Por: Universidad Pública Resiste
“Nadie puede ser
obligado a montarse en un camión de reclutamiento”
En una sociedad donde la violencia, el conflicto y la
militarización son practicas tan interiorizadas por los individuos como
resultado de las estrategias e instrumentos de orden estatal, las acciones y
actitudes como el temor por ser remiso y encontrarse en la calle con un camión
militar reclutando, o ver como se le suspende a un amigo o hermano mientras va
transitando para identificarse, se han vuelto situaciones naturales y comunes.
No obstante y al ver innumerables veces este panorama en
la ciudad, surgen diferentes percepciones y posiciones frente a un debate que
sobrepasa lo rutinario, para ser una discusión con un contenido político de
gran envergadura y análisis.
Por un lado y en términos de las denominadas “Batidas”, se puede evidenciar su
carácter ilegal y violatorio de los derechos humanos, esto debido a que es
ilegal detener jóvenes en lugares públicos para ser señalados como remisos, ser
conducidos a concentraciones militares o ser obligados a prestar servicio
militar. En este sentido, cabe entonces señalar y reafirmar que las batidas no
tienen orden de retención y por ende, sino no tienen esta orden, son ilegales.
Así mismo, en diferentes ocasiones los militares se
encuentran haciendo las batidas en sitios públicos con herramientas o
armamentos de guerra, lo cual está prohibido por ley, puesto que pone en
peligro la vida de los ciudadanos.
En lo que respecta a la norma, y para referirse al
reclutamiento forzado, este está prohibido por el artículo 28 de la
constitución política colombiana y por la sentencia C-879 de 2011 de la Corte
Constitucional.
Pago de la libreta
militar en la universidad
“Ni libreta militar,
ni batidas ilegales”
Aunque para muchos jóvenes el trámite para definir la
situación militar y pagar la libreta no genera extrañeza, cabe afirmar que no
tener libreta militar no es un delito, no es penalizable y por ende tampoco
puede ser un argumento para la retención. Lo que evidencia este proceso es una
clara vulneración y violación del derecho al trabajo, la movilidad y la
educación, puesto que sin la libreta militar, las Universidades niegan la
posibilidad de graduarse y poder obtener el título y diploma profesional. Así
mismo, empresas públicas y algunas privadas exigen la libreta militar para
desempeñar un cargo o función laboral.
Objeción por
conciencia
“Nadie está obligado a hacer lo que su
conciencia rechaza”
Tras estos hechos y situaciones, en el último tiempo se
intentado visibilizar de manera más contundente una práctica política que ha
sido invisibilizada según muchas conveniencias, esta práctica denominada
“Objeción por Conciencia” es el derecho que tienen todas las personas de no
acatar o aceptar, cualquier tipo de mandato que entre en contradicción con sus
creencias, al ser consideradas contrarias a su conciencia.
Si bien, como ya se ha expresado, el derecho a objetar no
se ha visibilizado en nuestra sociedad, el fin de esta herramienta es tener una
posibilidad de defender la decisión tomada y plantear de manera abierta
desobediencia ante la escuela, el Estado, etc., siempre que estos intenten
vulnerar las convicciones, las ideas o creencias de las personas.
El derecho a la desobediencia debe ser respetado o por lo
menos revisado por los entes jurídico-administrativos como lo plantea el
artículo 18 de la Constitución Política Colombiana, así como los artículos 85 y
93 y la sentencia C-728/09 de la corte constitucional, los cuales ratifican la
libertad de conciencia.
Rehusarse a prestar el servicio militar, es un ejercicio
legítimo de la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, es por
ello que la Objeción por Conciencia va más allá del servicio militar
obligatorio, es una acción de
desobediencia y una práctica política.
En un contexto de violencia y de guerra, como es el caso
Colombiano, las prácticas militaristas se han introyectado en los individuos y
se han ido naturalizando, a través de
diferentes instituciones, como la escuela, la familia, los medios de
comunicación, etc, es un patrón culturar que necesariamente se debe detener,
pues en Colombia la guerra la plantean los ricos y son los pobres los que
mueren en ella.
Conclusión Preliminar
Tras esta reflexión, lo que se quiere es comenzar a
ambientar la discusión en nuestra Universidad y comenzar a exigir ante
los entes administrativos de nuestro claustro que la libreta militar no sea un
requisito para obtener el derecho a graduarse, porque en un sin número
de veces el valor de la libreta militar es desproporcional y desorbitante para
muchos jóvenes de estratos en situación de precariedad, y aún siendo bajo el costo
en algunos casos, ese dinero se va a los fondos de finaciación de la guerra, y
no para educación, salud, u otras necesidades fundamentales de los
jovenes.
Por otro lado, es necesario evaluar si dado que cada vez
hay menor interés de los jóvenes a presentarse de manera voluntaria para
definir su situación militar, es porque estos no quieren contribuir más a la
continuación de la guerra y el conflicto en un país como el nuestro.
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