jueves, 28 de enero de 2016

Unalmed | "Es de exigir el derecho a soñar"


Bienvenida a los nuevos estudiantes UN
"Es de exigir el derecho a soñar"
Sean todos gustosamente bienvenidos a la Universidad Pública Nacional de Colombia. Nos entusiasma contar con la presencia de cada uno de ustedes en este espacio. Alegres nos encontramos al sentir que estas interaulas se renuevan de espíritus inquietos que se han atrevido a marcar un camino, asumiendo nuevos retos, compromisos y deseos.
Es todo un honor saber que los ciclos se renuevan, entendiendo que quizás muchos de ustedes vienen de una transición singular que es el colegio, o quizás otras búsquedas. Nos motiva enormemente saber cómo vivirán esta etapa en la que comenzarán a proyectar sus vidas.
Por eso:
Ténganse de su asiento, que estos 7 minuticos les van a ser de utilidad al menos por 8 semestres
¡Ay de si hay trocha que les hace falta en este recorrido! ¿Qué tal? Apenas comenzando. ¡Ay juventud! ¿Qué esperáis de vuestra patria? O ¿Qué espera vuestra patria de ustedes? Y en este camino ¿por qué no exigir el derecho a soñar?
No es que los estemos confundiendo, lo que pasa es que en este trasegar ¡Qué nunca se nos vaya a olvidar! ¡Qué hemos nacimos con alas para volar!
Sepan que en el primer semestre, todos somos como extraterrestres, aterrizando en un planeta desconocido lleno de sorpresas. Aquí es que comienza este viaje. Gentes de todas las regiones comenzamos a cruzarnos en los pasillos cada segundo de nuestra estadía, y entonces vemos personajes del pacífico, del caribe, de la zona andina, del Orinoco, de las ínsulas,  y por su puesto de la Amazonía. Lo que nos permite en un principio sintonizarnos con dialectos de toda la índole nacional que varían en tildes y puntuaciones según la necesidad del lenguaje.
Hallamos gentes de nuestra tierra, advenedizos de lejanas costas cienagueras y no precisamente europeas, sino procedentes de deltas interandinos o llanuras extensas que cubren kilómetros y kilómetros de pueblos fluviolacustres afluentes de los ríos Sinú, el San Jorge, el Magdalena, el Cauca, el Orinoco, el poderoso Atrato, el Apaporis y la cantidad incontable de ríos, quebradas y cuencas que bañan un país inmensamente rico y profundamente diverso.
Es así que en esta vecindad colombiana charlamos, nos conocemos, preguntamos de dónde venimos para hacer memoria, a su vez encontramos lo que nos gusta aunque no falta quien se pega algún susto por distraído. Claro, ahí los verán ustedes caminando, esos chicos perdidos que andan con manual de instrucciones en la mano, a quienes seguramente sus madres amorosas han enviado con un paracaídas lleno de todos los libros de la semana, diez pares de calzoncillos o calzones, dos pares de medias, el inhalador y unos pesos pal almuerzo, ahí los verán llegando al salón que no es, prestando el libro equivocado en la biblioteca o quizás yendo a odontología por un cayo en el dedo meñique.
Pero es así, luego cada uno va escogiendo su camino, sus colegas e investigaciones en tanto los retos que se han de presentar demuestran que hay todo un mundo de ideas por construir, al igual que un mar de sueños para realizar, pues soñar despiertos nos permite alcanzar el cielo.
¡Ja! Pero no se eleven mucho, porque... ¡pilas hay que tener con las materias nuevas! Esas si nos aterrizan antes de aprender a  volar, mucho ojo, que hay que tenerlos bien abiertos y los oídos bien atentos. Mejor dicho, para que no vayan a perder terreno no se les  ocurra tener pena de preguntar cualquier inquietud. Que para eso los profes que les dan clases a los y las estudiantes  de primer semestre, son los que “ganan” doble.
¿Cómo así? ¡Pues claro! Porque eso quiere decir que, si ustedes exigen y aprenden, el maestro se esfuerza y enseña. Lo que nos lleva a deducir, que la misión para la que hemos sido enviados, será exitosa para ustedes y para ellos.
De lo contrario, si aquí llegan con pereza, timidez y ganas de no atreverse a ser estudiantes, pues los docentes igual se ganan el salario, sin esfuerzo de enseñar por estudiantes que no preguntan, aunque en este caso, quienes pierdan serán la sociedad y el país. Luego no se quejen de que la educación va mal, ni de que no hay recursos, la cosa es, que si ustedes no demandan calidad demostrándola, el saber se nos esfuma.
Y hablando de esfumas ¡Atentos!
Que no se les vayan a fumar los sueños. Eso es problema de cada quien, pero procuren no evadir la responsabilidad que conlleva el consumo.
Con respecto al saber, valoren profundamente el hecho de lo que vayan a aprender, recuerden que de aquí salen verdaderos profesionales, quienes deben vencer la mediocridad para hacer las cosas bien; nuestra patria se merece buenos arquitectos, excelentes politólogos, forjados mecánicos, manifiestos artistas, responsables historiadores, sinceros economistas,  juiciosos ingenieros que de verdad ingenien y matemáticos que sumen  granos de arena a la historia nacional.
