ser éste el que financie nuestra misión,
de manera que todo lo que hagamos para ofrecer servicios a la sociedad sea en
función de nuestra misión y no para auto sostenernos. Por eso estamos ordenando
las cosas de manera que podamos hacer un gran acuerdo interno como comunidad
universitaria en las ocho sedes desde las regiones a nivel nacional para
construir una visión de largo plazo y cambiar las reglas de juego.
Hablemos de sus propuestas en el tema de la
infraestructura para el campus universitario…
La
forma en que se han venido planteando una serie de proyectos de infraestructura
termina en una congestión terrible. La actual administración decidió presentar
supuestamente 36 prioridades en todos los campos de inversión que realmente
parecen más una respuesta a demandas muy puntuales de las facultades pero no a
una priorización. Lo que estamos diciendo es que tenemos que repensar eso y
generar una nueva planeación que permita combinar el rescate, conservación,
mejoramiento y protección del patrimonio. La Nacional alberga bienes de interés
cultural de la nación, no sólo en Bogotá. Entonces una nueva visión implicaría
recoger la división de conservación con una visión de crecimiento planeado que
tenga esta perspectiva ambientalista. Los campus deben ser escenarios
sustentables ambientalmente no tugurios que es la sensación que tenemos con
este ejercicio no planeado que se viene desarrollando, entonces daríamos un
viraje en ese sentido.
¿Cómo financiar entonces este viraje?
Quiero
enfatizar en que no hay que resolver el problema de la infraestructura con
recursos propios, sino con recursos de la nación. El tema de la ‘Estampilla
Pro-Universidad Nacional’ puede servir pero es insuficiente.
Hablemos de la conservación del patrimonio
¿qué programa emprenderá en este ámbito?
Cuando
uno tiene bienes de interés cultural en un campus tan complejo como el de
Bogotá tiene que desarrollar un plan especial de manejo y protección (PEM) que
lo que hace es dialogar con el contexto urbano en el que se encuentra.
Desarrollar una serie de estrategias de articulación, demandar unos recursos de
inversión como patrimonio y unos recursos de expansión bien ordenados que
precisamente articulan el campus de una mejor manera a la ciudad. Además es un
campus ampliado que no sólo se refiere a la ciudad universitaria sino que tenemos
campus en el claustro San Agustín en el centro, la casa Gaitán y los predios
del CAN que tienen la proyección con el hospital universitario, esto por
ejemplo, en Bogotá, requiere un redimensionamiento de una forma distinta de
relacionarse con la ciudad y con la nación.
¿Cómo planea buscar la financiación?
Hay una
ruta que estamos proponiendo, donde el primer paso es discutir con el gobierno
nacional el Plan Nacional de Desarrollo (PND) que está haciendo énfasis en
crédito educativo y subsidio a la demanda. Necesitamos poner en el PND un
compromiso con un incremento progresivo en este gobierno por lo menos de la
inversión pública directa en la Universidad Nacional. Enseguida pasamos a la
Ley especial de la U. Nacional, el régimen está dado por un decreto Ley del año
93 -el 1210-, entonces vamos a impulsar una ley que reubique esta universidad
como estatal en el sistema de educación superior, liderando el Sistema de
Universidades Estatales (SUE) y marque las metas en las que nos podemos
comprometer como universidad pública. Tercero, la ‘Ley de Educación Superior’
que implica un reordenamiento de la inversión directa con los otros mecanismos
de financiamiento y finalmente participar directamente en la discusión sobre
reforma tributaria. Hay ideas muy interesantes que han salido de la comunidad
universitaria y es el momento de planteárselas al gobierno nacional en este
periodo de reformas.
¿Cómo ve el tema de la autonomía
universitaria?
La
autonomía no se puede ejercer si se tiene que sobrevivir con la venta de
servicios, eso habitualmente lo somete a uno a quien le está comprando los
servicios, eso no es ejercer autonomía. Necesitamos financiamiento para ejercer
autonomía, pero la autonomía también implica la democratización de las
decisiones de la universidad. Una nueva forma de gobierno universitario, desde
el nivel de las unidades básicas hasta las facultades, sedes, y al nivel
nacional, y ese último nivel implica transformar la composición del Consejo
Superior Universitario. Creemos que se puede hacer discutiendo sobre la Ley de
la U. Nacional del régimen especial y llevando las propuestas de cómo sería
dicha composición. Esa es una aspiración de muchos años, de profesores,
estudiantes, trabajadores, pensionados y egresados incluso la idea de tener
representación en el Consejo Superior de la sociedad civil, eso se puede hacer
perfectamente.
