*El uso del femenino en
este escrito es intencional, lo empleamos para referirnos a las personas.
“¡Obremos,
luchadores! Nuestro deber es combatir sin tregua”.
-Práxedis
Guerrero-
La
organización, la resistencia y la lucha son tres armas indispensables de toda
estudiante revolucionaria que se rebela contra al Estado y el capital. A nivel
macro vemos cómo el estudiantado apoya las justas luchas de las clases
subalternas por mejores condiciones de vida mediante jornadas de solidaridad
reflejadas en mítines, marchas, bloqueos y comunicados. A nivel micro somos
pocas los que asistimos a las asambleas y los espacios de coordinación en busca
de una UPN del y para el pueblo, una UPN digna y gratuita, una UPN libre y
combativa.
Las
pasadas jornadas de movilización parecieran reflejar un desgaste físico de
todas las que participamos en la construcción del pliego de exigencias y las
diferentes actividades de rebeldía en las calles. Éstas también mostraron una
realidad difícil de aceptar: la indiferencia de la mayoría de las estudiantes
de la UPN frente a la crisis académica, sanitaria, infraestructural y de
Derechos Humanos que vive no solo la sede de la calle 72 sino también las sedes
de Valmaria, el Nogal y el Parque Nacional. Sabemos que el reformismo, la verdadera
socialdemocracia estudiantil, ha querido desmovilizar a un conjunto importante
de la comunidad universitaria e igualmente comprendemos que la MANE es un actor
odiado en la UPN debido a los errores cometidos en el Paro Estudiantil del
2011. Sin embargo, debemos entender que la unidad revolucionaria debe ser la
fuerza motriz en estos momentos en que la administración viene arremetiendo
indiscriminadamente contra estudiantes, profesoras y trabajadoras como se
evidencia en la feliz aprobación del préstamo de Findeter para la maravillosa
construcción de Valmaria mientras la sede de la calle 72 se desploma y no tiene
luz, agua, baños ni restaurante[1].
Lo
anterior, no le importa a la administración Orozco pues el espíritu de competitividad
y de ganancia privada vale más que el bienestar de la comunidad universitaria;
el pensamiento mercantil de arrodillamiento neoliberal necesita destruir las
universidades públicas para construir grandes obras arquitectónicas que sirvan
como sostén ideológico y económico a las clases dominantes. De esta manera, el proyecto Valmaria pretende
ser una edificación moderna ubicada en el norte de Bogotá que acogerá una gran
cantidad de estudiantes pero que, a la luz de la cruda realidad, será un sitio
de exclusión social. Solo se necesita observar en dónde se ubicará esta sede
para darse cuenta de la difícil situación de movilidad que tendrán que soportar
las estudiantes que viven en la periferia de la ciudad (Bosa, San Cristóbal
Sur, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe, Usme)[2]. Seguramente, la apuesta del
señor Orozco es “aburguesar” la UPN y convertirla en una universidad de élite
mundial que forme las mejores educadoras acríticas y legitimadoras de los
aparatos represivos del Estado y el capital.
La
construcción de la sede norte de la UPN nos lleva a otro problema grave de
privatización como es la deuda con entidades financieras pues la administración
no tendrá la capacidad para pagar una deuda de casi 9.000 millones lo que
llevará a que grandes empresas se apropien de no solo de los recursos de la
universidad sino de su estructura física[3].
Por
otro lado, debemos tener en cuenta que la degradación de la estructura física y
la construcción de Valmaria no son los únicos problemas que afronta la universidad
en estos momentos pues surgen diversos cuestionamientos frente al Bienestar
Universitario ya que muchos individuos nos hacemos la siguiente pregunta frente
a una de las divisiones administrativas más importantes en el sostenimiento de
las estudiantes: ¿Cuál es la verdadera política de bienestar y a qué intereses
sirven sus aclamados comunicados?
Posiblemente,
para el señor Orozco y sus secuaces, es la desmovilización y división del estudiantado por medio de la aprobación de
proyectos que no sirven en la formación pedagógica y critica de las estudiantes
como se evidenció en el famoso “rincón del juego” que no es más que un sitio de
distracción generalizado para desviar la mirada de la comunidad universitaria
de cara a los verdaderos problemas de la universidad. Este lugar de esparcimiento, ha reflejado la
cara más triste del hacinamiento agonizante que vive la universidad pues, al
quitar algunas mesas del restaurante, las estudiantes nos tenemos que aguantar interminables
filas para comprar el tiquete del restaurante además de esperar varios minutos
para que alguna compañera desocupe rápidamente alguna silla para poder
almorzar. Es necesario recalcar que esos proyectos culturales (rincón del
juego, festival de cuenteras, torneos de microfútbol, talleres de danzas,
caminatas) son indispensables en todo proceso formativo de Educación Superior;
no obstante existen problemas más urgentes que solucionar y que le competen a
Bienestar en su política de “contribuir a la formación integral, calidad de
vida y construcción de tejido social de la comunidad universitaria”[4] evitando
la deserción estudiantil y promoviendo un ambiente saludable dentro del campus.
