Andrea Linares Gómez
Capital privado podría crear instituciones de educación con ánimo de lucro.
Esta semana, el Gobierno ratificó su deseo de permitir el lucro en la educación superior privada, pues en este momento las universidades pueden obtener recursos para reinvertirlos, pero no para favorecer a un tercero.
La creación de entidades con este fin hace parte del proyecto gubernamental de reforma a la Ley 30 de educación superior y ya ha recibido varias críticas.
Lo positivo
'Va a haber más cobertura y diversidad en la formación'
La idea de incorporar instituciones con ánimo de lucro viene desde el 2003, afirmó el viceministro de Educación Superior, Javier Botero. Aseguró que el objetivo de atraer recursos privados al sector es el de que más jóvenes puedan graduarse en la educación superior. Empresas privadas, nacionales y extranjeras podrán crear instituciones con ánimo de lucro o inyectar su capital a entidades educativas sin ánimo de lucro para generar rentabilidad. Estas instituciones tendrán una licencia temporal para funcionar, que será renovable cada cinco años, hasta que obtengan una acreditación institucional de alta calidad. "Con este control van a esforzarse por ofrecer calidad y por ser más eficientes en sus procesos", dijo.
Botero sostuvo que el Gobierno proyecta que el ocho por ciento del crecimiento en la cobertura en los próximos años esté dado por estas instituciones.
"Con la entrada de este dinero va a haber diversidad de instituciones que formen más técnicos, tecnólogos y profesionales en diferentes áreas", agregó. También, metodologías más flexibles y programas virtuales para llegarles a los menores de 30 años que no han podido ingresar a la educación superior. "Serán garantes de los créditos educativos de sus estudiantes, es decir, asumirán el pago de buena parte del crédito si alguno deserta", agregó.
Los riesgos
'Ofrecen programas de mediana calidad'
"En el resto del mundo, estas instituciones ofrecen programas de mediana calidad, por no decir baja, y el balance costo-beneficio los obliga a ofrecer carreras baratas", afirmó Moisés Wasserman, rector de la Universidad Nacional y vicepresidente de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún).
Agregó que hay riesgos evidentes y que usualmente estas instituciones con ánimo de lucro crean carreras que no contemplan las necesidades importantes del país. Es posible que no se focalicen en ciencias básicas ni en ciencias agrícolas, sino que se inclinen por administración, economía o derecho, donde es más sencillo dictar. Trabajarían con profesores de cátedra, a destajo y con honorarios bajos.
En su objetivo de buscar ganancias, podrían reducir inversiones en infraestructura (como laboratorios) y en personal docente calificado.
Otro riesgo evidente, que se presenta en Estados Unidos, es que ocurran altas tasas de deserción (en ese país esta supera el 50 por ciento), títulos que no tengan entrada al mercado laboral y una preparación que no es integral ni amplia.
Al darles licencia temporal -dijo Wasserman-, en caso de que esta se suspenda, esos estudiantes quedarían 'colgados de la brocha' y habría que ofrecerles alguna solución.
Masificarían, además, los métodos de enseñanza virtuales que, aunque son buenos, "masificados podrían hacer cosas incorrectas". La oferta, agregó, se concentraría en lo técnico y tecnológico.
"Hay otro fenómeno: universidades muy serias, que están en los primeros puestos de las clasificaciones y que son sin ánimo de lucro en su país, abren con ánimo de lucro en otros países, con algo de calidad, a costos altos", puntualizó.
En otros países
En Estados Unidos, México y Brasil, dijo Francisco Piedrahíta, rector de Icesi, las instituciones con ánimo de lucro ofrecen, en general, programas malos. En México y Brasil, añadió, no han generado una graduación con calidad. El gobierno colombiano afirma, por el contrario, que en estos países el modelo ha aumentado la cobertura.
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