lunes, 31 de agosto de 2015

Los avatares de la calidad de la educación: el cambio en el proceso de admisión en la Universidad de Antioquia

Los avatares de la calidad de la educación: el cambio en el proceso de admisión en la Universidad de Antioquia
Asociación de Profesores UdeA
El cambio en el examen de admisión en la Universidad de Antioquia a instancias del Acuerdo Académico 480 del 21 de Agosto de 2015 aprobado por votación ligeramente mayoritaria (10 votos a favor, 7 en contra y 1 abstención), abre un discusión de gran calado y de pertinencia sobre aquello que podemos denominar genéricamente, la calidad de la educación, tema emblemático de la actual administración de la Universidad en cabeza del rector Mauricio Alviar.
En diversas formulaciones ‒desde su campaña a la rectoría‒ el rector Mauricio Alviar ha hecho saber que asocia proceso de admisión, centrado en el examen de admisión, con la posibilidad de hacer de este un instrumento predictivo de la calidad de los aspirantes a estudiar en la universidad y garante por lo mismo de la permanencia en la institución y sus programas. El tema de la permanencia subyace a la concepción de la predictibilidad desde el examen de admisión. Y efectivamente, la deserción es relativamente alta en la universidad (aunque moderada si se le compara con los estándares nacionales y latinoamericanos), ronda una cifra cercana al 47%. La pregunta sin embargo es: ¿Es el examen de admisión transformado una garantía suficiente de permanencia del estudiante en la universidad? ¿Puede asegurarse que sea un instrumento eficaz para garantizar la calidad de la educación universitaria? En particular, ¿Una prueba adicional, la de conocimientos según área y carrera a la que se aspira, posibilitará realmente una mayor permanencia de los estudiantes que ingresan?
Lo nuevo en el examen de admisión, según al Acuerdo recién aprobado, es tanto la prueba de conocimientos por área del saber, como el cambio en la ponderación de las pruebas, 30% respectivamente para las pruebas de razonamiento lógico-matemático y de competencia lectora y 40% para la prueba específica según programa académico. Porcentaje este último significativamente alto para el componente nuevo en la admisión. Lo cual contradice declaraciones públicas del rector en el sentido de que los cambios que se introducirán serán graduales. En vez de gradualismo, por el contrario, el rector parece llevar prisa. Por ejemplo, las comisiones encargadas de elaborar el examen, y expertos en elaborar y garantizar la validez de las pruebas, no fueron escuchadas en el Consejo Académico, su informe sobre la fiabilidad del examen hubiese sido de gran utilidad en el debate, pero, quizá la premura por sacar avante la transformación de la prueba de admisión dio al traste con esta posibilidad. Esto para no hablar de la ausencia de deliberación entre la comunidad universitaria acerca de la conveniencia o no de estos cambios.
El tema de la doble opción, ya no segunda opción, abre debates, igualmente, esta queda definida como opción de ingreso para los mayores puntajes que compiten en pie de igualdad con primeras opciones en las carreras, partiendo del resultado obtenido en la prueba de admisión. La doble opción posibilitará que un puntaje alto gane un cupo en una carrera a la que no se aspira directamente, dejando por fuera a quienes por vocacionalidad aspiran a un programa, por primera opción, pero con menos puntaje en la prueba. Se quiere a ultranza buscar puntajes altos, como supuesta garantía de no deserción. La pregunta es: ¿Qué garantiza que un puntaje alto de doble opción no genere abandono de la carrera, en un estudiante cuya primera opción fue descartada? ¿Es el puntaje alto en el examen una prueba de que la permanencia puede ser mayor? ¿Cuáles son entonces los determinantes de la deserción estudiantil en la educación superior? ¿Se pretende además con este enfoque reduccionista de la prueba específica, que un área como la de las Ciencias de la Salud no tenga ninguna relación con aspectos humanísticos, sociales y matemáticos?
Estas son las preguntas que insisten y persisten ante la alternativa real del cambio del examen de admisión próximo-cuya fecha se desconoce, ¿en Octubre?, ¿en Noviembre?-, preguntas que nos llevan a direccionar la discusión sobre la relación entre política de admisión y política de permanencia en la universidad. En principio el examen de admisión actual, con sus dos pruebas ha posibilitado el ejercicio de la equidad. Los estudiantes de la Universidad de Antioquia en un 90% son de los estratos 1,2 y 3, es decir, la política de equidad se ha logrado en el reparto de un recurso escaso que son los cupos de ingreso. El ideal, desde el punto de vista del ejercicio del derecho ciudadano a la educación de calidad para todos, es un ingreso libre de todo aquel que lo quiera hacer. Pero, si el actual examen es un ejercicio de equidad social ¿Por qué cambiar el examen de ingreso y pensar que allí se resuelve el tema de la permanencia en la universidad?
Creemos desde las Asociación de profesores, en cabeza de su Junta Directiva, que el cambio en la política de admisión a la universidad amerita mayor discusión con el conjunto de la comunidad universitaria, pues, se está definiendo una política universitaria, hasta ahora confiable, ya que el examen de admisión de la Universidad de Antioquia ha sido reconocido por su fiabilidad, de hecho su modelo es aplicado por otras instituciones universitarias en el país. Un debate que debe involucrar el interrogarse cuál es la mejor estrategia para posibilitar la no deserción de los estudiantes, objetivo loable como el que más, pero que exige otro tipo de políticas universitarias: acompañamiento del nuevo estudiante, bienestar universitario, tutorías profesorales, atención socio-psicológica y sico-pedagógica, mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la planta profesoral, equipos de laboratorios, dotación de aulas, condiciones salariales dignas para el profesorado, entre otras. Es decir, la permanencia en la universidad requiere de un conjunto de acciones universitarias abocadas por las unidades académicas para quien ingresa a la ella y este conjunto de acciones no se confunde con una única prueba, por más transformada que este. No hay correlación inmediata, teóricamente, entre prueba de admisión y no deserción, ni investigaciones propias que lo corroboren.
La Asociación de Profesores y la Representación profesoral al Consejo Académico le seguimos apostando a un debate universitario amplio, argumentado, democrático, científico, con investigaciones de soporte, con ejemplos de otros modelos de admisión, con concepciones sobre la relación admisión-permanencia, incluso con la discusión metodológica y crítica de los estudios que el rector dice soportan el cambio anunciado. Todo esto como insumo previo para una adecuada toma de decisiones sobre la política de admisiones y la calidad. Esto ha faltado y nos abocamos a un debate ex post factum, que no es la mejor garantía para una política universitaria, en cualquier campo. Llamamos al profesorado a pronunciarse sobre el cambio anunciado y a generar un debate como al que aquí hemos convocado.

JUNTA DIRECTIVA
ASOCIACIÓN DE PROFESORES DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

JAIME RAFAEL NIETO LÓPEZ –
Presidente                 
JORGE ARISTIZÁBAL OSSA –
Secretario
MARCO ANTONIO VÉLEZ VÉLEZ –
Representante Profesoral ante el Consejo Académico

NOTA. Para ver los siguientes documentos:
1. Acuerdo Académico Nro. 480, 21 de agosto de 2015. Régimen de admisión para estudiantes nuevos.
2. Exposición de motivos del Acuerdo Académico Nro. 480.
3. Declaración de la Junta Directiva de Asoprudea y la Representación Profesoral ante el Consejo Académico.


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