Sabemos que en esas sillas donde están ustedes saldrán personas para la NASA, otros a trabajar en fincas, ingenios agroindustriales extranjeros o empresas petroleras de  fracking y envergadura. No obstante, si alguno de ustedes va más allá, procuren estudiar para que Colombia tenga su propia estación espacial; sueñen con que no sean los extranjeros los que se lleven nuestras riquezas, sino que seamos nosotros quienes nos hagamos con ellas, procurando no patrocinar el despojo contra pueblos completos por llevarse un pedazo de oro o níquel contaminando las aguas.
Encontremos otras alternativas, fuentes de energía, hagamos carros voladores, patinetas espaciales; construyamos ciborgs,  diseñemos buenas casas para el campesino, el pescador o el ciudadano común; desarrollemos teorías útiles, materiales indestructibles; pensemos en la agricultura sostenible, limpiemos las aguas, acabemos con la corrupción; dibujemos el cielo en esos cuadernos para que de cada generación que salga de este claustro sea un premio nobel para la vida.
Porque si hay algo que es necesario decir, es que la universidad no es un panal de celdas aisladas, ¡qué aberración! Tampoco digamos que es un sancocho fusionado de mezclas insolubles. ¡Qué tal!
Pero hay que admitir que la universidad es un universo que puede funcionar integrado y con fines claros, por eso este espacio es la universidad de la nación, y para vuestra suerte aún permanece con la categoría y los recursos estatales que la hacen PÚBLICA.
Desarrollemos nuestra capacidad de creer que sí es posible ser autónomos en la investigación, pensemos que se puede lograr hacer crecer a esta nación desde adentro y no pensando en que necesitamos de un policía internacional o de un G8 que nos diga que hacer.
Colombia lo tiene todo, la pregunta es ¿Y ustedes? ¿Y nosotros?
Cuando se encuentren en segundo semestre, ya se habrán dado cuenta de que han conocido un poquito más, pero el reto apenas comienza, es tal vez en estos próximos meses que muchos de ustedes van a saber si realmente se van a encarretar con el cuento que escogieron. De ser así felicitaciones, serán promovidos a tercer semestre, aquí comienza lo bueno, el rock and roll, el perreo intenso, el verdadero calvario, puro heavy metal, la hecatombe, su segundo reto: definir si realmente quieren seguir aquí. Es en este punto donde los que ven cálculo hacen culto a Stewart para no sucumbir, otros habrán desertado, pero quienes realmente estén motivados con el aprendizaje encontrarán un camino seguro.
Para no alargar esta charla, sólo queda por contarles cómo sobrevivir al quinto semestre,  cómo no sucumbir a la indiferencia y  les vamos a dar una clave para llegar al octavo semestre.
Sobre el quinto semestre tienen que prestar atención, ya no son primíparos, ahora son verdaderos universitarios, todos unos atletas de porte estudiantil. Sin embargo hay algo que siempre habrá que recordar y es no perder el cordón umbilical con su memoria y la historia de esta nación, es decir, van  a pasar tanto tiempo desbordados por sus inquietudes o satisfacciones que muchos terminamos por olvidar una parte de nuestras raíces o conexiones familiares, eso es natural, el estudio es algo absorbente. Pero no por eso hay que dejar atrás esa exploración por conocer nuestro pasado, por entender las dinámicas nacionales, sus coyunturas, no olviden en esta etapa ser colombianos, porque para ser de los buenos hay que vencer la indiferencia.
A nadie se le puede olvidar el esfuerzo que ha representado mantener esta universidad pública, y he ahí la última experiencia demostrada con la reforma a ley 30 en el año 2011;  para quien se anime a consultar, cómo se rige esta reforma a la educación es algo que aún no se definió, solo se pospuso; no crean que la batuta o las luchas sociales son cuestiones de segundo plano, ¿qué ese tal paro agrario no existe? ¡Decía por ahí un presidente! cómo nos vemos afectados por las malas decisiones políticas al interior y exterior de la universidad es algo que se demuestra en la práctica cotidiana, por eso fórmense bien y a partir de un criterio político responsable que no sucumba en tragedias.
Que nuestros hijos no tengan que cargar con el peso de nuestras malas decisiones, para que finalmente algún día se acabe la indiferencia que ha provocado tantos conflictos.
Finalmente sí después de todo esto que les hemos mencionado, ustedes han desarrollado una buena disciplina, son participativos en la democracia universitaria, crean buenas ideas y hacen de este periplo por la universidad una verdadera odisea, quizás hayan llegado a octavo semestre y crean que merecen un título.
¡Bienvenidos a este espectáculo, que sea para su disfrute, pónganse cómodos pero no demasiado, porque aquí, hay que estar moscas!
Ese resto, depende de ustedes, por eso aquí termina esta intervención: es de exigir el derecho a soñar.

Oficina estudiantil UN
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA – Medellín, enero de 2015



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