En contra del señalamiento al movimiento estudiantil

Desde el 12

Cuando se lee en twitter: “Quienes le apostamos a la educación pública digna y de calidad,  como eje de la transformación seguimos esperando un argumento, sin capucha!”, trino del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama, genera la duda de quiénes le están apostando a la educación pública digna y de calidad en Colombia y de qué forma lo están haciendo. ¿Existen entonces dos únicos grupos, los de capucha y los sin capucha? Y ¿Nosotros, los sin capucha –incluido aquí el señor gobernador–, le apostamos a la educación pública digna y de calidad desde “la espera”? ¿Acaso desde la MANE, por poner un ejemplo, no se ha generado ya una serie de argumentos, los cuales han sido desechados desde el Ministerio de Educación Nacional? Nosotros no nos reconocemos desde la posición del señor gobernador Sergio Fajardo, nosotros no estamos esperando ¿esperando qué?

No nos cansaremos de insistir en que el problema real de las universidades públicas en Colombia no parte del uso o no de elementos como la capucha, ni de determinados tipos de violencia generados al interior de los campus, ni de ventas ambulantes o tráfico de estupefacientes. Aceptar esta posición sería similar a aceptar que el problema de violencia en Colombia es inmanente y no producto de una serie de desigualdades sociales, económicas, entre otras.

Sumado a esto, los medios masivos de comunicación en función de un Estado que no quiere que se muestre la realidad como es, y reproduciendo el discurso institucional, hacen creer a la opinión pública que los incitadores de dicha violencia son las personas que cubren su rostro; sin embargo, no admiten que el problema es estructural, el verdadero incitador es ese mismo Estado que no cumple con su función social, hace presencia en el territorio de manera militar y se olvida de ejercer una verdadera soberanía que garantice nuestros derechos.

Reiteramos, pues, que estamos en desacuerdo con los señalamientos  que han hecho los medios masivos de comunicación al Movimiento Estudiantil, como Noticias Caracol (en la emisión del medio día del 13 de septiembre en notas que hacen referencia a la Universidad del Valle, la del Atlántico y la de Antioquia)  y Tele Antioquia Noticias (en la emisión de las 7 y media de la noche del 18 de septiembre en la  que se muestra el rostro de varias personas que estaban presentes en las protestas de la tarde en la Universidad de Antioquia),  en los que se ve implicado el buen nombre y la integridad de gente que no ha sido declarada culpable y de la cual ni siquiera se tiene claro si debe ser juzgada o no. No es un secreto que en Colombia señalar a alguien de realizar actos terroristas es ponerle una soga al cuello, entonces ¿es éste el papel de la prensa?

Al caer en la falacia de que quien ejerce la violencia pierde instantáneamente cualquier argumento político, se está ignorando una serie de pensamientos que, estando o no de acuerdo con ellos, su legitimidad o conveniencia debe ser debatida en el plano académico teniendo en cuenta el contexto histórico, social y político de la sociedad y no en las consignas vacías publicadas en 140 caracteres por figuras públicas. Es decir, no se puede pensar que estas opciones de protesta no existen o no son una expresión política.

El Movimiento Estudiantil Colombiano, encabezado por la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), viene construyendo desde hace más de un año su propuesta de modelo alternativo de educación superior. Es preocupante que un Gobernador que tiene por política “Antioquia la más educada” desconozca estos procesos y minimice la acción del Movimiento Estudiantil basado solamente en los hechos violentos que se presentan en las universidades de Colombia.

Invitamos a una reflexión seria de los acontecimientos, en la que no se dejen de lado las posibles causas y argumentos que puedan tener los diferentes actores que hacen parte de nuestra realidad.

Colectivo Independiente de Comunicaciones Desdeel12.