La lucha por evitar que las
edificaciones de la Universidad Nacional se vengan abajo ha llevado a su
rector, Ignacio Mantilla, a rebuscarse por todos lados las fuentes de
financiación necesarias para intervenir, cuanto antes, los más de 70 edificios
que se están cayendo y algunos, como el edificio central de la Facultad de
Artes, deben ser reconstruidos debido a que su actual estado representa un
peligro para sus ocupantes.
Para ello ha gestionado para que el Congreso le apruebe recaudar dineros a través de una estampilla.
Hace cinco meses, con fotografías en mano, el rector demostró cómo el suelo inestable y la falta de mantenimiento de la sede en Bogotá tienen a punto de dejar sin salones y auditorios a cerca de cuarenta mil personas, entre estudiantes, profesores, administrativos y visitantes que habitan a diario el campus.
Aunque Mantilla ya ha dicho que la falta de dinero para el mantenimiento de la planta física tendrá una solución de fondo cuando se dé una reestructuración del modelo de financiación que el Gobierno aplica a las universidades públicas, también es consciente de que esa discusión tomará tiempo y que muchos de los edificios requieren atención inmediata.
Es por eso que ante la Comisión Tercera del Senado y con el apoyo de los senadores Roy Barreras y Carlos Ferro, se acaba de radicar un proyecto de ley con el que la rectoría pretende superar esta crisis. La propuesta busca crear una estampilla pro Universidad Nacional para recoger, en un plazo de 10 años, $1 billón para mejoramiento, reforzamiento, ampliación y dotación de la infraestructura física.
“La idea es que quienes firmen contratos para construir obras de orden nacional hasta por mil millones entreguen el 0,5% de ese valor a la Universidad Nacional a través de esta estampilla. Los proyectos de hasta tres mil millones un 1% y los que superen los tres mil hasta un 2%. Sabemos que cuando se debata en el Congreso podrán negociarse esos porcentajes” explicó el rector.
De ser aprobada la ley, Mantilla buscará, quizá con el Banco Interamericano de Desarrollo, un préstamo que le permitiría intervenir la planta de manera inmediata, “la ley sería el soporte con el que sabremos que podemos pagar el préstamo”.
Este proyecto es un esfuerzo más de la rectoría por visibilizar la dramática situación. El 16 de agosto, haciéndole un llamado directo al Gobierno, Mantilla firmó, junto a 18 exrectores, una carta dirigida al presidente Juan Manuel Santos, en la que le expresaron su preocupación por la “ruinosa situación física del campus”, alegando que bajo las condiciones actuales la universidad pública más importante del país no tendría cómo garantizar educación de calidad para sus estudiantes. Los rectores advirtieron que se necesitarían $2 billones para levantar nuevamente la universidad, ya que el 90% de sus instalaciones no se adecúan a las normas de sismorresistencia.
Lo preocupante es que esa cifra supera por mucho el presupuesto general de la Universidad, que a 2012 estuvo cerca de los $1,3 billones.
Para ello ha gestionado para que el Congreso le apruebe recaudar dineros a través de una estampilla.
Hace cinco meses, con fotografías en mano, el rector demostró cómo el suelo inestable y la falta de mantenimiento de la sede en Bogotá tienen a punto de dejar sin salones y auditorios a cerca de cuarenta mil personas, entre estudiantes, profesores, administrativos y visitantes que habitan a diario el campus.
Aunque Mantilla ya ha dicho que la falta de dinero para el mantenimiento de la planta física tendrá una solución de fondo cuando se dé una reestructuración del modelo de financiación que el Gobierno aplica a las universidades públicas, también es consciente de que esa discusión tomará tiempo y que muchos de los edificios requieren atención inmediata.
Es por eso que ante la Comisión Tercera del Senado y con el apoyo de los senadores Roy Barreras y Carlos Ferro, se acaba de radicar un proyecto de ley con el que la rectoría pretende superar esta crisis. La propuesta busca crear una estampilla pro Universidad Nacional para recoger, en un plazo de 10 años, $1 billón para mejoramiento, reforzamiento, ampliación y dotación de la infraestructura física.
“La idea es que quienes firmen contratos para construir obras de orden nacional hasta por mil millones entreguen el 0,5% de ese valor a la Universidad Nacional a través de esta estampilla. Los proyectos de hasta tres mil millones un 1% y los que superen los tres mil hasta un 2%. Sabemos que cuando se debata en el Congreso podrán negociarse esos porcentajes” explicó el rector.
De ser aprobada la ley, Mantilla buscará, quizá con el Banco Interamericano de Desarrollo, un préstamo que le permitiría intervenir la planta de manera inmediata, “la ley sería el soporte con el que sabremos que podemos pagar el préstamo”.
Este proyecto es un esfuerzo más de la rectoría por visibilizar la dramática situación. El 16 de agosto, haciéndole un llamado directo al Gobierno, Mantilla firmó, junto a 18 exrectores, una carta dirigida al presidente Juan Manuel Santos, en la que le expresaron su preocupación por la “ruinosa situación física del campus”, alegando que bajo las condiciones actuales la universidad pública más importante del país no tendría cómo garantizar educación de calidad para sus estudiantes. Los rectores advirtieron que se necesitarían $2 billones para levantar nuevamente la universidad, ya que el 90% de sus instalaciones no se adecúan a las normas de sismorresistencia.
Lo preocupante es que esa cifra supera por mucho el presupuesto general de la Universidad, que a 2012 estuvo cerca de los $1,3 billones.
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