Los
avatares de la calidad de la educación: el cambio en el proceso de admisión en
la Universidad de Antioquia
Asociación
de Profesores UdeA
El
cambio en el examen de admisión en la Universidad de Antioquia a instancias del
Acuerdo Académico 480 del 21 de Agosto de 2015 aprobado por votación
ligeramente mayoritaria (10 votos a favor, 7 en contra y 1 abstención), abre un
discusión de gran calado y de pertinencia sobre aquello que podemos denominar
genéricamente, la calidad de la educación, tema emblemático de la actual
administración de la Universidad en cabeza del rector Mauricio Alviar.
En
diversas formulaciones ‒desde su campaña a la rectoría‒ el rector Mauricio
Alviar ha hecho saber que asocia proceso de admisión, centrado en el examen de
admisión, con la posibilidad de hacer de este un instrumento predictivo de la
calidad de los aspirantes a estudiar en la universidad y garante por lo mismo
de la permanencia en la institución y sus programas. El tema de la permanencia
subyace a la concepción de la predictibilidad desde el examen de admisión. Y
efectivamente, la deserción es relativamente alta en la universidad (aunque
moderada si se le compara con los estándares nacionales y latinoamericanos),
ronda una cifra cercana al 47%. La pregunta sin embargo es: ¿Es el examen de
admisión transformado una garantía suficiente de permanencia del estudiante en
la universidad? ¿Puede asegurarse que sea un instrumento eficaz para garantizar
la calidad de la educación universitaria? En particular, ¿Una prueba adicional,
la de conocimientos según área y carrera a la que se aspira, posibilitará
realmente una mayor permanencia de los estudiantes que ingresan?
Lo
nuevo en el examen de admisión, según al Acuerdo recién aprobado, es tanto la
prueba de conocimientos por área del saber, como el cambio en la ponderación de
las pruebas, 30% respectivamente para las pruebas de razonamiento
lógico-matemático y de competencia lectora y 40% para la prueba específica
según programa académico. Porcentaje este último significativamente alto para
el componente nuevo en la admisión. Lo cual contradice declaraciones públicas
del rector en el sentido de que los cambios que se introducirán serán
graduales. En vez de gradualismo, por el contrario, el rector parece llevar
prisa. Por ejemplo, las comisiones encargadas de elaborar el examen, y expertos
en elaborar y garantizar la validez de las pruebas, no fueron escuchadas en el
Consejo Académico, su informe sobre la fiabilidad del examen hubiese sido de
gran utilidad en el debate, pero, quizá la premura por sacar avante la
transformación de la prueba de admisión dio al traste con esta posibilidad.
Esto para no hablar de la ausencia de deliberación entre la comunidad
universitaria acerca de la conveniencia o no de estos cambios.
El tema
de la doble opción, ya no segunda opción, abre debates, igualmente, esta queda
definida como opción de ingreso para los mayores puntajes que compiten en pie
de igualdad con primeras opciones en las carreras, partiendo del resultado
obtenido en la prueba de admisión. La doble opción posibilitará que un puntaje
alto gane un cupo en una carrera a la que no se aspira directamente, dejando
por fuera a quienes por vocacionalidad aspiran a un programa, por primera
opción, pero con menos puntaje en la prueba. Se quiere a ultranza buscar
puntajes altos, como supuesta garantía de no deserción. La pregunta es: ¿Qué
garantiza que un puntaje alto de doble opción no genere abandono de la carrera,
en un estudiante cuya primera opción fue descartada? ¿Es el puntaje alto en el
examen una prueba de que la permanencia puede ser mayor? ¿Cuáles son entonces
los determinantes de la deserción estudiantil en la educación superior? ¿Se
pretende además con este enfoque reduccionista de la prueba específica, que un
área como la de las Ciencias de la Salud no tenga ninguna relación con aspectos
humanísticos, sociales y matemáticos?
Estas
son las preguntas que insisten y persisten ante la alternativa real del cambio
del examen de admisión próximo-cuya fecha se desconoce, ¿en Octubre?, ¿en
Noviembre?-, preguntas que nos llevan a direccionar la discusión sobre la
relación entre política de admisión y política de permanencia en la universidad.
En principio el examen de admisión actual, con sus dos pruebas ha posibilitado
el ejercicio de la equidad. Los estudiantes de la Universidad de Antioquia en
un 90% son de los estratos 1,2 y 3, es decir, la política de equidad se ha
logrado en el reparto de un recurso escaso que son los cupos de ingreso. El
ideal, desde el punto de vista del ejercicio del derecho ciudadano a la
educación de calidad para todos, es un ingreso libre de todo aquel que lo
quiera hacer. Pero, si el actual examen es un ejercicio de equidad social ¿Por
qué cambiar el examen de ingreso y pensar que allí se resuelve el tema de la
permanencia en la universidad?
Creemos
desde las Asociación de profesores, en cabeza de su Junta Directiva, que el
cambio en la política de admisión a la universidad amerita mayor discusión con
el conjunto de la comunidad universitaria, pues, se está definiendo una
política universitaria, hasta ahora confiable, ya que el examen de admisión de
la Universidad de Antioquia ha sido reconocido por su fiabilidad, de hecho su
modelo es aplicado por otras instituciones universitarias en el país. Un debate
que debe involucrar el interrogarse cuál es la mejor estrategia para
posibilitar la no deserción de los estudiantes, objetivo loable como el que
más, pero que exige otro tipo de políticas universitarias: acompañamiento del
nuevo estudiante, bienestar universitario, tutorías profesorales, atención
socio-psicológica y sico-pedagógica, mejoramiento cualitativo y cuantitativo de
la planta profesoral, equipos de laboratorios, dotación de aulas, condiciones
salariales dignas para el profesorado, entre otras. Es decir, la permanencia en
la universidad requiere de un conjunto de acciones universitarias abocadas por
las unidades académicas para quien ingresa a la ella y este conjunto de
acciones no se confunde con una única prueba, por más transformada que este. No
hay correlación inmediata, teóricamente, entre prueba de admisión y no
deserción, ni investigaciones propias que lo corroboren.
La
Asociación de Profesores y la Representación profesoral al Consejo Académico le
seguimos apostando a un debate universitario amplio, argumentado, democrático,
científico, con investigaciones de soporte, con ejemplos de otros modelos de
admisión, con concepciones sobre la relación admisión-permanencia, incluso con
la discusión metodológica y crítica de los estudios que el rector dice soportan
el cambio anunciado. Todo esto como insumo previo para una adecuada toma de
decisiones sobre la política de admisiones y la calidad. Esto ha faltado y nos
abocamos a un debate ex post factum, que no es la mejor garantía para una
política universitaria, en cualquier campo. Llamamos al profesorado a
pronunciarse sobre el cambio anunciado y a generar un debate como al que aquí
hemos convocado.
JUNTA
DIRECTIVA
ASOCIACIÓN
DE PROFESORES DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
JAIME
RAFAEL NIETO LÓPEZ –
Presidente
JORGE
ARISTIZÁBAL OSSA –
Secretario
MARCO
ANTONIO VÉLEZ VÉLEZ –
Representante
Profesoral ante el Consejo Académico
NOTA. Para ver los siguientes documentos:
1.
Acuerdo Académico Nro. 480, 21 de agosto de 2015. Régimen de admisión para
estudiantes nuevos.
2.
Exposición de motivos del Acuerdo Académico Nro. 480.
3.
Declaración de la Junta Directiva de Asoprudea y la Representación Profesoral
ante el Consejo Académico.
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