viernes, 14 de septiembre de 2012

Cumpliendo la tarea



[Respuesta al editorial de El Tiempo del 8 de septiembre "La tarea Pendiente". Nota de P.U.]
En el marco de la defensa de la educación como derecho y la construcción de una propuesta alternativa para la Educación Superior, el pasado 5 de septiembre se llevó a cabo la Jornada Nacional de Movilización “Carnaval de comparsas contra el conejo de Santos a la educación”, una creativa iniciativa que logró convocar a miles de estudiantes, profesores, trabajadores, padres y madres de familia y ciudadanos del común de todo el país, para manifestarse en las calles contra el incumplimiento de los compromisos hechos por el gobierno del presidente Santos.

La jornada se destacó por la masiva participación estudiantil que logró colmar la Plaza de Bolivar, mediante la movilización artística y creativa. La jornada resultó un éxito por su orden, claridad y capacidad de seguir interpelando a la sociedad y al gobierno con la protesta y los argumentos. El debate académico y el espíritu verdaderamente democrático nos han caracterizado, y todo el país ha sido testigo de nuestra determinación por conseguir un derecho justo a través de la participación colectiva.

Las marchas estudiantiles no se convocan por ambición o ingenuidad del movimiento, obedecen a un juicioso análisis de la profunda crisis que padece el sistema universitario colombiano a lo largo y ancho del país. El ultimo estudio de los rectores de las universidades públicas sitúa el déficit acumulado del sistema estatal por encima de los 11 billones de pesos. La urgente necesidad de recursos no es cuento chino, los edificios se están cayendo, los profesores de planta son en algunos casos inexistentes, el desmonte del bienestar universitario es evidente y la busqueda de recursos propios desnaturaliza la academia. La lista de manifestaciones de la crisis es larga y desalentadora.

Si en la pública llueve en la privada no escampa. Los estudiantes y sus familias se ven forzados a tomar onerosos créditos financieros para pagar las altas matriculas, no viven una situación fácil. Los créditos del ICETEX provenientes de líneas de endeudamiento del Banco Mundial, terminan beneficiando al capital financiero transnacional y cercenando las esperanzas de millones de colombianos cuyo único futuro es trabajar 20 o 30 años ganando salarios de 1,3 millones en promedio cuando se gradúan, para pagar una deuda en muchos casos superior a los 40 o 50 millones de pesos durante 15 a 20 años. Esto, cuando se logra conseguir empleo. Estas realidades, que hacen parte de la cotidianidad de la comunidad universitaria, brillan por su ausencia en los análisis de los editorialistas de EL TIEMPO.

Desafortunadamente para el país, la causa de la crisis estructural de la educación superior tiene sus orígenes en la apertura económica y la Ley 30 de 1992. En 20 años las universidades públicas pasaron de recibir 86 pesos de cada 100 en 1992, a recibir menos de 50 por cada 100 pesos en 2012, esa es la principal razón del derrumbe de la infraestructura, los profesores contratados a destajo en claro detrimento de la calidad educativa, la tercerización laboral de los trabajadores, los laboratorios de los años 60s, y demás expresiones de la desidia estatal con sus universidades. Afirmar que las consignas contra el neoliberalismo constituyen elementos “nuevos” que no habían sido agitados por este movimiento estudiantil constituye o bien desinformación deliberada por parte del periódico o desconocimiento de los planteamientos del movimiento en el mejor de los casos, pues el rechazo a incluir la educación en los tratados de libre comercio hace parte del primer punto del Programa Mínimo de los Estudiantes, así como muchas consignas que dibujan la necesidad de un nuevo rumbo para la educación en Colombia.

El movimiento estudiantil encabezado por la MANE no solo se trazó la tarea de tumbar una reforma que profundizaba la crisis actual, ademas empeño su palabra con la sociedad, y ha cumplido, pues a diferencia del gobierno, los estudiantes estamos convencidos de la necesidad de replantear el modelo educativo del país, no estableciendo un sistema exclusivamente público, como lo afirma tendenciosamente EL TIEMPO, sino fortaleciendo la oferta pública para que la oferta privada pase de ser una obligación a una opción.

Este es un movimiento estudiantil que esta dispuesto a sacudir el tronco de la ley 30 para que se desgajen las podridas estructuras que tienen a la universidad pública en la crisis más grave de su historia reciente. Sabemos que no es tarea fácil, hay un pulso entre dos concepciones. Por una parte quienes ven en la demanda educativa una oportunidad de negocio y por otra quienes concebimos la educación superior como bien común y derecho fundamental, como un asunto de carácter nacional, que no busque rentabilidad financiera sino social y que promueva el desarrollo del país en todos los aspectos.

Mientras tanto ya no solo el movimiento estudiantil, sino la comunidad universitaria avanza en la construcción amplia, democrática y participativa de una propuesta alternativa de educación superior que logre cambiar el rumbo actual para con ello alcanzar un verdadero sistema público, con financiación estatal adecuada, respeto por la autonomía universitaria, calidad educativa y excelencia académica, y que le sirva a Colombia para avanzar hacia un país con Soberanía, Democracia y Paz.

El 17 de Octubre, con la presentación pública del borrador de la propuesta alternativa de ley, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil convocará una vez más a todos los defensores y defensoras de la educación como derecho para que en las calles le contemos al mundo que en Colombia hay una generación dispuesta a transformar la educación superior y con ella su país.

Comisión de Voceros Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE-

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