Fueron
horas de discusiones, propuestas,
consensos y disensos. Fueron días de risa, cansancio, angustia y estrés. Fue
una semana donde olvidamos las diferencias ideológicas y nos pensamos la UPN no
como una empresa privada sino como una trinchera de lucha. La unidad rebelde
estudiantil creó un pliego de exigencias [1] y salió a la calle con cantos,
banderas y carteles.
Al
iniciar la semana veíamos poco probable una asamblea permanente. Parecía que al
estudiantado no le importaba lo que estaba sucediendo pues estaba preocupado
más de los parciales, trabajos y horarios de clase que de la crisis de la
universidad reflejada en: los salones, los pasillos, los baños, la planta docente, el Bienestar
Universitario, la biblioteca, las salidas de campo, la seguridad privada, el
“SIGAN”, los proyectos de investigación, la violación a Derechos Humanos, la
destrucción de las oficinas estudiantiles, la persecución a las compañeras
“chazeras”, los cursos para profesionales no licenciados, las deudas con
entidades financieras y el cierre de la sede Valmaria por condiciones de
salubridad.
Sin
embargo, las estudiantes organizadas e independientes que reflexionan sobre la
grave situación de la UPN y actúan frente a las medidas represivas del señor
Orozco y sus secuaces, se atrevieron a bloquear los edificios de la sede de la
calle 72 y a confrontar discursivamente a las profesoras reaccionarias[2] que
habitan el campus. No se hicieron clases durante cuatro días en muchas facultades pero se trabajó
arduamente para presentar unas banderas de lucha puntuales que evidencian el
anhelo que poseen profesoras y estudiantes de seguir combatiendo por una
Universidad digna, pública y gratuita.
Esa
pelea por otro modelo de universidad se reflejó en la realización de dos
asambleas por facultad, tres asambleas generales y una asamblea por mesas
temáticas donde se evidenció, una vez más, que el estudiantado de las
diferentes sedes de la Pedagógica es un estudiantado desobediente e
inconformista que no deja que se vulnere su libre derecho a una educación de
“calidad” ni su deseo de seguir viendo una universidad crítica, rebelde y al
servicio de las oprimidas.
Por
otra parte, hubo dos momentos que fueron cruciales, emotivos e inolvidables en
este proceso asambleario de lucha permanente contra la administración: la
asamblea general en el edificio P y la marcha hacia el edificio administrativo.
En el
primer momento, el bunker y escondite de la administración se convirtió en el
lugar donde un grupo de estudiantes y profesoras, que se piensan críticamente
la universidad, realizaron una asamblea biestamentaria. Pasamos de tener un
sitio vacío durante más de 30 años a tener un sitio lleno de gente opinando,
discutiendo y proponiendo por tres horas.
Fue poco tiempo, pero logramos apropiarnos de ese espacio para conspirar
contra la administración. Algo poco probable e imposible de hacer años atrás
pero realizable durante estos días de reflexión y movilización.
En el
segundo momento, se percibió un ambiente de alegría y rebeldía reflejado en el
mitin que hicimos por casi tres horas en el actual refugio de Orozco donde las
arengas de las estudiantes y el pito de los carros se hicieron escuchar.
A pesar
del solazo, de las discusiones con
algunas personas del sector y del
hostigamiento de los cuerpos represivos del Estado, la actividad fue un total
éxito pues presentamos el pliego de exigencias y logramos, posteriormente,
tomarnos la Avenida Caracas y el carril de transmilenio.
Finalmente,
estas acciones y actividades llevadas a cabo por el estudiantado junto con las
profesoras, demuestran que la protesta estudiantil tiene plena vigencia pues de
no haber sido por la asamblea permanente, por la marcha y el mitin en el DAR
posiblemente el señor Orozco, fiel borrego del Estado colombiano y amante de
las políticas privatizadoras y mercantiles, hubiera hecho caso omiso al pliego
de exigencias y hubiera seguido pensando que las estudiantes que salimos a las
calles y que alzamos nuestra voz somos una inmensa minoría.
De la
misma manera, este proceso de resistencia estudiantil ha demostrado tanto a
estudiantes independientes como a organizadas que la unidad es posible y que es
en la lucha, el debate y la acción como construimos una universidad libre y
combativa.
Grupo Estudiantil
Anarquista GeA
[1]
Entre los puntos más importantes del pliego de exigencias se encuentran: la
reforma al Bienestar Universitario, el respeto a los Derechos Humanos, la
realización de un Consejo Superior Ampliado con participación de estudiantes,
profesoras y trabajadoras, el aumento de proyectos de investigación, el
mejoramiento de la infraestructura física y virtual, y la ampliación de
profesoras de planta.
[2] El
edificio B se ha convertido en un lugar donde las profesoras de la Facultad de
Ciencias y Tecnología impiden al estudiantado bloquear las puertas principales
a la vez que se atreven a colocar falla o realizar parciales durante el
desarrollo de las asambleas.
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