A
propósito de las recientes denuncias de abusos del ESMAD a la hora de controlar
las manifestaciones de los campesinos e indígenas a lo largo y ancho de
Colombia, La Otra Orilla entrevistó a Yuri Neira, padre del estudiante de 15
años asesinado en el 2005 y hoy un defensor de DDHH.
El 1 de
mayo de 2005, Nicolás Neira un menor de 15 años que participaba en las marchas
del Día Internacional del Trabajo en el centro de Bogotá, fue golpeado
brutalmente por agentes del ESMAD. Neira falleció 5 días después en la clínica
Jorge Piñeros Corpas bajo el diagnostico de muerte cerebral.
Su
historia se convirtió en un ejemplo de búsqueda de verdad por parte de las
víctimas de la fuerza pública, pero a pesar de la visibilidad del caso y la
persistencia de su padre por justicia, los hechos siguen en total impunidad.
La Otra Orilla : ¿Quién era Yuri Neira antes
de la muerte de Nicolás?
Yo era
un pequeño burgués. Le enseñé a Nicolás a pensar, a leer, a tener conciencia
social. Yo era un defensor de derechos humanos de papel. Miraba en las noticias
que un estudiante fue golpeado y decía: “Qué vaina el estado colombiano…”
pasaba a la siguiente página y veía que “el glorioso Millonarios” ganó – “¡Por
fin ganó, qué chévere!” Entonces así eduqué a Nicolás, lo apoyaba en sus
causas. Él ingresó a muchos movimientos sociales, sus primeros pinos fueron en
el movimiento por los derechos de los animales, leía bastante, me encantaba que
lo hiciera. Al momento de su asesinato estaba leyendo dos libros acerca de la
historia rusa y francesa.
Yo en
cambio era un ejecutivo de cuenta en una compañía de seguros grande. Al mes de
la muerte de Nicolás, me echan de la compañía. No puedo decir nada sobre esta,
porqué me indemnizó por el doble del valor legal, los préstamos me fueron
condonados y el celular corporativo me lo dejaron seis meses más.
Dos
meses después de salir de la empresa, extrañamente, la compañía gana la
licitación de los seguros de la Policía Nacional. Ese fue el motivo real de mi
despido.
El poco
capital que tenía acumulado de 20 años de trabajo, empecé a venderlo y a
rematarlo para trabajar en el caso de de mi hijo. En estos ocho años de
trabajo, no he comprado un par de zapatos, camisas; mis amigos me han regalado
estas prendas. Antes vestía con traje de paño y corbata, la última vez que
vestí así fue en el sepelio de Nicolás.
La Otra Orilla : ¿En qué va el proceso jurídico
del Asesinato de su hijo?
El
proceso se inició en tres líneas: una es la disciplinaria de la cual está a
cargo la Procuraduría General de la nación, lo máximo que puede hacer es multar
o inhabilitar. La línea administrativa es en pesos, el estado es condenado y
paga a la víctima. El tercer proceso es la parte penal, en donde se condena
judicialmente y se priva de la libertad.
A nivel
internacional está la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en donde
multan al Estado y vigilan si la investigación concluyó en un proceso
condenatorio. La otra es la Corte Penal Internacional, quienes investigan y
sancionan al estado Colombiano económicamente para que ellos hagan monumentos
conmemorativos.
Ahora,
inicialmente es destituido e inhabilitado por 10 años el Capitán Julio
Santorrejos quien era el comandante del ESMAD Y el subteniente Edgar Mauricio
Fontano. El procurador Alejandro Ordoñez, alegó que se le habían violado los
derechos constitucionales a estos. Por supuesto el proceso se derrumbó. Tiempo
después se conoció que esos policías estaban implicados en más casos: asesinato
de Oscar Salas y Jhonny Silva. Este capitán es ascendido a mayor de la Policía
Nacional, le entregan la SIJIN del Caquetá y en Enero de 2010, cerca a
Ventaquemada en un retén cae con 103 kilos de cocaína.
En la
parte administrativa sale un primer fallo condenando al estado por un valor que
es realmente ilusorio. Ese valor me lo debían pagar a principios de 2013, pero
manos “maquiavélicas” no me pagan y ni siquiera está en el presupuesto del
2014, me dan un puesto: 337.720. Entonces creo que en el 2020 estarán
pingándome.
