jueves, 26 de marzo de 2015

En defensa de la democracia, la autonomía y en contra del PND

“(…) el no pensar que parece un estado tan recomendable para los asuntos políticos y morales, tiene también sus peligros. Al substraer a la gente de los peligros del examen crítico se les enseña a adherirse inmediatamente a cualquiera de las reglas de conducta vigente en una sociedad dada y en un momento dado”
HANNAH ARENDT
Una pregunta abierta es un problema sin resolver.  En la Universidad Nacional abundan las preguntas abiertas y los problemas sin resolver; que la financiación, que la infraestructura, que el bienestar, en fin. Sin embargo, hay uno que se lleva toda la atención por estas épocas tan agitadas de programas, candidaturas y un poco de demagogia: el problema de la democracia Universitaria. Este problema no es simplemente uno entre otros, es más bien uno que determina ampliamente a los otros y en cuya órbita están intereses externos que para nada pueden pasar inadvertidos en la discusión.
Para empezar, hablar de democracia universitaria es referirse necesariamente a la forma en que se toman las decisiones al interior de la universidad, y por supuesto, a las consecuencias que acarrea esa forma de tomar decisiones. Sin embargo, más que hablar de las consecuencias que ya por todos son bien conocidas (basta con mirar los constantes descontentos materializados en dos paros de trabajadores, crisis financiera de algunas facultades como humanas, congelación de planta docente, servicios precarios de bienestar, etc. ) buscamos referiremos específicamente a la forma, al mecanismo mediante el cual se tramitan dichas decisiones al interior de la universidad, mecanismo que valga decir poco tiene de democrático.
El pasado 18 de marzo se llevó a cabo la consulta electrónica previa a la designación de rector de la cual salió ganador el profesor Mario Hernández con un porcentaje ponderado del 30.7% seguido de Ignacio Mantilla con 26.7% y Jorge Hernán Cárdenas con un 17.4%.  En el caso de Mantilla y Hernández, pese a haber obtenido porcentajes similares, el apoyo estamental fue distinto para cada uno ellos. Mantilla con apoyo principal en docentes, Hernández con el respaldo principal de estudiantes.
Resulta paradójico que en la ponderación el voto de los profesores pese más que el de estudiantes y egresados juntos; esto, más allá de obedecer a los mayores niveles de participación de los docentes, obvia una verdad a todas luces cierta: la poca legitimidad de la que goza la consulta al interior del estudiantado. No son de sorprender los bajos niveles de participación estudiantiles (apenas participaron 17 mil de los más de 55 mil estudiantes de todas las sedes) si se tiene en cuenta que además de estar diseñada con una ponderación desproporcionada, la consulta no reviste ningún poder decisorio. La decisión final de designar al rector queda en manos del consejo superior universitario, cuerpo conformado en su gran mayoría por delegados puestos directa o indirectamente por el gobierno nacional.
Más allá de que se respeten o no los resultados de la consulta, el problema persiste, la pregunta sigue abierta; esta consulta es un mecanismo excluyente y sin implicaciones decisoras reales. No se trata pues entonces de que se piense que exigir el respeto de los resultados sea erróneo, de hecho es algo importante en este momento, pero se queda corto. Si el problema de la democracia universitaria se reduce pedir el que se respete una consulta poco legítima y harto excluyente, el problema de la democracia universitaria no se está abordando críticamente.
Un verdadero examen crítico de la problemática no puede caer en el pragmatismo político de reducir la complejidad de los problemas a conveniencias circunstanciales. Hay que ver la problemática en su integralidad, es decir, más allá de lo positivo que podría resultar que respete la consulta que dio por ganador al profesor Hernández.
Decir que hoy 25 de marzo es un día de movilización en contra de las políticas gubernamentales, que evidentemente se materializan en nuestra alma mater (menos financiación, crisis, burocracia, etc), siendo un eje fundante la defensa de la democracia universitaria pero esto conectado con todo el nefasto paquete de privatización para la universidad por medio del acuerdo 2034 y el pnd de santos. Como identidad estudiantil estamos seguros que nuestras herramientas son nuestros lápices, la educación popular la táctica, y la praxis el arma, porque estamos convencidos y convencidas que en la creación del poder popular está la solución, en las aulas el incentivo y en el cambio social la recompensa.
PROCESO NACIONAL IDENTIDAD ESTUDIANTIL.
IDENTIDAD ESTUDIANTIL.ORG


0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Powered by Blogger