viernes, 18 de enero de 2013

¿Atentado contra la investigación?

Por: Mariana Escobar Roldán
Cerca de 300 especies de plantas y vegetales que sembraron estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, sede Medellín, resultaron partidas y fumigadas. Aún no se conocen los autores, pero las pérdidas son grandes y la indignación crece.
“Les cortamos todo”. Ese fue el mensaje anónimo que dejaron desconocidos luego de destruir una huerta con 300 especies de plantas y vegetales, que había sido construida por un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Medellín, con fines académicos.
Treinta variedades de frijol de todo el continente, veinte de maíz, seis de tomate, plantas medicinales y ornamentales y árboles maderables nativos fueron rociados con herbicidas y cortados con guadañadoras durante el periodo de vacaciones de la institución, cuando ningún estudiante tenía permiso para entrar a las instalaciones.
Este martes varios miembros que pertenecen al grupo de estudio, trabajo e investigación en agroecología (Graeco) de la Facultad de Ciencias Agrarias, se encontraron con la sorpresa de que, del paisaje verde que habían dejado en diciembre, solo quedaba el recuerdo . “Encontramos pérdidas totales. Todo estaba quemado, dañaron el equilibrio ecológico del suelo y acabaron con el hábitat de aves e insectos. Seguimos sin entender qué pasó”, expresa Juan Diego Cano, coordinador del equipo.
Desde hace cinco años el grupo venía trabajando en una huerta donde cultivaban semillas orgánicas que recibían de comunidades de Colombia y otros países del continente, como México, Bolivia y Perú. Con lo aprendido, los estudiantes capacitaban a comunidades indígenas y campesinas que querían aprender técnicas agrarias alternativas, sin el uso de químicos y pesticidas.
El ecosistema tenía como principios el uso sostenible del agua y del suelo y el estímulo de la soberanía alimentaria. Varias tesis de grado y proyectos resultaron de este ejercicio, como el que vienen realizando en la Comuna 8 de Medellín, específicamente en el Cerro Pan de Azúcar, con la comunidad de desplazados Pinares de Oriente, quienes están aprendiendo sobre agricultura urbana, agroecología y mejoramiento del hábitat.
Según Cano, hace cinco años el comité de Planeación de la Universidad les había otorgado un permiso para trabajar en el área donde se ubica la huerta, por eso no entienden qué pudo haber sucedido, y afirma que ninguno de los miembros del grupo fue notificado de que se fueran a cortar y a fumigar sus plantas.
El vicerrector encargado de la Nacional Medellín, Carlos Mario Sierra, afirma que desconoce quién destruyó las plantas y que a su despacho no ha llegado ninguna denuncia al respecto, aunque reconoce que durante las vacaciones sí se desarrollaron actividades de mantenimiento de las zonas verdes, como la limpieza de maleza. Sin embargo, advierte que siempre se respetan los cultivos experimentales. “Vamos a hacer las averiguaciones pertinentes y la próxima semana, cuando se reinicien las actividades, vamos a escuchar a los estudiantes y a aclarar la situación”, dijo.
Hace un año, el proyecto Jardín Botánico de la Capilla, también de la Nacional de Medellín, pasó por una situación similar: cien especies de plantas fueron destruidas sin previo aviso por miembros de servicios generales de la institución. Las directivas reconocieron su error y se comprometieron a fortalecer el trabajo del grupo, pero un año después, a principios de diciembre de 2012, ocurrió lo mismo y, por suerte, una estudiante registró la destrucción en video. Servicios generales argumentó que se había solicitado previamente el permiso de los estudiantes para cortar algunas plantas.
“Es un panorama muy desalentador. Nosotros no estábamos haciendo nada malo. Tratábamos de hacer un manejo ecológico de las especies vegetales, el agua y el suelo. Ahora nos va a tocar muy difícil porque erradicaron con herbicida y eso destruye hasta las raíces”, lamentó Cano.
Los estudiantes quieren pedir indemnización, ya que en la huerta había recursos de la misma Universidad, del municipio de Medellín y de organizaciones como la Red de Agricultura Biológica de Colombia, Penca de Sábila y la Corporación para la Investigación y el Ecodesarrollo Regional. Por ahora, tendrán que esperar hasta la próxima semana, cuando se reanudan las actividades del plantel.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

En la Sede Bogotá sucedio lo mismo, varias veces, en varios espacios, legales todos. Está cuando la Universidad borrará con las patas lo que hace con sus miles de manos soñadoras todas

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