Ibagué, 24 de Noviembre de 2012
Doctor:
JOSÉ HERMAN MUÑOZ ÑUNGO
RECTOR
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
Respetado doctor:
Somos una organización de estudiantes de la Universidad del Tolima, adscrita a la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia (FEU-Colombia), cuyo foco de trabajo se expresa en el desarrollo de un ejercicio comunicativo disidente al de los medios más prominentes de la región y el país, así como en la escenificación de las determinaciones de la FEU-Colombia en la universidad, impulsando sus apuestas e iniciativas más importantes en torno a una educación para la segunda y definitiva independencia.
A comienzos de Octubre, por medio de la Vicerrectoría de Desarrollo Humano de la universidad, nos notificaron de un encuentro en que participaría Usted y las expresiones organizadas de los estudiantes de la UT. Posteriormente, y con motivo a una interlocución tendiente a esclarecer la participación de los estudiantes en el VI Plenario de la MANE, Libardo Vargas Celemín, Vicerrector de Desarrollo Humano, nos informó que dicho encuentro ya no se realizaría con la totalidad de agrupaciones en pleno, sino entre Usted y cada grupo.
Independiente del llamado al cual nos convocaron, creemos inoportuno un encuentro con Usted en las esas anteriores condiciones. Desde nuestro ángulo, la situación de la Universidad del Tolima merecer abordarse de cara al estudiantado, los profesores y los trabajadores, y no tratarse de forma cerrada, en recintos aislados o al margen del más desinteresado de la universidad. Por lo tanto, consideramos que un diálogo en los marcos planteados, reduciría el debate a unos pocos y, en particular, excluiría a quienes diariamente viven y sienten la crisis de la UT.
Por esta razón, y más allá de negarnos a asistir a una reunión con Usted, creemos pertinente un diálogo, pero en otras condiciones. Como su propuesta es reunirnos a espaldas de los actores sociales de la universidad, le proponemos un intercambio epistolar de cara a los estudiantes, profesores y trabajadores; es decir, un diálogo que no se lo lleve el viento, que quedé impreso en el papel cuando cada quien lo quiera y que reconstruya el debate en la universidad.
En aras de comenzar este intercambio, consideramos importante saber su lectura frente a la crisis financiera de la universidad y qué propone para superarla. Insistimos en este asunto, porque los ingresos del Estado financian cerca de la mitad del presupuesto de funcionamiento de la UT y han avocado a la generación de recursos propios por medio de matriculas elevadas, costosos postgrados, venta de servicios y otros, los cuales limitan a quienes intentan terminar una carrera en la UT, o excluyen a quienes aspiran ingresar a la educación superior.
En este marco, nos interesa analizar las otras consecuencias del desfinanciamiento estatal, en particular el deterioro de la política de bienestar. No es un secreto que las posibilidades ofrecidas por la universidad para los estudiantes de otros municipios y para quienes no pueden mantenerse plenamente en la UT, se han visto golpeadas por las tendencias educativas actuales. Por consiguiente, una exploración no solo de las razones, sino de sus posibilidades en estos momentos, merece de la atención de los universitarios.
Finalmente, y sin pretender agotar los temas del diálogo, queremos cerrar nuestra propuesta con otro problema que merece suma reflexión: la calidad académica. Tras el crecimiento exagerado de la universidad durante los últimos 15 años, la búsqueda del conocimiento se deterioró: el número de maestros dedicados exclusivamente a esa tarea no creció, las ayudas didácticas se quedaron en el tablero y el marcador, la actualización pedagógica de los docentes se extinguió y las aulas adecuadas para los procesos de enseñanza y aprendizaje se congelaron en el tiempo. Junto a esto, los procesos de acreditación cercenaron los programas, redujeron los campos de conocimiento y limitaron el tiempo de la presencialidad en la universidad. ¿Qué piensa al respecto? De cara a las tendencias predominantes en materia educativa, ¿Cómo garantizar la búsqueda incesante del conocimiento, como lo planteó Carlos Gaviria Díaz?
Esperamos de su entera disposición y atención para iniciar este diálogo, y que en lo posible no lleve a escenarios con los estamentos constitutivos de la universidad.
