El
mensaje del gobierno Santos a la Universidad Nacional
A pesar
de la expresión mayoritaria de la comunidad por un cambio de rumbo de la
Universidad Nacional de Colombia, el gobierno del presidente Santos optó por la
continuidad. Como lo sustentó la señora Viceministra de Educación Superior,
Natalia Ariza, “el rector Mantilla permite una mejor relación con el gobierno
nacional”, sin considerar la crisis financiera, de transparencia, de
infraestructura y de calidad académica por la que atraviesa.
Éste
mensaje no sólo da la espalda -una vez más- a la comunidad universitaria sino
que ratifica la política de educación superior que se ha venido implantando en
el país y que el gobierno actual ha profundizado. Este mensaje no contribuye a
la construcción de una sociedad en paz para el post-acuerdo.
La
comunidad universitaria le apostó a más autonomía, más democracia, más
transparencia, más calidad académica y más compromiso con los problemas de la
Nación, con base en el financiamiento público directo. Pero esta propuesta
sigue sin ser escuchada.
En
efecto, el Plan Nacional de Desarrollo expresa con toda claridad una política
de educación superior lesiva para el país. Esta política plantea un sistema de
educación “terciaria” orientado hacia la educación técnica y tecnológica de los
más pobres y educación superior para unos pocos; un sistema de financiamiento
que irá transfiriendo los recursos de los presupuestos de las universidades
públicas hacia el crédito educativo y el programa “Ser pilo paga”; un sistema
de educación superior orientado por la competencia de mercado entre
instituciones públicas y privadas indiferenciadas; un sistema que no podrá
hacer investigación de calidad; un sistema que niega la autonomía universitaria
y la delega en consejos superiores ajenos a las comunidades universitarias; en
fin, un sistema que reproduce las desigualdades acumuladas según la capacidad
de pago de las personas, como se ha demostrado en el sistema de salud.
La
comunidad universitaria de la Universidad Nacional reclama una relación más
autónoma respecto del gobierno y propone discutir con el Congreso de la
República y con la sociedad colombiana los cambios que requiere una educación
superior en concordancia con el post-acuerdo y una sociedad igualitaria,
democrática y en paz.
Desde
este ejercicio de convergencia alrededor de la campaña de Mario Hernández a la
Rectoría de la Universidad, desplegaremos un movimiento de transformación
interna y de organización nacional que conduzca a la construcción de pactos
sociales y políticos para una nueva educación superior pública que contribuya
al goce efectivo del derecho a la educación y a una sociedad en paz.
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