(Bogotá
abril 18 de 2013)
Hoy en
Colombia 115.780 personas se encuentran
privadas de la libertad; 107.056 hombres y 8.724 mujeres, recluidos en 142
establecimientos penitenciarios a nivel nacional; de ellos 35.338 se encuentran
aún sindicados de los cuales 1684 lo han estado por más de 36 meses. El índice
de hacinamiento, de acuerdo con las cifras oficiales, alcanza a más del 50%; la
mayoría de los presos pertenecen a sectores pobres de la sociedad
criminalizados por atentar contra la propiedad privada.
La
salida estatal es construir nuevos Establecimientos llamados mega-cárceles
según el anuncio de la señora ministra de Justicia Ruth Stella Correa
Palacios; la construcción de seis nuevas mega-cárceles,
permitiría contar con 26 mil nuevos cupos adicionales, para lo que se destinarían
$1.5 billones para construirlas con capacidad para 4.500 reclusos cada una, en
lugares como Girón, Popayán, la Costa Atlántica y el Eje Cafetero, entre otras
regiones, buscando lugares deshabitados, donde no exista señal de celular y los
gendarmes se comuniquen con telefonía satelital, esto, a su vez, ayudará a
terminar con las que serán financiado con recursos que vienen de la
Superintendencia de Notariado y Registro.
En el
artículo 26 de la reforma contempla que cuando no sea suficiente el personal del
Cuerpo de Custodia y Vigilancia Penitenciaria Nacional, se acudirá a la
contratación de vigilancia privada, se viola el principio de responsabilidad
estatal sobre la privación de la libertad y la custodia de los presos, las
cuales no se le pueden confiar a particulares.
A la par que se endurecen las penas y se crean
más delitos; con la propuesta de reforma al código penitenciario se pretende la
privatización de las cárceles, la profundización de la crisis al trasladar a
los municipios la construcción de centros carcelarios para sindicados y
aumentar las facultades al INPEC para declarar la emergencia carcelaria y
adoptar medidas coercitivas contra los presos que exigen sus derechos, tal como
lo contempla el artículo 81 de la cuestionada reforma.
Estas cifras
y medidas, aunque alarmantes, no son el reflejo de una contundente respuesta
judicial a la impunidad en crímenes de lesa humanidad, al punto que el número
de asegurados preventivamente y condenados por punibles de alto impacto social
como la desaparición forzada (369), desplazamiento forzado (364), tortura
(158), tortura en persona protegida (21), no suman más del 1,2% de la población
reclusa.
Las
condiciones de reclusión para el común de las personas privadas de la libertad
ha despertado la inconformidad de miles dentro y fuera de las prisiones: En los
últimos cinco años 500 internos han muerto dentro de las cárceles; hoy se puede
decir que la crisis del sistema de salud para las personas privadas de la
libertad es irreversible pues se han profundizado problemas tales como la
deficiente atención médica general y especializada, la falta de suministro de
medicamentos y práctica de exámenes diagnósticos, lo cual se agrava ante un
inexistente programa de prevención y detección temprana de enfermedades.
El artículo 55 de la Reforma no soluciona la
necesidad que tienen los reclusos de un régimen especial, acorde con situación
especial, riegos y morbilidad, pues no entrega las herramientas a través de las
cuales los internos pueden hacer efectivo el derecho de acceso a la salud.
Por su
parte, otros problemas endémicos del sistema penitenciario se exacerban: La
corrupción, el cacicazgo, la violencia intracarcelaria, las violaciones a los
derechos humanos, el silenciamiento, la represión encubierta, son el pan de
cada día que sumerge a la población reclusa en un permanente estado de sumisión
que atenta contra la dignidad humana. Sus familias, sufren igualmente la
implementación de una política carcelaria en la que prima la restricción de los
derechos sobre la garantía y respeto de los mismos, que se traduce en la
desintegración de miles de núcleos familiares, abusos de autoridad de la
guardia generalmente contra mujeres y niños visitantes, la limitación del
derecho a la visita a través de medidas como el pico y placa, entre otras
expresiones.
Dentro
de esta población carcelaria, sobreviven los Presos Políticos, hombres y
mujeres privados de su libertad en unos casos por ejercer el derecho a
disentir, protestar, por su liderazgo social o por defender los derechos de los
pueblos; en otros, por alzarse en armas contra el status quo o simplemente por
vivir en zonas de control rebelde. Los Presos Políticos por años desde las
cárceles colombianas han exigido su reconocimiento como sujetos históricos y
han luchado por la dignificación de las condiciones de vida de toda la
población reclusa, por tanto, están legitimados para que en todo proceso de Paz
se aborde su problemática desde el reconocimiento del delito político, que no
es más, que el reconocimiento de las causas socio-económicas del conflicto
colombiano.
Sin
duda, todo ello debe cambiar y resulta evidente que la propuesta gubernamental
no consulta con las necesidades y
expectativas de la población afectada directa e indirectamente con la
problemática en las cárceles y penitenciarías del país.
Es
necesario que quienes conocemos esta realidad avancemos en la construcción una
propuesta colectiva y aumentemos nuestra capacidad de denuncia y exigencia ante
las instancias estatales. Por esta razón, hacemos un llamado amplio a
fortalecer los movimientos que brotan desde el interior de las cárceles y
aquellos que se han forjado desde sus familiares y amigos, por la libertad y la
dignidad de todas las personas privadas de la libertad.
Convocamos
al Plantón “La paz también pasa por la libertad de los Presos Políticos” que se
llevará a cabo el 18 de abril de 2013 en la ciudad de Bogotá, como la primera
de una serie de actividades organizadas a través de las cuales se busca la
libertad inmediata de los presos políticos que padecen enfermedades graves, la
exigencia de una política criminal en la que prime el derecho a la libertad
como regla general y el respeto de la Dignidad humana de la población reclusa y
finalmente el apoyo solidario al movimiento carcelario que se gesta desde los
presos, sus familiares y amigos.
Convocan:
Asociaciones
de Familiares de Presos de Colombia
Apoyan:
Congreso
de los Pueblos.
Fundación
Comité de Solidaridad con los Presos
Políticos
Campaña
contra detenciones arbitrarias
Unión
Sindical Obrera –USO
Asociación
de Institutores del Cauca – ASOINCA
Fundación
de Derechos Humanos Joel Sierra
COSPACC
Equipo
Jurídico Pueblos
Fundación
Territorios por Vida Digna.
http://www.presospoliticosnoextradicion.org/
http://www.comitedesolidaridad.com/
http://derechodelpueblo.blogspot.com/
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