sábado, 23 de noviembre de 2013

Un llamado libertario al debate y a la movilización en la UPN



*El uso del femenino en este escrito es intencional, lo empleamos para referirnos a las personas.
“¡Obremos, luchadores! Nuestro deber es combatir sin tregua”.
-Práxedis Guerrero-
La organización, la resistencia y la lucha son tres armas indispensables de toda estudiante revolucionaria que se rebela contra al Estado y el capital. A nivel macro vemos cómo el estudiantado apoya las justas luchas de las clases subalternas por mejores condiciones de vida mediante jornadas de solidaridad reflejadas en mítines, marchas, bloqueos y comunicados. A nivel micro somos pocas los que asistimos a las asambleas y los espacios de coordinación en busca de una UPN del y para el pueblo, una UPN digna y gratuita, una UPN libre y combativa.
Las pasadas jornadas de movilización parecieran reflejar un desgaste físico de todas las que participamos en la construcción del pliego de exigencias y las diferentes actividades de rebeldía en las calles. Éstas también mostraron una realidad difícil de aceptar: la indiferencia de la mayoría de las estudiantes de la UPN frente a la crisis académica, sanitaria, infraestructural y de Derechos Humanos que vive no solo la sede de la calle 72 sino también las sedes de Valmaria, el Nogal y el Parque Nacional. Sabemos  que el reformismo, la verdadera socialdemocracia estudiantil, ha querido desmovilizar a un conjunto importante de la comunidad universitaria e igualmente comprendemos que la MANE es un actor odiado en la UPN debido a los errores cometidos en el Paro Estudiantil del 2011. Sin embargo, debemos entender que la unidad revolucionaria debe ser la fuerza motriz en estos momentos en que la administración viene arremetiendo indiscriminadamente contra estudiantes, profesoras y trabajadoras como se evidencia en la feliz aprobación del préstamo de Findeter para la maravillosa construcción de Valmaria mientras la sede de la calle 72 se desploma y no tiene luz, agua, baños ni restaurante[1].
Lo anterior, no le importa a la administración Orozco pues el espíritu de competitividad y de ganancia privada vale más que el bienestar de la comunidad universitaria; el pensamiento mercantil de arrodillamiento neoliberal necesita destruir las universidades públicas para construir grandes obras arquitectónicas que sirvan como sostén ideológico y económico a las clases dominantes.  De esta manera, el proyecto Valmaria pretende ser una edificación moderna ubicada en el norte de Bogotá que acogerá una gran cantidad de estudiantes pero que, a la luz de la cruda realidad, será un sitio de exclusión social. Solo se necesita observar en dónde se ubicará esta sede para darse cuenta de la difícil situación de movilidad que tendrán que soportar las estudiantes que viven en la periferia de la ciudad (Bosa, San Cristóbal Sur, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe, Usme)[2]. Seguramente, la apuesta del señor Orozco es “aburguesar” la UPN y convertirla en una universidad de élite mundial que forme las mejores educadoras acríticas y legitimadoras de los aparatos represivos del Estado y el capital.
La construcción de la sede norte de la UPN nos lleva a otro problema grave de privatización como es la deuda con entidades financieras pues la administración no tendrá la capacidad para pagar una deuda de casi 9.000 millones lo que llevará a que grandes empresas se apropien de no solo de los recursos de la universidad sino de su estructura física[3].
Por otro lado, debemos tener en cuenta que la degradación de la estructura física y la construcción de Valmaria no son los únicos problemas que afronta la universidad en estos momentos pues surgen diversos cuestionamientos frente al Bienestar Universitario ya que muchos individuos nos hacemos la siguiente pregunta frente a una de las divisiones administrativas más importantes en el sostenimiento de las estudiantes: ¿Cuál es la verdadera política de bienestar y a qué intereses sirven sus aclamados comunicados?
Posiblemente, para el señor Orozco y sus secuaces, es la desmovilización y división del  estudiantado por medio de la aprobación de proyectos que no sirven en la formación pedagógica y critica de las estudiantes como se evidenció en el famoso “rincón del juego” que no es más que un sitio de distracción generalizado para desviar la mirada de la comunidad universitaria de cara a los verdaderos problemas de la universidad.  Este lugar de esparcimiento, ha reflejado la cara más triste del hacinamiento agonizante que vive la universidad pues, al quitar algunas mesas del restaurante, las estudiantes nos tenemos que aguantar interminables filas para comprar el tiquete del restaurante además de esperar varios minutos para que alguna compañera desocupe rápidamente alguna silla para poder almorzar. Es necesario recalcar que esos proyectos culturales (rincón del juego, festival de cuenteras, torneos de microfútbol, talleres de danzas, caminatas) son indispensables en todo proceso formativo de Educación Superior; no obstante existen problemas más urgentes que solucionar y que le competen a Bienestar en su política de “contribuir a la formación integral, calidad de vida y construcción de tejido social de la comunidad universitaria”[4] evitando la deserción estudiantil y promoviendo un ambiente saludable dentro del campus.
