miércoles, 12 de noviembre de 2014

El ambiente que se respira actualmente en la UPN: Breve reflexión sobre la jornada de diálogo del 29 de octubre

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El pasado miércoles 29 de octubre la comunidad universitaria tuvo la oportunidad de presenciar lo que se constituyó como un hecho sin precedentes en nuestra Alma Mater: La jornada pedagógica: “Diálogos por la paz y la convivencia” que se desarrolló todo el día y tuvo lugar en las instalaciones del coliseo de la Universidad Pedagógica Nacional.
Para muchas[1] este evento significó lo que sería un espacio de diálogo entre los grupos semi-clandestinos y la nueva administración encabezada por el profesor Adolfo León Atehortúa Cruz, quien desde hace varios años ha tenido apoyo de diversos sectores de la comunidad universitaria como estudiantes y trabajadoras, y cuyo ascenso a la rectoría fue recibido con mucho agrado y significó un evidente cambio después de haber padecido rectorías corruptas, antidemocráticas y arbitrarias como lo fueron la de Juan Carlos Orozco y Armando Ibarra, quienes durante su período en la rectoría agudizaron la grave crisis que aún sigue sufriendo la UPN y llevaron a cabo actos de persecución y señalamiento contra el movimiento estudiantil.
Pero más allá de ser un espacio de concertación entre grupos semi-clandestinos y la nueva administración, este espacio se desarrolló como un escenario amplio de diálogo en el que se debatió sobre los diversos conflictos que aquejan a nuestra Universidad y en donde se esbozaron propuestas de solución desde diferentes puntos de vista. No sólo es de resaltar la participación de dichas organizaciones, sino también la de organizaciones estudiantiles abiertas, sindicatos de profesoras y trabajadoras, individualidades pertenecientes a la comunidad universitaria en general y la del mismo Instituto Pedagógico Nacional.[2]
La jornada además fue el resultado de lo que se puede considerar como una “tregua” entre los grupos semi-clandestinos y la administración, pues desde el inicio de semestre el profesor Atehortúa se refirió al accionar de estos de forma abierta y democrática invitándolos al diálogo. No obstante, la condición para que dicho escenario se desarrollara consistía en que no hubiera más tropel desde el inicio del semestre hasta el día en el que tuvo lugar la jornada del pasado 29 de octubre. Muchos grupos acogieron la propuesta, pero con el tiempo empezaron a tener ciertas diferencias después de que el mismo rector hiciera ver en los medios de comunicación un ambiente de pacificación en el interior del claustro[3], lo que no fue muy bien recibido por quienes aceptaron la “tregua” dado que en ningún momento se pactó el cese de actividades de las mismas. Éstos han enfatizado en la idea de que el tropel es una dinámica que no sólo responde a la realidad local, sino también a la coyuntura nacional, en ese sentido –y desde esta perspectiva- el hecho de que tengamos una administración amplia y democrática no significa que el tropel deba cesar. Esto se vio claramente expresado el pasado 7 de noviembre, cuando grupos encapuchados salieron a las calles denunciando la fuerte jibarización que vive la universidad desde hace ya bastante tiempo y la negativa de la administración para atacar el problema de raíz. Con este acto se daría fin a la –por algunas llamada- “tregua”.
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Las conclusiones de la jornada estuvieron orientadas hacia las problemáticas generales que está enfrentando la Educación Superior Pública en el país tales como la crisis presupuestal, la deuda histórica a las Universidades Públicas que hoy asciende a más de 12 billones de pesos, el deterioro de la infraestructura,  la falta de instalaciones dignas para el desarrollo de labores académicas, entre otras. De la misma manera, también se dio la oportunidad de dar un análisis frente al nuevo panorama que se viene en materia de movilización con la llegada del “Acuerdo por lo Superior 2034”, que sin duda constituye una amenaza para la Educación Pública.
El espacio de diálogo también fue propicio para que se caracterizaran y se discutieran las problemáticas que padece nuestra universidad en particular, que se plasman en la crisis de Bienestar Universitario, la falta de libros en la biblioteca,  la grave crisis de Derechos Humanos, la falta de profesoras de planta, la pésima contratación para las docentes, la falta de laboratorios, las dificultades para empezar a realizar con éxito el proyecto Valmaría pese a la aprobación de la estampilla en el Concejo de Bogotá, el consumo desmedido de sustancias psicoactivas y de alcohol, y la jibarización que ha traído como consecuencia la mala imagen que muchas veces suele recibir nuestra Universidad por cuenta de la denominada calle del pecado, lugar que se ha hecho intransitable para muchas de las estudiantes.
