Comunicado
del Departamento de Trabajo Social
Bogotá,
Marzo 01 de 2013
Las
profesoras y los profesores del Departamento de Trabajo Social en distintos
espacios de discusión colegiada hemos reflexionado sobre la crítica situación
que afronta la Universidad y las repercusiones negativas de ésta sobre la
actividad docente y la calidad educativa.
El
movimiento de los trabajadores, cuya justeza es indiscutible, expresa una serie
de problemas acumulados y estructurales y debe convocarnos a adelantar un
diálogo profundo y bien informado que permita abordar la situación de la
Universidad en su conjunto, para de esta manera evitar que las labores
académicas se vean abocadas a suspensiones frecuentes por las crisis
recurrentes y situaciones graves que se avizoran si no se toman medidas de
fondo pertinentes.
El
claustro de docentes considera que el problema salarial de los trabajadores
debe ser tratado con diligencia por parte de las directivas y de las entidades
del gobierno comprometidas, pero que sin embargo este no es el único problema
que la coyuntura nos plantea. La tan reiterada crisis de la Universidad se
expresa además en:
1. El
deterioro progresivo de la infraestructura y la dotación del campus
2. La
congelación de la planta docente y administrativa en medio de un crecimiento sostenido
de los programas académicos, de las sedes y del número de estudiantes.
3. Las
nuevas formas de contratación de docentes de planta, estimuladas por el Acuerdo
016 de 2005, la cual genera profundas inequidades salariales.
4. Las
pésimas condiciones salariales de los docentes ocasionales, vinculados con remuneraciones
vergonzosas, por debajo incluso de las llamadas universidades de garaje.
5. La
privatización de los postgrados de la Universidad. Es evidente la existencia de
dos universidades: una pública para los pregrados y una privada para los
postgrados.
6. La
ausencia de una real política de bienestar docente y estudiantil, la
precariedad de becas y estímulos para estudiantes de pregrado y la suspensión
de las llamadas “becas” de postgrado. Ésta última situación, sin una
explicación o información clara por parte de las directivas universitarias.
7. El
crecimiento progresivo y sostenido de “asesores” para los cargos directivos del
nivel nacional, de sedes y de Facultad.
8. La
invisibilización de los cuerpos colegiados en la toma de decisiones
fundamentales para la universidad. Un ejemplo de ello está en el cambio de
exámenes de admisión, asunto definido desde la Vicerrectoría Académica, sin una
discusión suficiente y aprobación explícita del Consejo Académico.
El
listado de problemas puede ser mucho mayor pero todos ellos hablan de una grave
crisis de financiación de la educación superior, de una política gubernamental
que privilegia la cantidad y que mide la gestión por el número de graduados, de
programas ofertados y de sedes funcionando. De una política que concibe la
labor del profesorado como una labor eminentemente docente y que desestimula y
sanciona la investigación y la extensión.
La
crisis también refleja el agotamiento y el deterioro de los espacios académicos
de decisión colectiva, debido al desconocimiento sistemático que las directivas
de la Universidad y que el CSU, hacen de las decisiones tomadas en los
claustros y colegiaturas y en los espacios por excelencia de deliberación de
los asuntos académicos.
Estos
asuntos merecen discusión, por lo que hacemos un llamado a los colegas y
estudiantes para que evitemos la dispersión y procuremos espacios que nos permitan
informarnos, debatir y proponer salidas a la crisis. Todos y todas estamos
preocupados por la suspensión de las actividades académicas, consideramos
además, que los bloqueos no son el mejor mecanismo de presión, pues no permiten
la discusión, afectan procesos que causan costosos e irremediables daños y
provocan tensiones internas que desgastan y desvían la atención sobre lo
realmente importante. Sin embargo, nos preocupa que nuestra “normalidad”,
nuestras rutinas y actividades cotidianas, nos mantengan al margen de los
problemas estructurales de la Universidad, nos hagan cómplices de condiciones
laborales indignantes, de situaciones internas de gran inequidad, y sobre todo
de poner en riesgo el derecho al trabajo digno y a la educación pública de
calidad.
Hacemos
un llamado a las directivas de la Universidad y de las diversas facultades y departamentos
para que convoquen discusiones y labores activas de reflexión sobre la situación
de la Universidad.
Los
profesores y las profesoras proponemos trazar una ruta que nos permita
adelantar múltiples actividades para superar la crisis en cuestión. Entre
ellas:
1.
Sistematizar las alternativas de solución que, desde hace varias décadas,
vienen expresando tanto los estamentos del alma máter como los sectores
sociales e institucionales que la rodean, para resolver las crisis de la
Universidad Nacional de Colombia en particular y de la educación pública en
general.
2.
Crear un grupo de expertos en la Universidad Nacional de Colombia, cuyos
miembros provengan de sus propios estamentos, para que asesoren al rector en la
construcción de una agenda compartida vinculante sobre el presente y el futuro
de la misma.
3.
Crear una comisión que diseñe, ponga en marcha, siga, evalúe y ajuste en el
país acciones de comunicación y formación sobre la situación de la Universidad
Nacional de Colombia en particular y de la educación superior en general que no
sólo sensibilice a la sociedad colombiana en torno a ella sino que la organice
y movilice.
4.
Solicitar a las instancias de planeación del orden nacional y de la ciudad
–Consejo Territorial de Planeación Distrital y Concejo Distrital– ilustración
en torno a los resultados, los efectos y los impactos de las pautas trazadas
por las administraciones distritales en el POT y sus revisiones ulteriores sobre
la Universidad Nacional de Colombia.
5.
Solicitar a los profesores expertos en ordenamiento territorial evaluaciones
sobre la posición y la condición de Universidad Nacional de Colombia en el POT
y sus posteriores revisiones.
El
claustro de docentes del Departamento respalda la labor de los representantes
profesorales, valora sus esfuerzos por informar, convocar y animar la reflexión
y la discusión y rechaza los pronunciamientos desinformados que a la voz de
trinos irresponsables del Rector, piden la renuncia del Representante al CSU
Mario Hernández.
Hacemos
un llamado para que las directivas de la Universidad convoquen a espacios
amplios de discusión, para que informen públicamente sobre la situación de la
Universidad Nacional y presenten sus propuestas y planes para hacer frente a
las mismas. Invitamos a los docentes a evitar las confrontaciones internas y
los animamos a que dinamicen y asistan a espacios de información y diálogo
respetuosos.
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