Un grupo de alumnos se independizó del movimiento estudiantil y el rector del CESA cuestionó sus actuaciones. MANE responde.
El año pasado los estudiantes del país, reunidos en la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), demostraron que saben hacer oposición persistente y en paz. Este año, en la construcción de una propuesta para reformar la educación superior, el reto ha sido y será sortear a quienes han empezado a cuestionar su manera de pensar, de actuar, de organizarse, de decidir. En pocas palabras, sus opositores.
Para empezar habría que mencionar la columna que el rector del CESA (Colegio de Estudios Superiores de Administración), José Manuel Restrepo Abondano, publicó recientemente en El Nuevo Siglo. Allí señala que la MANE “ni es amplia, ni es mesa, ni es nacional, ni es sólo estudiantil”, y cuestiona sus comportamientos: “Esa ‘mesa’ nunca vio desmanes contra Transmilenio en Bogotá, sólo vio los ‘desmanes’ de la policía controlando a los revoltosos; la ‘mesa’, al referirse al terrorismo de la guerrilla o a sus actividades de narcotráfico, prefiere hablar de la insurgencia con fines políticos; la misma ‘mesa’ que fue actor clave en la denominada Marcha Patriótica de dudosa procedencia”.
Con esta columna, quizá por primera vez, un rector de una institución superior lanza abiertamente su oposición al actuar de la MANE. Sin embargo, también se han escuchado otras voces de rechazo a las respuestas ‘poco contundentes’ de la mesa frente a actos violentos protagonizados por estudiantes.
“Son unas declaraciones tendenciosas, que parten de una posición política. Están tratando de hacernos unos nexos que no existen con los actores armados”, dice Boris Duarte, vocero de la mesa. Aclara que la MANE no hizo parte de la Marcha Patriótica, ni convocó a las protestas contra Transmilenio del pasado marzo. Asegura, además, que “es preocupante que se insista y que se sea reiterativo con el problema de la violencia y los actos vandálicos, como si fuera el accionar por excelencia del estudiantado, como si fuera un acto sistemático, como sí lo es la desfinanciación de la universidad y la corrupción dentro de las instituciones”.
Al pronunciamiento del rector Restrepo habría que sumar otro hecho ocurrido al interior del movimiento estudiantil: la formación de un nuevo grupo bautizado Red Nacional de Estudiantes Independientes, quienes se separaron de la MANE argumentando diferencias ideológicas. Uno de sus voceros es Wilson Sanabria, estudiante de administración pública.
Sanabria cuenta que la red empezó a gestarse en noviembre pasado, cuando “se levantó el paro estudiantil arbitrariamente. Varios grupos que veníamos alegando que no se podían tomar decisiones arbitrarias decidimos dar un paso al costado”. Asegura que su objetivo es “volver a retomar esos afectos que se habían ganado los estudiantes en un principio con la MANE y que se empezaron a perder cuando los partidos políticos y las organizaciones tradicionales comenzaron a involucrarse”.
Boris Duarte, de la MANE, reconoce que dentro del mismo movimiento las diferencias en las opiniones y las posiciones siempre han estado presentes: “Tenemos algunas divergencias personales pero el objetivo general es el mismo: transformar la educación”. Dice que temen que “el Estado trate de utilizar esto para decir que estamos divididos. La MANE es un escenario diverso, plural; tiene debates y discusiones. Ellos son algunos compañeros que quisieron crear otro escenario y no los vamos a desconocer. Están ahí y es importante que planteen su sentir”.
Las discusiones sobre la nueva reforma también han traído diferencias entre el Gobierno y la MANE. Por un lado, el viceministro de Educación Superior, Javier Botero, reconoce que la mesa es un actor indispensable en el proceso, pero aclara que no es el único y que habrá que escuchar múltiples voces para llegar al borrador final. Por el otro, la MANE, a través de Boris Duarte, afirma que “no somos un actor cualquiera, como un grupo de investigación o un comité académico. Somos el movimiento estudiantil colombiano y exigimos respeto”.
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