Finalmente y poniendo en debate solo algunas problemáticas que afrontamos actualmente como Comunidad Universitaria,  hacemos un llamado a la no subordinación, a la inconformidad, al descontento, a la insumisión, a la desobediencia porque si algo hemos manifestado las estudiantes de la UPN en estos años de lucha y resistencia en las calles, las asambleas y las clases es que somos un estudiantado insumiso y combativo. Rompamos las cadenas del dogmatismo y levantemos nuestro puño en alto por nuestra Universidad Pedagógica Nacional. Que el grito rebelde por mejores condiciones para ejercer nuestro proceso de formación docente se haga escuchar en todo el centro financiero y en toda la ciudad.  Que nuestras voces, muchas veces silenciadas por el temor a debatir, dialogar o hablar, se hagan sentir en el salón de clases y en los pasillos de la universidad. Fortalezcamos el trabajo de base en semestres, departamentos y facultades a la vez que participemos en la Coordinadora Estudiantil que es un espacio amplio de discusión y práctica.
Tenemos el compromiso ético de defender nuestro territorio de los intereses mercantiles y privatizadores impulsados por la administración Orozco que sigue su empeño de convertir a la universidad en un centro comercial al servicio de la oligarquía financiera y terrateniente colombiana que desea la abolición del pensamiento revolucionario en las universidades públicas y el aniquilamiento progresivo de los cupos dados a estudiantes  pertenecientes a las clases menos favorecidas.
Reivindiquemos y hagamos memoria nuevamente la lucha por la reforma estudiantil cordobesa en 1918, la alianza obrero-estudiantil de Mayo del 68 en Paris, la elaboración del pliego de exigencias, posterior agitación y confrontación de las estudiantes de la UPN en 1971.
Hagamos de la rebeldía un arma simbólica contra el Estado, el capitalismo, el imperialismo y la administración. Impulsemos permanentemente el debate y la movilización.
Grupo Estudiantil Anarquista – GeA
Universidad Pedagógica Nacional
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[1] En el edificio A se cayó el techo del salón de geografía (Aula A-315), se han agrietado algunos salones del segundo piso y se han cerrado indiscriminadamente los baños nuevos recientemente entregados por la administración a la Comunidad Universitaria. En el edificio B no sirven algunos baños y los laboratorios están que se desploman. En el edificio C las estudiantes tienen que aguantare contantemente el hacinamiento y el calor producido por los llamados “hornos” que son salones ubicados al lado de una división administrativa. Y, en el restaurante se cayó el techo en semanas pasadas lo que produjo inundaciones y daños a las mesas donde normalmente almuerzan las estudiantes.
[2] La administración de la UPN pareciera hacer todo al revés pues no debemos olvidar que la alcaldía de Bogotá pretende abrir algunas sedes de la Universidad Distrital en algunos sitios ubicados en el sur de la ciudad. Lo anterior, no pretende ser un discurso que legitime la represión de la administración de la UD que, al igual que las administraciones de la UN y la UPN, sirve a intereses económicos y políticos particulares.
[3] Ya la administración no tiene ni siquiera la habilidad para disimular sus pretensiones de privatizar la universidad a pesar de que siga utilizando lo público como pretexto de la mercantilización de la educación, como se observa a continuación: “Este Proyecto es una apuesta por lo público, pues, aunque la operación cuenta con el apoyo de una institución financiera privada, está respaldada por el Estado colombiano, encabezada por una universidad pública y las inversiones se destinarán al fortalecimiento de la capacidad instalada de una institución pública”.  Aprobado crédito Findeter para Proyecto Valmaría. 7 de Noviembre de 2013. http://agencia.pedagogica.edu.co/vernoticia.php?idnot=1034.

[4] Objetivos de bienestar universitario en ¿Qué es Bienestar Universitario de la UPN? http://bienestar.pedagogica.

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