El
presidente Santos habla de paz pero todas sus acciones son de guerra. Queda
demostrado así una vez más al no permitir la protesta constitucional y acudir a
la represión militarista y policial contra estudiantes que solo sueñan con
estudiar y ser útiles a la sociedad.
Nelson Lombana Silva
La
protesta de los estudiantes de la Universidad del Tolima organizada para el 27
de noviembre, por la presunta rebaja del presupuesto para el año entrante, fue
brutalmente reprimida por el criminal Esmad, policía y agentes secretos del
Estado. Lo que había sido proyectado como una protesta pacífica contra el
gobernador Luis Carlos Delgado Peñón para llamar su atención, se convirtió en
desalmada represión de la Fuerza Pública en los alrededores del alma mater,
donde el cuerpo represivo del establecimiento arremetió sin piedad alguna
contra los estudiantes que exigían presupuesto para la educación pública
superior.
Se
disparó gas lacrimógeno a diestra y siniestra e incluso, al parecer, se
hicieron disparos que colocaron en grave peligro a los estudiantes y a las
personas que viven en los alrededores de la universidad, quienes se vieron
precisadas a cerrar sus negocios y buscar protección en otros lugares.
Un
profesor universitario señaló que la protesta era no solo por la rebaja
presupuestal para el año entrante, sino también porque al parecer las viejas
deudas pendientes de la Gobernación con la Universidad no fueron presupuestadas
y, adicionalmente, la enorme burocracia es la que se lleva la mayor partida
colocando en jaque la actividad del centro educativo superior. “En vez de
solución económica, el gobierno ofrece solución militar”, señaló.
Ante la
gravedad de los hechos, un miembro del Partido Comunista se hizo presente en el
sitio de los acontecimientos, se comunicó vía celular con el gobernador, quien
a esa hora participaba de la cumbre de gobernadores en la ciudad de Manizales
(Caldas), demandando su intervención para parar la arremetida virulenta de la
Fuerza Pública y facilitar un diálogo directo y civilizado.
El
mandatario de los tolimenses negó categóricamente haber rebajado el presupuesto
de la Universidad del Tolima e inmediatamente anunció que se comunicaría con el
gobernador encargado para que se pusiera en contacto con el comandante del
violento operativo y buscar una salida distinta a la justa protesta
estudiantil.
Al
cierre de esta nota (12:30 meridiano) continuaba la agresión de la Fuerza
Pública contra la comunidad universitaria. Se hablaba de varios estudiantes
heridos, golpeados, desmayados por acción de los gases y detenidos. Organismos
de derechos humanos se hicieron presentes al igual que la Defensoría del
Pueblo, tratando de parar la provocación de los agentes del Estado que al parecer
no permitieron la libre y pacífica protesta que proyectaba la comunidad
estudiantil.
El
presidente Santos habla de paz pero todas sus acciones son de guerra. Queda
demostrado así una vez más al no permitir la protesta constitucional y acudir a
la represión militarista y policial contra estudiantes que solo sueñan con
estudiar y ser útiles a la sociedad. No se equivocaba Jorge Eliécer Gaitán al
decir: “El gobierno nacional tiene la metralla homicida para el pueblo y una
temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”. Es decir: Es hiena para el
pueblo y cordero para los Estados Unidos.
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