(Respuesta
de Laura Niño, Vocera del Proceso Nacional Identidad Estudiantil, a la
convocatoria de reconstruir la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad Nacional mediante donaciones de los egresados)
1. La
Universidad y la educación pública no puede depender de las donaciones, que
caritativamente (?) piden los directivos – administradores de la crisis – a
quienes han salido de la universidad. No nos dejemos convencer con estas
artimañas, los donativos no darán lo suficiente. Que no pase lo de ingeniería,
que Diego Hernández (vicerrector de sede de la nacho), experto en pedir
limosna, se endeudó para terminar el edificio de Ingeniería que dos años
después sigue en obra.
2.
Claro que las personas que se forman con la educación que pagamos todos y todas
tienen una responsabilidad histórica y social con su nación, cosa que
lastimosamente hemos olvidado como estudiantes activxs, pero esta forma tan
pedigueña y arrastrada de solucionar problemas, cuando la crisis es evidente,
simplemente es descarada e insuficiente.
3. Como
último y más importante, está el problema de la universidad y lo público en el
contexto actual. El financiamiento de la universidad pública es un deber del
Estado, y esto no se dice en la misma lógica pedigueña del virrey Hernández, esto
se dice como una disputa política del erario público que en este país, todo el
mundo se rompe el lomo para construir, pero unos pocos disfrutan de sus jugosos
beneficios.
Privatizando
las victorias, y socializando las pérdidas. Es entonces el momento de
lanzarnos, como politólogxs y abogadxs, como estudiantes en general, como
ciuadadanxs, como colombianxs, a LUCHAR Y POSICIONAR LAS FUENTES POLÍTICAS DE
LA FINANCIACIÓN DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA. Que, si bien no son pocas, tampoco son
casualidad.
El ‘derrocamiento’
de la ley de sostenibilidad fiscal, disminución del desmedido gasto para guerra
(¿por qué si les molesta que se dañe una pared, no les molesta que se gasten la
plata en los gases que ud, así no quiera, se va a tener que tragar?), de las
exenciones de impuestos a grandes empresas, entre otros son fuentes reales de
financiación para la educación y para conseguirlas necesitamos de organización,
conciencia y movimiento.
Surge
entonces el rompimiento, la fractura, no estamos pidiendo limosna, estamos
exigiendo lo que es nuestro. La educación es el baluarte de las naciones porque
en ella se consignan y se recogen, nuestro pasado – es decir quiénes fuimos – y
se construye nuestro presente y futuro – es decir quiénes seremos.
Es momento de decidir, si queremos ser motor de
cambio para sembrar la semilla de una Colombia diferente, siendo esta una
actitud muy acorde al momento político y a la enseñanza que desde campesinxs,
indígenxs, mujeres, jóvenes, lxs indignadxs y excluidxs de Colombia han hecho.
O podemos
ser parte del problema, podemos arrodillarnos como Hernández (que tiene unos
intereses muy claros) y ser testigos pasivos de cómo otros escriban La
Historia, la que también es nuestra – lastimosamente- , la del acabose de lo
público, de lo común, de lo que nos hace humanxs.
NO
QUEREMOS MÁS ADMINISTRADORES DE LA CRISIS.
ES
MOMENTO DE QUE NOS DEVUELVAN LO QUE ES NUESTRO.
¡EL
PUEBLO LO DICE Y TIENE LA RAZÓN, PRIMERO LO PRIMERO, SALUD Y EDUCACIÓN!
Lara Carolina Niño
Estudiante de Ciencias Políticas
Vocera Proceso Nacional Identidad Estudiantil
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