Por:
Mariana Escobar Roldán
Cerca de 300 especies de plantas y vegetales
que sembraron estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad
Nacional, sede Medellín, resultaron partidas y fumigadas. Aún no se conocen los
autores, pero las pérdidas son grandes y la indignación crece.
“Les cortamos todo”. Ese fue el mensaje
anónimo que dejaron desconocidos luego de destruir una huerta con 300 especies
de plantas y vegetales, que había sido construida por un grupo de estudiantes
de la Universidad Nacional de Medellín, con fines académicos.
Treinta
variedades de frijol de todo el continente, veinte de maíz, seis de tomate,
plantas medicinales y ornamentales y árboles maderables nativos fueron rociados
con herbicidas y cortados con guadañadoras durante el periodo de vacaciones de
la institución, cuando ningún estudiante tenía permiso para entrar a las
instalaciones.
Este
martes varios miembros que pertenecen al grupo de estudio, trabajo e
investigación en agroecología (Graeco) de la Facultad de Ciencias Agrarias, se
encontraron con la sorpresa de que, del paisaje verde que habían dejado en
diciembre, solo quedaba el recuerdo . “Encontramos pérdidas totales. Todo
estaba quemado, dañaron el equilibrio ecológico del suelo y acabaron con el
hábitat de aves e insectos. Seguimos sin entender qué pasó”, expresa Juan Diego
Cano, coordinador del equipo.
Desde
hace cinco años el grupo venía trabajando en una huerta donde cultivaban
semillas orgánicas que recibían de comunidades de Colombia y otros países del
continente, como México, Bolivia y Perú. Con lo aprendido, los estudiantes
capacitaban a comunidades indígenas y campesinas que querían aprender técnicas
agrarias alternativas, sin el uso de químicos y pesticidas.
El
ecosistema tenía como principios el uso sostenible del agua y del suelo y el
estímulo de la soberanía alimentaria. Varias tesis de grado y proyectos
resultaron de este ejercicio, como el que vienen realizando en la Comuna 8 de
Medellín, específicamente en el Cerro Pan de Azúcar, con la comunidad de
desplazados Pinares de Oriente, quienes están aprendiendo sobre agricultura
urbana, agroecología y mejoramiento del hábitat.
Según
Cano, hace cinco años el comité de Planeación de la Universidad les había
otorgado un permiso para trabajar en el área donde se ubica la huerta, por eso
no entienden qué pudo haber sucedido, y afirma que ninguno de los miembros del
grupo fue notificado de que se fueran a cortar y a fumigar sus plantas.
El
vicerrector encargado de la Nacional Medellín, Carlos Mario Sierra, afirma que
desconoce quién destruyó las plantas y que a su despacho no ha llegado ninguna
denuncia al respecto, aunque reconoce que durante las vacaciones sí se
desarrollaron actividades de mantenimiento de las zonas verdes, como la
limpieza de maleza. Sin embargo, advierte que siempre se respetan los cultivos
experimentales. “Vamos a hacer las averiguaciones pertinentes y la próxima
semana, cuando se reinicien las actividades, vamos a escuchar a los estudiantes
y a aclarar la situación”, dijo.
Hace un
año, el proyecto Jardín Botánico de la Capilla, también de la Nacional de
Medellín, pasó por una situación similar: cien especies de plantas fueron
destruidas sin previo aviso por miembros de servicios generales de la
institución. Las directivas reconocieron su error y se comprometieron a
fortalecer el trabajo del grupo, pero un año después, a principios de diciembre
de 2012, ocurrió lo mismo y, por suerte, una estudiante registró la destrucción
en video. Servicios generales argumentó que se había solicitado previamente el
permiso de los estudiantes para cortar algunas plantas.
“Es un
panorama muy desalentador. Nosotros no estábamos haciendo nada malo. Tratábamos
de hacer un manejo ecológico de las especies vegetales, el agua y el suelo.
Ahora nos va a tocar muy difícil porque erradicaron con herbicida y eso
destruye hasta las raíces”, lamentó Cano.
Los
estudiantes quieren pedir indemnización, ya que en la huerta había recursos de
la misma Universidad, del municipio de Medellín y de organizaciones como la Red
de Agricultura Biológica de Colombia, Penca de Sábila y la Corporación para la
Investigación y el Ecodesarrollo Regional. Por ahora, tendrán que esperar hasta
la próxima semana, cuando se reanudan las actividades del plantel.
1 comentarios:
En la Sede Bogotá sucedio lo mismo, varias veces, en varios espacios, legales todos. Está cuando la Universidad borrará con las patas lo que hace con sus miles de manos soñadoras todas
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