Estudiantes
de la Universidad Nacional, sede Bogotá, ante la negativa de la rectoría
para recibirles el pliego de exigencias
construido en asamblea triestamentaria, deciden tomarse pacíficamente el
edificio administrativo Uriel Gutiérrez hasta que sean escuchados y el ente
rector instale una mesa de diálogo. Los estudiantes plantean la derogación de
los estatutos que rigen la universidad y la posibilidad de nuevas formas de administración.
Los
estudiantes proponen como escenario de construcción un congreso universitario
en el que participe y decida toda la comunidad educativa. Este hecho viene de
la mano con el paro de los trabajadores del plantel que está por cumplir quince
días, quienes exigen las mejoras de sus condiciones laborales y rechazan las imposiciones
por parte del Gobierno Nacional y del rector Ignacio Mantilla, quien fue
reelegido a pesar de haber perdido las consultas internas. Igualmente quieren
poner en discusión la reestructuración del Consejo Superior Universitario -CSU-
y frenar el cupo de endeudamiento y la creciente desfinanciación de la
universidad pública.
Estos
motivos, más la deuda histórica de la universidad, los mecanismos de
autofinanciación a los que obliga el Estado, la pérdida paulatina del bienestar
universitario, los precarios pagos a los profesores de cátedra, la no libertad
de cátedra, entre otros, son las problemáticas que busca solucionar el
estudiantado con el desarrollo del “Congreso UN”.
Dicho
congreso surge de la iniciativa del Comité Nacional de Representantes Estudiantiles
-CNRE - y otras organizaciones para generar un espacio de deliberación y debate
que logre plantear reformas concretas y estructurales en la universidad. Se
comienza a abanderar la propuesta también desde profesores y trabajadores para
llenarla de contenido.
Los
estudiantes plantean que ese espacio debe tener un carácter decisorio y
vinculante, regido por un gobierno democrático para y por la Universidad, que
dentro de sus funciones realice reformas estatutarias y académicas de forma
autónoma. Estos cambios, además, deben estar al margen de lo propuesto por el
Plan Nacional de Desarrollo -PND - y los Planes Regionales de Desarrollo -PRN
-que hasta el momento, según los estudiantes, han desmejorado la calidad
educativa de la institución.
Por otro
lado, se exigen garantías para la protesta, de manera que durante la
instalación y desarrollo de la mesa de interlocución entre trabajadores,
Gobierno y administración, no haya medidas represivas, pues que hasta el
momento han hecho firmar a los trabajadores cada dos horas la asistencia y
anunciaron descontar del salario los días de paro.
Una de
las crisis más sentidas por los estudiantes es el Programa Especial de Admisión
y Movilidad Académica -Peama-, al que se le han recortado varios programas
académicos, en su mayoría de Ciencias Humanas y Exactas al no verlos útiles,
según lo estipulan el PND y los PRD. En preferencia sólo se impulsan las
modalidades agrarias y de la salud. Por ejemplo, en la sede del Amazonas se
recortan los programas para los admitidos pasando de 32 a 13.
Otras
de las peticiones son el reajuste del calendario académico que busca garantizar
la plena culminación del semestre sin la suspensión de los bonos alimentarios
ni de transporte; igualmente la inclusión del problema de los profesores del
colegio de la universidad, el IPARM, puesto que se está vinculando a los
profesores a la contratación por prestación de servicios, pagándoles menos de
lo establecido en el escalafón docente e impidiendo hacer la carrera docente o
administrativa.
Para el
transcurso de la semana los estudiantes esperan una respuesta afirmativa del
rector y que se instale de una vez la mesa de concertación.
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