Atentamente:
AGENCIA ESTUDIANTIL DE PRENSA, AEP
Adscrita a la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia, FEU-Colombia
Doctor:
JOSÉ HERMAN MUÑOZ ÑUNGO
RECTOR
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
Respetado doctor:
Somos una organización de estudiantes de la Universidad del Tolima, adscrita a la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia (FEU-Colombia), cuyo foco de trabajo se expresa en el desarrollo de un ejercicio comunicativo disidente al de los medios más prominentes de la región y el país, así como en la escenificación de las determinaciones de la FEU-Colombia en la universidad, impulsando sus apuestas e iniciativas más importantes en torno a una educación para la segunda y definitiva independencia.
A comienzos de Octubre, por medio de la Vicerrectoría de Desarrollo Humano de la universidad, nos notificaron de un encuentro en que participaría Usted y las expresiones organizadas de los estudiantes de la UT. Posteriormente, y con motivo a una interlocución tendiente a esclarecer la participación de los estudiantes en el VI Plenario de la MANE, Libardo Vargas Celemín, Vicerrector de Desarrollo Humano, nos informó que dicho encuentro ya no se realizaría con la totalidad de agrupaciones en pleno, sino entre Usted y cada grupo.
Independiente del llamado al cual nos convocaron, creemos inoportuno un encuentro con Usted en las esas anteriores condiciones. Desde nuestro ángulo, la situación de la Universidad del Tolima merecer abordarse de cara al estudiantado, los profesores y los trabajadores, y no tratarse de forma cerrada, en recintos aislados o al margen del más desinteresado de la universidad. Por lo tanto, consideramos que un diálogo en los marcos planteados, reduciría el debate a unos pocos y, en particular, excluiría a quienes diariamente viven y sienten la crisis de la UT.
Por esta razón, y más allá de negarnos a asistir a una reunión con Usted, creemos pertinente un diálogo, pero en otras condiciones. Como su propuesta es reunirnos a espaldas de los actores sociales de la universidad, le proponemos un intercambio epistolar de cara a los estudiantes, profesores y trabajadores; es decir, un diálogo que no se lo lleve el viento, que quedé impreso en el papel cuando cada quien lo quiera y que reconstruya el debate en la universidad.
En aras de comenzar este intercambio, consideramos importante saber su lectura frente a la crisis financiera de la universidad y qué propone para superarla. Insistimos en este asunto, porque los ingresos del Estado financian cerca de la mitad del presupuesto de funcionamiento de la UT y han avocado a la generación de recursos propios por medio de matriculas elevadas, costosos postgrados, venta de servicios y otros, los cuales limitan a quienes intentan terminar una carrera en la UT, o excluyen a quienes aspiran ingresar a la educación superior.
En este marco, nos interesa analizar las otras consecuencias del desfinanciamiento estatal, en particular el deterioro de la política de bienestar. No es un secreto que las posibilidades ofrecidas por la universidad para los estudiantes de otros municipios y para quienes no pueden mantenerse plenamente en la UT, se han visto golpeadas por las tendencias educativas actuales. Por consiguiente, una exploración no solo de las razones, sino de sus posibilidades en estos momentos, merece de la atención de los universitarios.
Finalmente, y sin pretender agotar los temas del diálogo, queremos cerrar nuestra propuesta con otro problema que merece suma reflexión: la calidad académica. Tras el crecimiento exagerado de la universidad durante los últimos 15 años, la búsqueda del conocimiento se deterioró: el número de maestros dedicados exclusivamente a esa tarea no creció, las ayudas didácticas se quedaron en el tablero y el marcador, la actualización pedagógica de los docentes se extinguió y las aulas adecuadas para los procesos de enseñanza y aprendizaje se congelaron en el tiempo. Junto a esto, los procesos de acreditación cercenaron los programas, redujeron los campos de conocimiento y limitaron el tiempo de la presencialidad en la universidad. ¿Qué piensa al respecto? De cara a las tendencias predominantes en materia educativa, ¿Cómo garantizar la búsqueda incesante del conocimiento, como lo planteó Carlos Gaviria Díaz?
Esperamos de su entera disposición y atención para iniciar este diálogo, y que en lo posible no lleve a escenarios con los estamentos constitutivos de la universidad.
Atentamente:
AGENCIA ESTUDIANTIL DE PRENSA, AEP
Adscrita a la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia, FEU-Colombia
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