Diego
Carreño, un joven que rehusó pagar servicio militar estrenó con su grado
universitario la ley que permite graduarse sin tener tarjeta militar. Un
triunfo de los que no quieren ir a la guerra.
Poco
antes de que Diego Carreño se graduara del colegio, su madre lo vinculó a la
fundación “Hacedores de paz”. Ella, una
rebelde radical, le enseñó que lo más sagrado que podía tener un ser humano era
la libertad. Y así fue creciendo, con la convicción absoluta de ser un
humanista que despreciaría el uso de las
armas, así sus amigos le advirtieran el costo que pagaría por negarse a prestar el servicio militar. Para
empezar , sin libreta militar no conseguiría trabajo ni podría graduarse de
profesional.
Se
matriculó en la carrera de filosofía en la Universidad Libre siendo un alumno
destacado y un activista convencido y consumado. A medida que pasaban los cinco
años que lo separaban del título, las preocupaciones no se hicieron esperar.
Poco antes de graduarse presentó una tutela en donde dejaba claro que no podía
ser posible que el requisito de la libreta militar estuviera por encima de los
derechos a la educación y al trabajo. La corte constitucional rechazó el
alegato y ya Carreño Neira se disponía a emprender el largo camino de demandar
el hecho ante una corte internacional, lo que le implicaría caminar un
laberinto de por lo menos cinco años hasta que se resolviera su caso. Sin
embargo algo extraño sucedió, una especie de milagro constitucional.
En
diciembre del 2014 la representante a la cámara Angélica Lozano logró tramitar
un artículo en la ley de orden público que establece que ya no se podrá exigir
la libreta militar para graduarse profesionalmente. El proyecto de ley vino a
ser el colofón de 12 años de lucha que han emprendido jóvenes como Diego
Carreño, buscando exorcizar para siempre el fantasma del militarismo.
A los
31 años, y después de una lucha de un lustro, Diego Carreño podía gritar que le
había ganado el pulso al ejército que
con el propósito de reclutar cada dia una mayor cantidad de jóvenes ha forzado
a muchos que no quieren empuñar un arma a tener que hacerlo contra su voluntad.
A pesar
de que la Constitución protege
formalmente a los objetores de
conciencia, aquellos que como dicen quieren invocar el 7 mandamiento: No
matarás, las batidas ilegales de los militares siguen imponiéndose y de manera
irregular reclutan para el ejército a miles de jóvenes bachilleres o campesinos
y muchachos de ciudad que no han tenido oportunidad de estudiar. Se estima que más de 600 jóvenes han sido
reclutados de esta manera, a la fuerza, en los que va corrido del año.
La
indignación ha ido tomando forma en organizaciones sociales dispuestas a no
dejar atropellar a quienes no quieren ir a la guerra, con avances tan
importantes como logrado por una de ellas, Puerta abierta, que opera en
Medellin. Apoyados por el profesor y
columnista Aldo Civico lograron hacer oir su voz en los pasillos del alto poder
en Washington. Jóvenes de las comunas de la capital antioqueño fueron
escuchados en el Congreso norteamericano y en oficinas de altos funcionarios
del gobierno Obama pero también por organizaciones de derechos humanos que operan
en la capital de Estados Unidas.
El
congresista Demócrata Jim McGovern, los recibió a principios de esta
semana, en donde mostraron testimonios
directos y evidencias de la situación que se vie en Colombia. “El ejército de
Colombia, pasa por encima no solo de las sentencias de la Corte Constitucional,
de la recomendación del Grupo de Trabajo Sobre Detenciones Arbitrarias de las
Naciones Unidas, del Pacto de Derechos Civiles y Políticos de a ONU, sino de la
dignidad de los jóvenes de la ciudad y
del propósito nacional de respaldar la construcción de paz”, declararon en
Washington representantes de esta organización.
Puerta
Abierta no sólo está comprometido con los atropellos del ejército, sino que
denuncia cualquier tipo de reclutamiento ilegal por parte de cualquier grupo
armado que opere en el país. McGovern expresó además que este tema es de vital
importancia en los Estados Unidos. En su
gira por este país los integrantes de esta plataforma juvenil creada en
Medellín, se reunirán con funcionarios del Departamento de Estado.
Con la
graduación de Diego Carreño Neira y la presencia de Puerta Abierta en el
Departamento de Estado americano, se abre un capítulo más que esperanzador para
los objetores de conciencia, una etapa que muestra claramente el nuevo país que
nos espera en el post-conflicto.
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