Compartimos
con todos ustedes este texto, escrito hace algunos meses, y con el cual
queremos hacerle un homenaje al Comandante Hugo Chavez, haciendo también un
llamado, a rodear solidariamente el proceso que sigue gestándose en Venezuela y
a retomar los legados que Chavez le dejo a la izquierda latinoamericana.
“ Chávez
Hoy
tengo un dolor de Chávez en la piel. Como si el mundo se detuviera por un
instante y no respirara… para sentir el latido débil de su corazón rebelde,
marcando el paso todavía.
Hoy
tengo un nudo de Chávez en la garganta. Como si toda la rabia se juntara en un
nombre… que es la manera cómo eligió llamarse un pueblo, un tiempo de
revolución, una posibilidad veintiúnica de existencia de nuestro socialismo.
Hoy
tengo una marea de Chávez en la mirada. Como si necesitara por un momento ver
para creer. Como si supiera que ese mar de gente que ruega por él con lágrimas
amontonadas en los ojos, está inventando así una forma entrañablemente absurda
de la rebelión del continente.
Hoy
tengo una inquietud de Chávez en las manos. Como si el puño cerrado y la
caricia necesitaran tocar la superficie de la historia para saberlo en ella.
Hoy
tengo una urgencia de Chávez en la sangre. Como si toda la vida desparramada en
el continente, formara un ancho río rojo revolución… exigiendo que en este
tiempo nadie se conforme con plegarias... que nadie se conforme… que nadie se
acomode.
Porque
Chávez -el que conocimos- se va alejando suavemente de la volcánica aparición
en nuestros gestos cotidianos. Y necesitamos con urgencia que nazcan nuevas
maneras de revolucionarnos… tal vez con menos liderazgos individuales, tal vez
con más creaciones colectivas. Porque no es verdad –aunque quisiéramos- que
ahora nacerán miles de Chávez. Como no nacen miles de Fideles ni de Guevaras ni
de Ramonas ni de Evitas. Como no nacen Bolívares ni Manuelas ni Bartolinas ni
Camilos. Pero nacen sí, una multitud de Juanes y Marías, de Pedros y Sandras,
de Pablos y Luisas, formando un collar de estrellas insurrectas, que iluminan
cuando brillan juntas los sueños libertarios sembrados en nuestras tierras.
Formando un telar de palabras sencillas, que envuelven nuestra memoria y la
multiplican en sus historias mágicas.
Hoy
tengo una esperanza de Chávez en mi corazón. Porque el tipo no se rindió.
Porque no se entregó. Porque desafió al sentido común y a las prédicas
conservadoras de lo posible. Porque el tipo se hizo querer, así milico como
era. Porque se equivocó y se corrigió muchas veces.
Porque
el tipo se dio todo completito a la historia. Porque así está entrando… con esa
sonrisa tan Chávez en el rostro indio. Tan feliz celebrando picardías. Tan
cómplice de Fidel. Tan hablando hasta por los codos. Tan abrazadito al pueblo
más pobre y más desconsolado. Tan valiente el tipo. Tan entero en cada
despedida. Con su espada de Bolívar y su Constitución bajo el brazo, como
regalos del rey Melchor. Tan tierno en su dureza. Tan loco en su cordura.
Inventando el alba, en la noche oscura. Tan lucero el tipo. Tan Chávez,
todavía."
Claudia
Korol - 7 de enero 2013
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