¿Pero a nivel internacional cómo se ha
manejado ese tema?
Existen
experiencias internacionales que muestran que dicho ejercicio no simplemente
mejora la autonomía universitaria sino también la legitimidad de las decisiones
y la transparencia en la administración. Tenemos la propuesta, el tema central
es que hay que desarrollarla con todo el ímpetu desde rectoría.
Otro tema que es ineludible son los problemas
de seguridad que se presentan en el campus Bogotá. ¿Qué haría usted en ese
aspecto?
Ese
tema siempre es muy escabroso, pero debemos partir de una política integral de
bienestar universitario. Por qué pasa todo esto del comercio al interior del
campus, que en muchos casos no controlan los estudiantes, porque es el
‘rebusque’ lo que conduce a eso de parte de los estudiantes que más necesitan y
además porque no hay unas condiciones de alimentación suficientemente decentes
para los estudiantes. No hay unas condiciones del campus, de residencias
universitarias que acojan a todos los que las necesitan y del espacio público
óptimas que podrían significar el fin de dichas condiciones, de un mercado, de
una oferta y una demanda ilícita. Tiene que haber una política integral de bienestar
para poder adentrarse al tema de seguridad y microtráfico, porque si no vamos a
confundir a los estudiantes con microtráficantes y eso no puede ser.
La Universidad ha perdido una presencia de
estudiantes universitarios de las regiones durante los últimos años. ¿Qué
propuesta tiene para fortalecer la permanencia de dichos estudiantes?
Ese
tema vale la pena estudiarlo con mucho cuidado. Las residencias universitarias,
‘10 de Mayo’ por ejemplo, no han servido realmente para generar este servicio
de residencia estudiantil. Tenemos que hacer un mapa de ocupación de cuartos y
cuarticos alrededor de la universidad, de cuánto cuesta ello y de cómo se puede
desarrollar una propuesta muy específica de renovación de la zona donde está el
edificio Camilo Torres, y el Uriel Gutiérrez. Es un tipo de proyecto que en la
universidad se tiene que hacer con Planeación Nacional exigiendo la inversión
directa porque no podemos hacerlo simplemente con la lógica con la compraventa
del servicio de residencia sino con una inversión directa para superar ese
problema y teniendo los datos muy precisos se puede hacer la negociación con el
gobierno nacional para hacer la inversión.
¿Cuál es su propuesta para fortalecer la
investigación, que es un tema crucial para la Universidad?
Ese es
un gran tema de discusión. Tenemos que hacer dos grandes frentes de gestión,
uno es sobre la forma en que estamos administrando los recursos para la
investigación, y los procesos burocráticos que son terriblemente pesados. La
administración ahí no está a favor del investigador, le pone una cantidad de
obstáculos que se pueden superar con decisiones administrativas
significativamente sensibles, decisiones adentro que señalan cómo ordenar y
administrar mucho mejor los recursos de investigación disponibles, que son
insuficientes.
¿Esto es dentro y fuera de la Universidad?
Nos
tenemos que ir a discutir la política nacional de ciencia, tecnología e
innovación. Colciencias está orientada excesivamente hacia este tema de
innovación como articulación directa del sector productivo, y resulta que
descuida todo lo que hacemos en ciencias sociales y humanidades en general,
entonces hay que hacer una cuestión mucho más amplia y diversa de inversión
directa en tecnología e innovación y no como se están dando las cosas.
¿Qué papel podría jugar la U. Nacional en
esta iniciativa?
La
Nacional puede liderar ese proyecto, esa propuesta de política pública de una
manera muy clara. Tiene el mayor número de grupos de investigación en todas las
disciplinas, entonces debe ocupar ese lugar de liderazgo. El asunto es que
tenemos que tener la convicción de que somos la universidad de la nación
colombiana, que somos universidad del Estado Social de Derecho no de un Estado
bonapartista del siglo XIX. No se trata de estatizar y detener el crecimiento
de la Universidad sino de cumplir la misión que tenemos como universidad
estatal.
Durante las últimas décadas ha existido una
mayor conciencia de las sedes de frontera, ¿qué haría su gestión para
robustecerlas?
