El
movimiento estudiantil siempre se ha caracterizado por hacer uso de la
movilización como herramienta de visibilización de sus demandas. El 16 de
octubre pasado estudiantes de distintas universidades organizados en la Mesa
Amplia Nacional Estudiantil -MANE- volvieron a las calles, en una línea de
continuidad histórica con lo que sucediera hace más de 60 años, cuando el
gobierno del entonces presidente Rojas Pinilla reprimió violentamente al
estudiantado buscando acallar sus reclamos, que aún se mantienen vigentes.
Desde
ese momento el déficit presupuestal, la estigmatización al movimiento
estudiantil, la baja calidad académica y demás “reformas” educativas han estado
a la orden del día. La “reforma” de hoy se llama “Acuerdo por lo superior
2034”, que no es otra cosa que el rencauche de la fallida Reforma a la Ley 30
que llevó al estudiantado a confluir en lo que hoy es la MANE y que en el 2012
logró lo impensado: que el gobierno del presidente Santos echara abajo su
reforma.
Desde
entonces, la MANE se ha configurado como uno de los movimientos más
representativos y de unidad para la historia del movimiento estudiantil
colombiano. Por ello, tras múltiples reuniones, eventos públicos y demás actos,
decidieron salir a las calles de nuevo y el pasado 16 de octubre le recordaron
al pueblo colombiano que su causa aún permanece intacta, que jamás se han ido y
su lucha sigue vigente.
Hay
tres motivos fundamentales por las que los estudiantes salen nuevamente a las
calles: primero, el rechazo a la política educativa del gobierno expresada en
el “Acuerdo por lo Superior 2034”; segundo, la exigencia al gobierno para que
condone la deuda con las universidades públicas del país; y tercero, democracia
y autonomía universitaria. Aunque todas las demandas son importantes, el tema
presupuestal es lo que básicamente tiene a la Educación Superior al filo de la
navaja. Esta deuda tiene sumergida la educación nacional en una grave crisis
que ha afectado no sólo la calidad educativa, sino también su infraestructura.
Baste recordar lo que ocurrió en la sede Bogotá de la insignia Universidad
Nacional de Colombia, cuando el techo de la Facultad de Derecho se vino abajo
el año pasado.
Esta
deuda que reclaman los estudiantes se ha generado porque desde 1992 las
instituciones de Educación Superior han subsistido con el mismo presupuesto,
insuficiente ante la demanda estudiantil. Si bien es cierto que esta demanda no
es la ideal, sí ha aumentado considerablemente desde esa época hasta hoy. El
Estado, pese a que no ha aumentado su presupuesto para la Educación Superior
–ni a la educación pública en general-, sí ha otorgado más responsabilidades a
las instituciones educativas, en términos de calidad y cobertura. Para los
estudiantes la deuda asciende a 12, 5 billones y ante la negativa de parte del
Estado de subsanarla, continúa creciendo y así aumentado el problema
presupuestal.
Otro de
los puntos que movilizó a los estudiantes tiene que ver con la democracia y
autonomía universitaria, punto que afecta dramáticamente la calidad de la
educación. En la actualidad, la comunidad estudiantil no tiene ninguna
participación sobre los contenidos académicos en sus facultades. No tiene una
incidencia real en la elección de sus
directivas, ni en lo que éstas determinan en materia educativa.
Un
claro ejemplo es lo sucedido con la Universidad Nacional y su rector Ignacio
Mantilla, designado por el presidente de la República, violando así cualquier
tipo de participación democrática y por ende la autonomía universitaria.
Estos
elementos hacen que la educación colombiana, según estadísticas
latinoamericanas tales como las pruebas del Programa Internacional para la
Evaluación de Estudiantes –PISA- (en donde Colombia ocupó el no honroso último
lugar en la región), sea considerada como una de las de peor calidad en América
Latina. Por ello los estudiantes exigen que su propuesta de Ley alternativa de
Educación Superior tenga una gran influencia a la hora de hablar de Políticas
Públicas en materia educativa.
Dicha
ley alternativa se configuró como una de las exigencias del paro de 2011. Desde
entonces el proceso de construcción fue arduo: se necesitaron más de ocho
plenarias nacionales y siete comisiones académicas en distintas regiones del
país para construir la propuesta y, aunque fue dejada a un lado por “Todos por
lo Superior”, está lista para ser tenida en cuenta.