En
cuanto al proceso penal, el fiscal 53 de Derechos Humanos Luís Ernesto Ordúz,
no ha hecho absolutamente nada. Hasta hace poco me llamó un investigador del
CTI, quien me comunicó que tenía el caso desde hace 15 días, aunque la orden de
adjudicar un investigador fue dada hace 3 años. En este tiempo han asesinado
bastantes testigos.
Ahora,
hay varios miembros de la policía que han querido hablar sobre el caso. Uno que
está en el proceso del asesinato de Oscar Salas y Nicolás. Ya atentaron contra
la vida de él, y sus abogados decidieron sacarlo del país. En el caso
directamente de Nicolás han asesinado dos policías que estaban dispuestos a
hablar. Buscar la verdad ha sido un proceso difícil y esa búsqueda es la que me
tiene en el exilio.
La Otra Orilla : ¿Cómo llegó al exilio?
Yo
llevo tres exilios. El primero fue en el 2009, yo tenía un Centro Cultural
llamado El Salmón Cultural, me hacen allanamiento señalando que soy célula de
las FARC, que fabrico explosivos y distribuyo armas, llevaron 70 hombres del
DAS, con rifles de asaltos, carro antiexplosivos, perros antiexplosivos, una
tanqueta con ESMAD. Fue tan ilógico este allanamiento, que no enviaron primero
los perros antes de ellos ingresar, sino después de una hora. Se notó que ellos
querían montar las pruebas, llevan a RCN para que registren a un “terrorista de
las FARC”, pero no logran encontrar nada.
Cuando
yo llego al lugar (pues me encontraba en el DAS cuando inicia el allanamiento),
me doy cuenta que jóvenes que participaban en una marcha pro-palestina habían
impedido que se pusieran pruebas para mi detención.
A raíz
de esta situación organizaciones sociales, a través de la ayuda internacional,
me sacan del país. Entonces me voy de exilio a Brasil, pero la tierra tira y la
lucha social también, decido devolverme a Colombia. La situación se puso muy
riesgosa y el año pasado salí nuevamente con un programa asturiano de
Defensores de Derechos Humanos en alto riesgo, estuve aquí (Asturias, España)
por seis meses, me devolví a Colombia, pero la situación siguió bastante
crítica. Digamos que estoy a la deriva, a mi suerte.
La Otra Orilla : A raíz de los hechos
desencadenados en agosto de este año ¿Cómo ve la protesta social en Colombia?
Yo
hablaría más de inconformismo social en Colombia. Pero el pueblo debe aprender
a tener una cultura de protesta social, pues los colombianos protestan por lo
inmediato, lo urgente, mas no lo importante, y las problemáticas continúan.
Debemos protestar y seguir protestando.
La Otra
Orilla : ¿Por qué se siguen presentando los abusos por parte de la Policía
Nacional contra los jóvenes?
Que el
estado en lugar de educación dio armas. El muchacho cuando sale del colegio,
cuando abandona la Baldor, la química, la filosofía, todavía es sano; como
todos los jóvenes: somos locos, de vez en cuando nos gusta tomar, fumar un
porrito, ir de parranda, es algo normal. Lo que no es normal es que les cambien
una Baldor por una 9 milímetros, por un fusil, eso es anormal; que les enseñen
a disparar, a matar, eso es anormal.
¿Quién
les enseña? El estado colombiano, porque ni la Nacional, ni la Pedagógica, ni
la Uniminuto, ninguna de esas universidades enseñan esas vainas. A ellos los
enseñan sicológicamente a través del temor, el miedo o con premios.
La Otra Orilla : ¿Cómo ha sido su trabajo con
el Movimiento Nacional de Victimas de Estado?
El
MOVICE es el movimiento nacional de víctimas de crímenes de estado, en el cual
se agrupan más de 350 organizaciones a nivel nacional e internacional, 27
oficinas en Colombia. También está presente en Argentina, México España y
Bélgica. Actualmente estamos abordando el tema de qué es el exilio. Cómo se ve
el exilio, cómo se trata, y cómo hacer políticamente para que uno no resulte muerto
en vida mientras está en el exilio.
Ha
habido amenazas contra la gente del MOVICE, a las cabezas visibles, llegan
cartas, panfletos, hacen llamadas. El movimiento sigue a pasar de todo eso con
un estoicismo bastante grande, sigue en la lucha para tratar que la impunidad
disminuya. Es un ideal, una ilusión, porque creo que no hay país en el mundo
que no tenga impunidad.
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