Hay un
gran desequilibrio en el tratamiento de las sedes andinas y las sedes de
frontera. Ellos mismos están pidiendo una mayor expansión y articulación de la
región con el país, además con un proyecto estratégico. Piense usted en el
papel de Leticia en la conservación de la Amazonia, tiene un lugar fundamental
y llevamos 20 años con la sede Amazonia. Necesitamos una inversión fuerte en
ese proyecto. La sede Tumaco y toda el área del pacifico, San Andrés y el
Caribe, cada una de las sedes tiene un papel estratégico. De lo que se trata es
entender, nosotros como universidad asumimos ese liderazgo regional, planteamos
propuestas y le conseguimos recursos públicos.
Hablemos de un caso específico…
Un buen
ejemplo es la facultad de Medicina y Veterinaria sede Arauca, con un proyecto
de regalías para toda la cadena productiva en ganadería, en participación de
comunidades y de pequeños campesinos, lo que muestra toda una lógica de
cumplimiento de la función misional de responder a las necesidades de las
regiones con una estrategia pública, no con un ánimo de lucro que opera en la
lógica empresarial. Sí lo asumimos seriamente podemos canalizar muchos recursos
públicos, incluso internacionales, precisamente para cumplir mejor nuestra
misión. Es cuestión de innovar, de ser audaces en la forma en que hacemos
presencia en las regiones.
Si usted llega a ser rector, ¿qué va hacer
por la internacionalización de los estudiantes?
Tenemos
que -con las facultades y con las unidades académicas- priorizar los pocos
recursos que tenemos y darle un lugar clave a la movilidad. No basta con tener
convenios, puedo tener convenios con 30 o 40 universidades del mundo pero si no
tengo los recursos para enviar a las personas y que puedan regresar con todo lo
que implica eso, no sirve de nada. Precisamente el hecho de que podamos
canalizar recursos de investigación en un gran énfasis en la movilidad implica
que es la única forma de internacionalizarnos. Sin recursos no podemos hacer
eso. La lucha fundamental es por los recursos públicos para la U.Nacional . Se
trata de reconocer que nuestra misión se debe realizar con recursos públicos
por nuestro carácter y nuestra naturaleza institucional, porque hemos
construido nación y porque vamos a cumplir 150 años como universidad pública.
No hay que avergonzarnos sino al contrario propender a que se convierta en una
bandera fundamental en la relación con el Estado, la sociedad y obviamente a
nivel internacional.
¿Qué papel cree que jugaría la U. Nacional en
el posconflicto?
La
universidad ha generado unos espacios valiosos, sirve como garante y recoge
propuestas, pero hay que ir más allá y puede hacerlo. La universidad, por un
lado, es la expresión de cómo la academia contribuye a solucionar conflictos y
en el post- acuerdo se puede participar en la construcción de una sociedad más
igualitaria y equitativa desde las necesidades concretas de las regiones. En el
nivel macro-nacional se puede participar en la política del Estado para la paz,
que requiere reformas estructurales, avanzar seriamente en la garantía de todos
los derechos sociales económicos, culturales y la democratización del país, en
la superación de esa inequidad estructural profunda que es la que genera todos
los conflictos. Tenemos muchas propuestas y es cuestión de asumirlas seriamente
y participar como comunidad universitaria en todos estos debates porque hace
parte de nuestra misión, ello es lo que precisamente lo que nos hace
Universidad Nacional pública y estatal.
¿Qué propuesta elegiría de los demás
contendores?
Hernán
Cárdenas insiste mucho en hacer más gestión, es decir cómo canalizar las ideas
y convertirlas en hechos. Yo creo que ese es un elemento muy importante, el
problema es el sentido de esa cuestión, uno tiene técnicas para hacer eso,
¿pero esas técnicas de la administración en función de qué? Entonces lo más
importante es discutir el sentido de nuestra misión, de nuestra acción
colectiva y ordenar administrativamente en una perspectiva de gestión toda
nuestra acción y toda nuestra institucionalidad alrededor de eso.
¿Por qué votar por usted?
Porque
recojo la aspiración de sectores muy importantes de toda la comunidad
universitaria, de recuperar nuestra naturaleza institucional y de demandar un
nuevo trato del gobierno y el Estado. Eso no es tan claro en las otras
propuestas, ha sido más bien una cosa accesoria, y creo que es un punto
central. Y segundo por un esfuerzo de democratización de nuestra universidad,
debe haber más democracia en la Universidad nacional y con ello me comprometo
fuertemente.
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