Conocer
este recorrido de la lucha estudiantil es importante, no solo para recordar el
por qué de las recientes movilizaciones, sino también para ampliar el espectro
en lo que tiene que ver con la lucha estudiantil liderada por la MANE. Ese
conocimiento es el que le faltó a la revista Semana en su artículo “El regreso
de la MANE a la agenda nacional”, calificado por el Colectivo La Calle
(perteneciente al Proceso Nacional de Identidad Estudiantil) como
“tendencioso”, ya que "la preocupación por la calidad académica jamás debe
ser equiparable con las medidas que toma el Gobierno Nacional para afrontar la
crisis”, según cuestionaron los estudiantes.
Los
convocantes a las próximas movilizaciones estudiantiles esperan que esta vez
también se genere en el país el respaldo logrado en 2011, para así poder
afrontar la nueva batalla que les espera: las demandas de hace más de 60 años y
la exigencia de los acuerdos incumplidos en el último gran paro.
1 comentarios:
CONVOCATORIA A LA INTELECTUALIDAD COLOMBIANA
Asunto: LA ESTRATEGIA DE LAS LUCIÉRNAGAS Ó LAS LUCES PARA SALVAR A COLOMBIA.
INTRODUCCIÓN:
Según una leyenda china, un súbdito del reino es sentenciado a muerte, el rey, en un acto de “magnificencia” opta por darle una oportunidad al reo, y, en una bolsa opaca, ante todo el mundo, coloca dos esferitas negras y una esferita blanca y le dice: si Ud. saca la blanca, será perdonado, si saca una negra, será condenado. El rey da media vuelta y le cambia la esferita blanca por otra negra (no hay salvación). El reo percibe la perfidia del rey, mete la mano a la bolsa, saca una esferita, se la traga y le dice al rey : “si allá quedaron dos esferitas negras, yo saqué la blanca”………….
Moraleja: En toda causa perdida, siempre hay una estrategia de salvación.
El Libertador Simón Bolívar, en carta al Gran General de Ayacucho Antonio José de Sucre, le decía: “Quiero que Ud. sea el Vicepresidente general de la Gran Colombia. Si Ud. rehúsa, yo también lo haré, y todo perecerá en medio de una confusión espantosa” (1) . A la muerte del Libertador, esta premonición se cumplió al pie de la letra: la Gran Colombia se fragmentó en cinco países, Colombia cayó en manos de una élite gobernante que desde entonces hasta nuestros días, ha utilizado el poder para incrementar y defender a perpetuidad sus privilegios a expensas de la explotación y pauperización del pueblo. Cada familia de esta casta se ha creído digna merecedora del poder, y esta concepción desató en el siglo XIX una serie de guerras civiles (once en total). La última en la que participó directamente la aristocracia criolla, fue en la Guerra de los Mil Días. Los bandos opuestos de esta contienda se dieron cuenta que los intereses y principios eran los mismos y dejaron de pelear entre sí, y en su lugar adiestraron al pueblo en el fanatismo, el sectarismo y la intolerancia, para defender los intereses de sus respectivos bandos .Esta nueva concepción condujo a la violencia más cruel y desalmada que se haya visto en Colombia, con un saldo de 30.000 muertos anuales en promedio (desde 1.947 hasta nuestros días). La violencia estatal constituye una de las constantes de nuestra historia de vida republicana.
La premonición del Libertador no se queda ahí, porque: no tener un lugar en el mundo donde vivir con dignidad es estar propenso a desaparecer en medio de la confusión espantosa; y, esta tragedia es la historia de 32 millones de colombianos, de los cuales, 6 millones de desplazados, fueron desterrados de sus tierras y condenados a vivir en condiciones infrahumanas en los tugurios de las ciudades; 4 millones de exiliados en el exterior en busca de medios para subsistir; los 22 millones de personas restantes no poseen los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas (alimento, educación, salud y vivienda).
1 : I. Liévano, Ed. Grijalbo, p. 568, 2.010.
¿Qué será de los 18 millones de colombianos restantes (la clase media) y de Colombia, cuando los E.E.U.U. decidan ejecutarnos por la deuda externa, si nos quitaron a Panamá cuando no se les debía un solo peso; qué no nos quitarán ahora que la deuda externa asciende a 90 mil millones de dólares?, ¿Será que se transan por nuestra Costa Atlántica, por nuestra Costa Pacífica, por la Amazonía, o se llevarán todas ellas a la vez?
PARA VER MÁS, IR A: http://www.monografias.com/trabajos101/convocatoria-intelectualidad-colombiana/convocatoria-intelectualidad-colombiana.shtml
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