La Universidad Nacional de Colombia se ha
convertido, durante las dos últimas décadas, en generador de ingresos propios
para financiar su actividad. En 1995 los ingresos propios representaban 24,4%
del total del presupuesto de la Universidad; en 2013 elevaron su participación
relativa a 48%, tendencia que expresa una desfiguración de su “naturaleza
pública” al comportarse como las universidades privadas.
Libardo Sarmiento
Anzola
El
sector educativo hace parte de la reciente y compleja explosión social.
Colombia es un país de ingresos medios, periférico al capitalismo mundial y
dependiente de las políticas que emanan del centro hegemónico. Por ello, el
país no escapa a las determinaciones del modelo neoliberal. Esta influencia se
deja sentir con fuerza en el Sistema Universitario Estatal –SUE. Actualmente
las universidades estatales afrontan una grave crisis financiera consecuencia del incumplimiento del Estado de
su obligación constitucional de garantizar y financiar la educación pública
(Sistema Universitario Estatal, 2012; Desfinanciamiento de la Educación Superior
en Colombia, Bogotá, D.C.).
El
sector público, en término cuantitativos, tiene posición dominante en la
educación preescolar, básica y media. El sector privado monopoliza la educación
técnica, tecnológica y superior al controlar el 70 por ciento de las
matrículas. Las universidades públicas deben generar sus propios recursos, a
través de la venta de servicios de consultoría o elevando el valor de las
matrículas, para lograr subsistir, a costa de transformar su naturaleza
jurídica y misión.
La
Universidad Nacional de Colombia no escapa a la influencia de la hegemonía
discursiva y práctica neoliberal. Así, por ejemplo, a partir de la década de
1980 la Universidad Nacional ha implementado en el subsistema administrativo un
régimen caracterizado por la deslaboralización y la tercerización. En paralelo,
mientras la planta de servidores públicos administrativos y docentes se ha
venido reduciendo, el número de estudiantes registró un incremento de 71,1%
durante el periodo 1997-2013; en consecuencia, la relación estudiantes sobre
servidores públicos administrativos y docentes se duplicó.
La
Universidad Nacional de Colombia se ha convertido, durante las dos últimas
décadas, en generador de ingresos propios para financiar su actividad. En 1995
los ingresos propios representaban 24,4% del total del presupuesto de la
Universidad; en 2013 elevaron su participación relativa a 48%, tendencia que
expresa una desfiguración de su “naturaleza pública” al comportarse como las universidades
privadas, generadoras de sus propios recursos financieros. Nominalmente, los
ingresos propios de la Universidad Nacional de Colombia se multiplicaron por
10,2 veces durante el período 1997-2013 (de $63.702 millones a $644.592
millones).
De acuerdo
con el gráfico 1, el presupuesto de la UN pasó, en cifras nominales, de 137 mil
millones a 1,4 billones de pesos, durante el período 1995-2013. En este lapso,
las transferencias de la nación cayeron, en términos relativos porcentuales, de
76 a 52 por ciento. La generación de recursos propios compensó esta caída y
actualmente igualan el valor de las transferencias de la nación.
El
gráfico 2 muestra que en términos reales (controlando el efecto inflación) el
presupuesto general de la UN creció en 170 por ciento en el período 1995-2013.
Las transferencias de la nación sólo aumentaron durante este período en 85,4
por ciento y la generación de recursos propios se acrecentó en 431,5 por
ciento.
El
grafico 3 muestra la severa caída en el número de empleados administrativos y
docentes en contraste con el rápido crecimiento del número de estudiantes
durante el período 1997-2013, lo cual tiene efectos perversos en la calidad de
la educación y en los servicios de mantenimiento, apoyo y gestión. En efecto,
los empleados administrativos pasaron de 2.809 a 2.520; los docentes (en todas
las modalidades de contratación y niveles) también caen de 3.209 a 2.916. El
número de estudiantes creció en estos 16 años de 30.101 a 51.503. Al relacionar
la transferencia de recursos de la Nación a la UN por el número de estudiantes,
en términos reales (descontando el efecto inflacionario), deja ver que en 1997
el ingreso promedio por estudiante era de 12,8 millones de pesos y en 2013 es
de 11,9 millones de pesos, esto es, 7 por ciento menos.
El
Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación. Esta responsabilidad
es diferencial, el Estado tiene la obligación de financiar y garantizar la
educación como derecho de toda persona y como servicio público que tiene una
función social; la sociedad y la familia deben contribuir a definir sus
contenidos y ejercer la veeduría en tanto la educación debe formar al
colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz, y a la democracia; y
en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural,
científico, tecnológico y para la protección del ambiente (artículos 67- 69
CPC). Propósitos que difícilmente logrará un sistema educativo privatizado, en
tanto las empresas privadas educativas ya controlan una cuarta parte del
mercado educativo y las entidades públicas tienden hacia su privatización. Pero
la sociedad y las familias también viven de espaldas al problema educativo
nacional.
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