Por: Oficina Estudiantil Unalmed
Durante
este proceso de movilización que alcanzó su punto más álgido con la decisión de
entrar a asamblea permanente, nos hemos preguntado si la adopción de este
mecanismo ha sido productivo e implicado una participación masiva de todos los
estudiantes de la sede. Ante esto, vemos que se han desarrollado algunos
avances en términos de las problemáticas que afrontamos como sede, pero también
en problemáticas particulares de facultades y carreras (que paradójicamente
parecen quedar de lado cuando discutimos en este espacio), en este sentido se
adelantó en la constitución de los consejos de por facultad y se fue ampliando
el asunto del congreso universitario.
Sin
embargo, vale la pena llamar la atención sobre los supuestos acuerdos firmados
con vicerrectoría, ya que a nuestro entender, solo es un acuerdo aquello que ha
sido discutido, acordado y firmado bajo una ruta de ejecución. En este caso, la
experiencia nos llama a ser prevenidos, porque vale recordar el caso de los
trabajadores de la universidad a quienes les han incumplido por más de dos años
unos supuestos acuerdos.
Con
estos elementos de presente, consideramos que este espacio asambleario, no debe
centrar las fuerzas únicamente en la discusión de coyunturas y mecanismos, sino
que deben también debatirse aspectos del quehacer académico y social dentro y
fuera de la universidad, las discusiones deben recoger elementos desde la
calidad de los docentes, los laboratorios o los apoyos de bienestar, hasta el
conocer cómo está constituida la universidad, quién compone el concejo superior
universitario y que decisiones se toman allí, cómo se designa el rector y cómo
se relaciona eso con otras problemáticas referentes a la autonomía
universitaria y la financiación.
La asamblea debería ser la voz de muchas
voces, que discutan con respeto y se escuchen como tal, que los organizados y
los no organizados participen, propongan y dinamicen procesos; que se creen
grupos de estudio y de debate, que la formación de cada uno y de cada una sea
una formación integra y coherente con la condición del país y de la
universidad. Qué la gente se organice y si no se sienten representados, que
creen sus propias organizaciones, parches o colectivos.
Esperamos
que partiendo de esta coyuntura, comencemos a trabajar conjuntamente,
haciéndonos las críticas que debamos hacernos, superando la etapa de las redes
sociales, trascendiendo la discusión entre quienes “quieren clase” y quienes
“no la quieren” e iniciando procesos de diálogo y reflexión basados en el
respeto donde quien quiera hablar tome el micrófono y el auditorio no se
desborde a desaprobar a gritos lo que el otro dice, sino que se utilicen los
argumentos para el debate y la toma de decisiones.
Oficina
Estudiantil UN.
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