miércoles, 28 de marzo de 2012

Análisis de la UN-Medellín 2012


La Universidad Nacional de Colombia-Sede Medellín, al igual que la gran mayoría de universidades públicas del país, afronta grandes dificultades en distintas materias; algunas ligadas directamente con el contexto nacional y otras que han surgido producto de ciertas dinámicas locales. El texto que a continuación presentamos, pretende mostrar en forma resumida algunas de las problemáticas que se viven a diario en nuestro campus
En primera medida (y teniendo en cuenta que de aquí se desprenden muchos de los otros problemas), es importante hablar del tema de recursos y financiamiento. Consecuentemente con la situación financiera del grueso de las universidades públicas del país, la UN Sede Medellín tiene graves problemas presupuestales: los aportes estatales no son suficientes para suplir las exigencias que se hacen en cuanto a aumento en cobertura e investigación, y además de esto, no subsanan la deuda que el Estado tiene con la base presupuestal de la Universidad.
De este problema se desprenden muchos otros como por ejemplo, el aumento de los costos de matrícula, la necesidad de vender la investigación y extensión como servicios etc.
En lo que tiene que ver con bienestar universitario, este ha sido reducido a la realización de campañas preventivas que abandonan el apoyo real a los estudiantes, de la misma forma en que los altos precios de las cafeterías contrastan con la prohibición de las ventas ambulantes, las cuales representaban económicamente para muchos una ayuda importante; para asegurarse de esto la vicerrectoría, bajo su política de “Universidad Saludable” creo “promotores de convivencia”, programa que ofrece una ayuda económica a los estudiantes que tenían estas ventas.
Además de esto y como ocurre en otras sedes de la Nacho, los escenarios para el deporte y la cultura han sido entregados en concesión a grandes empresas. En la sede Medellín varias de las canchas son alquiladas a las escuelas del Atlético Nacional, las canchas y la piscina son administradas por la caja de compensación COMFAMA, quienes hacen uso de estos escenarios para los eventos y en los horarios que ellos dispongan, generando problemas a los miembros de la comunidad universitaria que aprovechan estos espacios.
Otros problemas del “bienestar universitario” son la reducción de la población beneficiada con el tiquete estudiantil, el recorte de presupuesto para los grupos deportivos y culturales, la reducción de los cupos de las residencias estudiantiles y la venta de varias de estas casas, que ahora funcionan bajo la modalidad de alquiler, siendo una clara muestra de la desaparición paulatina de los bienes que le sirven a la comunidad universitaria.
Últimamente también ha habido reducciones progresivas a las rutas de buses, tanto en cantidad de vehículos como en trayecto, lo cual hace pensar que esta ayuda tenderá con el paso del tiempo a desaparecer y a generar graves perjuicios a las personas para las cuales este es el único medio que tienen para transportarse de la U a sus hogares.
Uno de los más graves problemas que afronta la sede en lo que tiene que ver con bienestar universitario, es el que se viene presentando hace unos días con la guardería-escuela de la U. Este espacio, que brinda educación a 120 niños de la comunidad universitaria, quiere ser entregado por la vicerrectoría al municipio de Medellín, para que sea esta entidad la responsable de la educación de estos pequeños.
La mala administración de la escuela (propiciada por las mismas directivas universitarias) es la excusa con la que se pretende acabar de tajo este espacio.
Ligando este tema con lo académico, es evidente como es cada vez más problemático conseguir apoyo por parte de la Universidad tanto para las salidas de campo (que vienen siendo minimizadas), como para la asistencia a congresos, seminarios, etc. Además de esto se ha reducido el número de monitorias y ayudas académicas para los estudiantes.
Otro de los ejes problemáticos en la Universidad es la infraestructura. En nuestra sede vienen desarrollándose, desde hace algún tiempo, varios proyectos de infraestructura, con los cuales se han estado remodelando los espacios administrativos, ampliando los parqueaderos etc., sin resolver los graves problemas de hacinamiento en las aulas de clase, ni los problemas que aquejan varias de las estructuras de la sede. Empeora la situación que varias de las remodelaciones se lleven a cabo en horas de clase, irrumpiendo con fuertes ruidos el curso de estas.
Además, debido a una deuda contraída por la Universidad con la Alcaldía de Medellín por concepto de impuesto predial, se han tenido que entregar algunos terrenos de la Facultad de Minas, que ahora hacen parte de una ampliación vial de la ciudad. Para “aliviar” la situación financiera de la sede se están poniendo en venta varios predios con los que la institución cuenta, y que eran utilizados en las salidas de campo de los estudiantes de diferentes carreras. Una vez más, la subutilización de estos espacios es presentada como la excusa para deshacerse de ellos.
Otro de los puntos álgidos que tiene gran relevancia para un análisis de la situación de la sede, es la relación de la administración con la comunidad universitaria.
Durante el pasado periodo de vacaciones, la administración, impuso su definición de “estética”, y pintó de gris todos los muros del campus, y acabó con las plantas de “La Capilla”, un jardín botánico que se ha construido en la sede, borrando así la memoria histórica que habitaba en ellos y coartando el derecho de los estudiantes a la libre expresión.
Bajo esta misma línea, el personal de la vigilancia privada(?), ahora se la pasa caminando por el campus, vestida de civil, y haciendo que resulte confuso distinguir entre un vigilante y una persona como cualquier otra al interior del campus.
Por otro lado, esta misma administración, esta vez desde Bienestar Universitario, muestra la “cara amable”, una cara que invita a los estudiantes a pintar de nuevo los muros, financiando incluso los materiales e institucionalizando una práctica que desde hace años es una de las representaciones de la libre expresión de los estudiantes, una cara que con el programa de “Universidad Saludable” pretende construir un imaginario donde como ellos dicen la UN sea “territorio de sana convivencia”, una cara de una administración que se muestra proclive a cumplir las exigencias hechas por la asamblea de estudiantes para levantar el paro del semestre pasado, y que tienen que ver con la realización de diferentes actividades que van en pro de la construcción del nuevo proyecto de ley de educación superior.
Todas estas cosas, dan muestra de la doble moral con que las directivas universitarias afrontan las situaciones: intentando mostrarse amables, democráticos, cuando en realidad sus acciones están a favor de consolidar ese modelo de universidad que tanto quiere el gobierno de nuestro país, de esas universidades donde se reproducen burócratas, donde nadie piense, y donde todos callen.
Ante esto, vale decir que en la UN todavía existimos estudiantes que resistimos diariamente ante este panorama, y que pensamos y estamos convencidos de que es necesario seguir luchando, construyendo y creando alternativas que permitan que esa nueva educación se viva desde cada rincón y en cada una de las Universidades.
Universidad Pública Resiste 

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