El día
de ayer 29 de Octubre, en las entradas de la Universidad Nacional Sede Bogotá,
se encontraban uniformados de Policía Nacional requisando a los diferentes
miembros de la comunidad universitaria, auspiciados en complicidad con Diego
Hernández Vicerrector de Sede e Ignacio Mantilla Rector.
Al
parecer, desde tempranas horas de la mañana, el habitual hola y buenos días se
transformaron en lo que seguramente sería la frase del día: ¿también te
requisaron? Y es que la cotidianidad de las clases y los parciales se
convirtieron en contar detalladamente uno a uno sobre cómo los estudiantes
fueron recibidos en las diferentes puertas de la universidad y hablar sobre las
cosas alarmantes, como el maltrato que en algunos casos mostraban los
oficiales.
Entre
los abusos y peleas quienes se opusieron a la medida fueron los protagonistas
de los relatos que se escuchaban en los pasillos, salones y cafeterías. Sin
perder el humor, las personas que iban llegando charlaban sobre la sorpresiva
medida, que nos transportó más a una cárcel o una correccional que a la
universidad.
Por
otro lado mientras, cada una de las puertas se encontraba inundadas por el
llamativo color de los uniformes, la gente iba ingresando al campus de clase
mundial, el único, de seguro, donde ofrecen un detallado servicio de dictamen,
trato por sospecha, requisa y no puede faltar el servicio de desalojo
sorpresivo.
¿Excusa o justificación?
El
aquelarre ha sido una serie de actividades en diferentes lugares del mundo,
tachada de satánica y pagana, por lo que hace varios siglos se llevaban a cabo
las llamadas cacerías de brujas para eliminar aquello considerado prohibido.
En la
nacho se llevaba a cabo, al igual que en otras partes, de una forma misteriosa
donde con claridad han ocurrido algunos eventos desafortunados, y donde las
conductas de las personas tachadas de apropiadas o inapropiadas no han sido
tratadas como un tema de interés de la comunidad, de salud sanitaria, de
seguridad y ni siquiera como un tema de bienestar, si no como conductas que
deben ser erradicadas de la universidad. No se ha hablado del micro tráfico,
del consumo, no se ha hablado, porque ese "tenemos que hablar" es
hablar de lo que las directivas quieren y opinando lo que ellos opinan.
Además,
el tema de las actividades universitarias, el estudio, las investigaciones,
actividades deportivas, de descaso y recreación y hasta comer en las cafeterías
se le ha convertido a Ignacio Mantilla y a Diego Hernández en una especie de
aquelarre. Han salido a hacer cacería de brujas, alcahueteando maltratos
físicos y verbales por parte de la policía como lo ocurrido el día hoy, de las
empresas de seguridad (recordando los incidentes con VISE, SERVISION y la DVS),
y quien sabe por parte de quien más en un futuro cercano.
Preocupa
que en pleno siglo XXI a estos sujetos que encabezan las directivas de la
Universidad Nacional, lo pagano sea hablar de la participación, de democracia,
usar los espacios, denunciar las malas inversiones de la universidad, hacer
investigación, etcétera; porque hay que recordar que la circular que
justificaba la presencia de la policía en las entradas no han sido las únicas
medidas que han impuesto estos sujetos anquilosados en el poder y en el tiempo.
Tal vez el día de mañana propongan toques de queda y pidan impuestos como
corresponde a los señores feudales para financiar el campus de clase mundial.
Estos
actos, no son más que la consideración de que los estudiantes son delincuentes,
sospechosos, dignos de ser perseguidos, requisados, estigmatizados. Las
políticas de “tenemos que hablar” se reducen a medidas tan autoritarias como la
presencia de la policía, además de los injustificados cierres del campus los
días viernes. Dichas medidas son mostradas como ejercicios preventivos para la
comunidad quién a su vez se convierte repentinamente en enemiga de sí misma,
nunca como hechos autoritarios y arbitrarios que cercenan la discusión y el
debate, ejercicios propios de una academia autocrítica. Lo mismo podemos decir
de la erradicación de todas las huertas de la UN. Entonces, los ejercicios
académicos y las iniciativas estudiantiles que quieren construir saber con
ejercicios prácticos, son estropeados por la Administración, irrumpiendo la
construcción colectiva de universidad.
Pero
¿qué hacer ante el constante ataque de la Administración Mantilla en contra de
nuestra querida alma máter? ¿Tenemos que esperar a que las próximas medidas
sean torniquetes en todas las entradas? ¿Cámaras hasta en los baños? O ¿la
instalación de un CAI en la Ché?
2 comentarios:
En las universidades privadas, y en los colegios de la burguesia, escoltas para disque proteger a los hij@s de ell@s con rutas escolares, y puedan desarrollarse cpmo l@s futuros que reeplazaran a su misma clase burguesa
tenga mucho cuidado con las requisas, por que hasta el que le dice general naranjo es gay, asi queentre el diablo y escoja entre tanto degenerarao que hay en las fuerzas militares de Colombia, no sea se ganen un sida
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