Finalmente
y poniendo en debate solo algunas problemáticas que afrontamos actualmente como
Comunidad Universitaria, hacemos un
llamado a la no subordinación, a la inconformidad, al descontento, a la
insumisión, a la desobediencia porque si algo hemos manifestado las estudiantes
de la UPN en estos años de lucha y resistencia en las calles, las asambleas y las
clases es que somos un estudiantado insumiso y combativo. Rompamos las cadenas
del dogmatismo y levantemos nuestro puño en alto por nuestra Universidad
Pedagógica Nacional. Que el grito rebelde por mejores condiciones para ejercer
nuestro proceso de formación docente se haga escuchar en todo el centro
financiero y en toda la ciudad. Que
nuestras voces, muchas veces silenciadas por el temor a debatir, dialogar o
hablar, se hagan sentir en el salón de clases y en los pasillos de la
universidad. Fortalezcamos el trabajo de base en semestres, departamentos y
facultades a la vez que participemos en la Coordinadora Estudiantil que es un
espacio amplio de discusión y práctica.
Tenemos
el compromiso ético de defender nuestro territorio de los intereses mercantiles
y privatizadores impulsados por la administración Orozco que sigue su empeño de
convertir a la universidad en un centro comercial al servicio de la oligarquía
financiera y terrateniente colombiana que desea la abolición del pensamiento
revolucionario en las universidades públicas y el aniquilamiento progresivo de
los cupos dados a estudiantes
pertenecientes a las clases menos favorecidas.
Reivindiquemos
y hagamos memoria nuevamente la lucha por la reforma estudiantil cordobesa en
1918, la alianza obrero-estudiantil de Mayo del 68 en Paris, la elaboración del
pliego de exigencias, posterior agitación y confrontación de las estudiantes de
la UPN en 1971.
Hagamos
de la rebeldía un arma simbólica contra el Estado, el capitalismo, el
imperialismo y la administración. Impulsemos permanentemente el debate y la
movilización.
Grupo Estudiantil Anarquista – GeA
Universidad Pedagógica Nacional
__________________________________________
[1] En
el edificio A se cayó el techo del salón de geografía (Aula A-315), se han
agrietado algunos salones del segundo piso y se han cerrado indiscriminadamente
los baños nuevos recientemente entregados por la administración a la Comunidad
Universitaria. En el edificio B no sirven algunos baños y los laboratorios
están que se desploman. En el edificio C las estudiantes tienen que aguantare
contantemente el hacinamiento y el calor producido por los llamados “hornos”
que son salones ubicados al lado de una división administrativa. Y, en el
restaurante se cayó el techo en semanas pasadas lo que produjo inundaciones y
daños a las mesas donde normalmente almuerzan las estudiantes.
[2] La
administración de la UPN pareciera hacer todo al revés pues no debemos olvidar
que la alcaldía de Bogotá pretende abrir algunas sedes de la Universidad
Distrital en algunos sitios ubicados en el sur de la ciudad. Lo anterior, no
pretende ser un discurso que legitime la represión de la administración de la
UD que, al igual que las administraciones de la UN y la UPN, sirve a intereses
económicos y políticos particulares.
[3] Ya
la administración no tiene ni siquiera la habilidad para disimular sus
pretensiones de privatizar la universidad a pesar de que siga utilizando lo
público como pretexto de la mercantilización de la educación, como se observa a
continuación: “Este Proyecto es una apuesta por lo público, pues, aunque la
operación cuenta con el apoyo de una institución financiera privada, está
respaldada por el Estado colombiano, encabezada por una universidad pública y
las inversiones se destinarán al fortalecimiento de la capacidad instalada de
una institución pública”. Aprobado
crédito Findeter para Proyecto Valmaría. 7 de Noviembre de 2013.
http://agencia.pedagogica.edu.co/vernoticia.php?idnot=1034.
[4]
Objetivos de bienestar universitario en ¿Qué es Bienestar Universitario de la
UPN? http://bienestar.pedagogica.
0 comentarios:
Publicar un comentario