Llamamiento a la IV
Asamblea del
Proceso Nacional
Identidad Estudiantil
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿Sólo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?
También les queda no decir amén,
no dejar que les maten el amor,
recuperar el habla y la utopía.
Ser jóvenes sin prisa y con memoria,
situarse en una historia que es la suya,
no convertirse en viejos prematuros.
Somos
hombres y mujeres provenientes de todos los puntos, culturas, tradiciones que
le damos forma a este territorio llamado Colombia. Somos estudiantes que hemos
decidido recoger los sueños, las esperanzas, los gritos, la rebeldía y la
experiencia de todos los que nos han antecedido en este proyecto, en esta gran
familia que decidió llamarse un buen día IDENTIDAD ESTUDIANTIL.
Somos
los que hemos decidido condensar todo este pasado digno y rebelde en la solidez
del agua, de la lucha; que es el alimento de la vida digna, para seguir
construyendo otra Colombia. Decidimos fluir desde los salones, auditorios,
pasillos, cafeterías, bibliotecas, allí donde ha sido enjaulado el futuro, la
esperanza y nuestros sueños, allí donde está queriendo ser castrado el
pensamiento, allí donde nos han querido adiestrar en el capitalismo.
Somos
los que hemos decidido alimentar la vida con sueños de textura a poder popular,
somos una familia organizada para la vida digna, que decidió constituir sus
huesos a partir de lo que en un principio se ha gestado en el vientre del
pueblo: el amor, el compromiso con sus necesidades y sus luchas. Somos los que
hemos decidido que la fibra de nuestros músculos esté compuesta de la
construcción colectiva del poder (de la vida), de la solidaridad, de la crítica
y la autocrítica. Somos los que hemos decidido abrigar este cuerpo con una piel
que lo proteja y rechace el autoritarismo, el patriarcado, el sectarismo, el
dogmatismo, la dominación y la subordinación, y como un todo organizado las
confronte.
Somos
los que hemos decidido sembrar rebeldía en nuestros cuerpos, en nuestras
universidades, en nuestras escuelas, en nuestra familia, en nuestra
organización estudiantil, con el firme propósito de seguir construyendo un
movimiento estudiantil que sea parte de una fuerza social tan ancha y tan larga
que en ella nos encontremos todos caminando hacia un futuro en el que nos
liberemos hasta de lo nunca imaginado.
Hemos
decidido arrojarnos al viento en forma de semillas para discutir, debatir,
construir con todos y propagar nuestro pensamiento, para crecer allí, en
aquellos claustros educativos que nos pretenden castrar el pensamiento
libertario imponiéndonos relaciones autoritarias y verticales; haciendo del
conocimiento y del ejercicio educativo, el suicidio diario de nuestras
subjetividades.
Hemos
decidido recoger los frutos dulces y amargos de nuestras luchas y concentrarlos
en la ciudad de Bogotá los días 8, 9, 10 y 11 de noviembre, con el firme
propósito de llevar a cabo nuestra IV Asamblea Nacional, donde seguramente nos
encontraremos con nuevos sueños, luchas, liberaciones, con nuevos cuerpos
dispuestos a consolidar y a continuar esta gran familia que hoy en día sigue
llamándose: PROCESO NACIONAL IDENTIDAD ESTUDIANTIL.
Carácter
de la IV Asamblea Nacional
del
Proceso Nacional Identidad Estudiantil
El
Proceso Nacional Identidad Estudiantil al girar su mirada hacia atrás, hacia
adelante y a nuestro alrededor, ha decidido que su IV Asamblea Nacional sea un
escenario amplio e incluyente en la medida que conversemos y acortemos
distancias, con esos y esas con los que hemos tejido sueños; con aquellas y
aquellos con los que hemos llegado a pensamientos comunes en la movilización y
la lucha popular. Amplio e incluyente en la medida que conversemos sobre los
retos que se presentan para el movimiento estudiantil y social con el horizonte
de construir un país con vida digna.
El
Proceso Nacional Identidad Estudiantil al regresar la mirada hacia su cuerpo de
estudiante evidencia heridas, cicatrices y logros; producto de confrontaciones
por nuestros sueños que provocan sonrisas y dolores, por las y los que aún
están, por los y las que se graduaron, por los y las que nos dieron y dan su
ejemplo y por qué no, su abrazo en este no tan corto caminar.
El
Proceso Nacional Identidad Estudiantil al mirar a su interior reconoce una
diversidad de regiones, culturas y modos de construir de hombres y mujeres
rebeldes; reconoce que es necesaria cada palabra, cada grito, cada rabia y cada
silencio que nos permite escuchar la voz de todos aquellos y aquellas que hemos
sumado a la construcción de este proyecto estudiantil y es en ese sentido que
nuestra IV Asamblea Nacional es democrática, deliberativa y decisoria.
El
Proceso Nacional Identidad Estudiantil ha decidido presentar su cuerpo entero a
todos los estudiantes de Colombia, nuestros sueños y esperanzas que hace un
buen tiempo dejaron de ser esperas esperanzadas e ilusiones fugaces, para ser
un poco de amor eficaz, propuesta que se hace sentir en universidades y calles
donde es alternativa de vida digna. Hemos decidido presentar nuestro cuerpo
entero revitalizado, una vez terminada la asamblea nacional, a todas las gentes
de Colombia, como lo hemos hecho durante todo este tiempo.
El
Proceso Nacional Identidad Estudiantil ha decidido arrojar sus manos y pies,
los cuales contienen su acción, a hacer que la educación sea una posibilidad
para todas las gentes de nuestra tierra, para todos los excluidos y excluidas,
no reconocidas y no reconocidos de esta Colombia. Manos que tienen la tarea de
enredarse en las muchas otras manos de nuestros hermanos y nuestras hermanas;
que son las otras organizaciones estudiantiles, sindicales, políticas,
campesinas, indígenas, afro colombianas; Manos que tienen la tarea de enredarse
en las muchas otras manos de nuestros hermanos y hermanas, los y las que aún no
se organizan, los y las que aún no se han dado un cuerpo colectivo, ni un
nombre (en) plural, que al igual que nosotras y nosotros sueñan, luchan,
sufren, otra educación, otra Colombia.
Manos que están dispuestas a arrancar con dignidad a los de arriba
nuestro derecho a vivir.
Pies
que tienen la tarea de sintonizarse con otros sueños, con otros tiempos, con
otras geografías, para seguir haciendo camino a un mismo tiempo y a muchos
ritmos. Cuerpos enteros que están adentro y afuera de estas fronteras, que los
sabemos dispuestos a hacer posible nuestra patria latinoamericana.
Quizá
la tarea más grande la tiene nuestro pecho que contiene a su izquierda el
corazón, que tiene que seguir aprendiendo a darse, que tiene que seguir
aprendiendo a escuchar y sobre todo tiene que seguir aprendiendo que las
heridas son inevitables y a pesar de lo profundo de estas, tiene que continuar
dispuesto a darse entero hacia la utopía de un mundo nuevo, de un país nuevo,
de una educación nueva, de una universidad nueva.


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