La jornada concluyó con un acto simbólico en el que se recordó a los compañeros de Suba, quienes murieron en el año 2012. Al calor de consignas, flores y de una pequeña marcha por las instalaciones de la Universidad se hizo alusión a la memoria que nunca debemos perder frente a los actos de represión y persecución que se han vivido a lo largo de la historia de la UPN y en general del movimiento estudiantil colombiano.
Como organización saludamos y respaldamos estos espacios considerando el diálogo  un elemento importante para dar solución a los conflictos que vive la comunidad universitaria. Este espacio que se abre ha marcado un avance importante que no sólo permite darle visibilidad y claridad a las problemáticas de nuestra universidad, sino que además permite, por lo menos de forma verbal, dar cabida a la autocrítica, al reconocimiento de los errores y la importancia de re-pensar las formas de hacer de las estudiantes. Por ello creemos que las conclusiones que se dieron en este escenario no pueden perderse en la actual coyuntura y deben, por el contrario, impulsar otros escenarios que busquen consolidar espacios organizativos estables, amplios y auténticamente gremiales.
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Entendiendo que construir un proyecto de universidad que sea coherente con los anhelos de quienes la viven diariamente requiere algo más que la repetición mecánica de formas antiguas de hacer, sin renovarlas o darles nuevos sentidos que den contundencia a las peleas que haya que dar, la comunión alrededor de la palabra permite dibujar nuevas posibilidades de acción. En nuestro caso puntual, como estudiantes, tenemos el reto de avanzar en construir un movimiento fuerte, renovado, amplio, plural y levantado desde abajo; esperando que en próximos escenarios de dialogo e interlocución puedan participar no sólo las organizaciones estudiantiles, grupos semi-clandestinos, organizaciones profesorales y de trabajadoras, sino también procesos gremiales organizados por carreras y facultades, que expresen desde la realidad cotidiana su sentir, y así podamos defender al calor de la reflexión, la organización y la movilización a la UPN y la universidad pública en general.
Lo anterior también plantea una reserva ante el nuevo ciclo que se abre, la cual entiende como positivos los escenarios que permite la actual administración, pero además comprende que desde arriba no se van a solucionar los problemas de la Universidad. Nuestra postura es clara: aunque esta nueva administración pueda ser una gran aliada para potenciar la lucha estudiantil, un proyecto educativo para las de abajo sólo la pueden realizar las de abajo. Es necesario reconocer que el rector tiene una capacidad limitada a comparación de las intenciones que tiene el Gobierno Nacional con su nuevo intento de reforma neoliberal a la educación. No podemos tapar el sol con un dedo, creer que las luchas se acabaron y que el rector se va a encargar de dar solución a todos nuestros problemas.
Finalmente, insistimos en la importancia de crear e impulsar espacios locales en facultades y carreras con el fin de apuntar a procesos gremiales que potencien la organización desde abajo y construyan formas de organización horizontal. Debemos avanzar en la consolidación de Consejos Estudiantiles o formas similares de organización que abran el espacio de la lucha y la organización.
¡Luchar para Estudiar! ¡Estudiar para Luchar!
¡Arriba las que luchan! 

Acción Libertaria Estudiantil (ALE)
 Universidad Pedagógica Nacional
 Noviembre 2014

______________________________________
[1] El uso del femenino es intencional, hace alusión al concepto no sexista de persona, que preferimos frente al concepto individuo, históricamente vinculado a los hombres y la cultura patriarcal.
[2] Colegio que hace parte de la UPN.
[3] Para ampliar esta información se pueden leer y escuchar los siguientes artículos y entrevistas:
“Universidad Pedagógica: estamos trabajando en la convivencia”: http://www.lafm.com.co/audios/universidad-pedagogica-estamos-167598

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