¡Con
Alegre Rebeldía trabajaremos la tierra!
El día
domingo, 25 de Octubre, las directivas de la Universidad Nacional de Colombia –
Sede Bogotá, en un acto de total cobardía y antidemocracia – que tanto dicen
defender y promulgar- “levantaron” cinco espacios donde crecían tiernas y
alegres plantas llenas de color, vida y esperanza.
Las
huertas de las estudiantes del departamento de Antropología, de Derecho y
Ciencias Políticas, de Veterinaria, de Sociología y del Jardín Central se
vieron afectadas por las excavadoras utilizadas violentamente para la destrucción
de estas.
La
Universidad Nacional desde el segundo semestre del año 2014, comenzó a impulsar
el proyecto de convivencia “Tenemos que hablar”, en el cual, se
reconocían/descubrían problemáticas sociales en el campus, y con ello en un
“diálogo democrático”, dar acuerdos y soluciones en gran medida.
Ahora,
se evidencia que este proyecto –así como muchos otros- no son más que cortinas
de humo para tapar cientos de cosas que suceden arbitrariamente en la Universidad,
pasando por encima de estudiantes, profesoras y trabajadoras -siendo las
primeras, las personas más afectadas-.
Los
espacios donde se trabaja la tierra, como un ejercicio de encuentro; discusión;
proyección y apropiación han sido de gran acogida, no solo para los grupos
estudiantiles que hacen parte de la academia y el carácter social de la
universidad, sino por personas del común que de vez en vez se acercan a
conocerlas y a trabajarlas. Por consiguiente, no son espacios apartados de las
personas, son espacios abiertos de construcción y sentir social, natural y
político.
Estas
acciones adelantadas cuando no se encuentran las estudiantes (horas de la noche
o días festivos) demuestran una vez más que la política de las directivas de la
UN van en contravía a lo que se construye diariamente en los espacios
estudiantiles: Democracia, Solidaridad, Apropiación, Territorio, Dignidad.
Como
estudiantes, quienes sentimos un enorme grado de empoderamiento y arraigo al
Alma Mater nos parece crítico, ofensivo y violento el actuar tanto de las
celadoras como de las directivas, quienes se han convertido en la “policía” de
nuestros espacios. Para nadie es un secreto que la empresa de vigilancia
privada tiene que ver con estas acciones, y por ello denunciamos los atropellos
que han sucedido, pasando por encima de las construcciones colectivas de vivir
un trabajo con y para la Universidad.
Ahora,
¿qué más se puede pensar en una Universidad cuando invita a foros, charlas,
conferencias sobre “Cómo acabar la guerra en la Universidad”, pero controla, vigila,
manipula y ataca directamente a la comunidad estudiantil? Poniendo como ejemplo
claro el nuevo sistema de registro de las bicicletas, en el cual la empresa de
vigilancia controla nuestras horas de llegada y de partida. La instalación de
cámaras en los edificios. Las motos rondando el campus y hasta las personas
celadoras vestidas de civil, como claramente se ha podido ver en vídeos que las
estudiantes han filmado.
Habrá
que ver el peligro que representan estos espacios estudiantiles para aquellas
personas de pensamientos y hechos fascistoídes. No puede haber diálogo sin la
libre expresión de una comunidad que construye con la pala y el azadón, la
palabra y la idea una nueva academia.
Así las
cosas, las estudiantes debemos seguir con nuestros lazos de unidad y de
resistencia que por más fuerte que sea el daño hacía nosotras, debemos seguir
en pie para seguir naciendo la vida, la esperanza y la dignidad.
Estamos
seguras que el color y la semilla renacerán con mucha más fuerza y valentía en
la tierra y en el asfalto, en los jardines o en las oficinas del Sr. Rector.
¡Con
Alegre Rebeldía trabajaremos la tierra, construyendo y viviendo como parte de
ella!
¡Arriba
las que luchan!
Grupo
Estudiantil Anarquista
Octubre
de 2015
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