miércoles, 21 de marzo de 2012

Gobernabilidad y Universidad


Hernán Mira

La gobernabilidad universitaria se mide en el grado de eficacia y legitimidad en el ejercicio del gobierno.

“Gobernar no consiste solo en realizar los llamados actos de gobierno, sino en la interacción –palabra clave- entre actores sociales, grupos y fuerzas, instituciones públicas o semipúblicas”.
Victoria Camps

Durante el debate que se hizo en la campaña por la rectoría de la Universidad de Antioquia que terminó en la reelección de Alberto Uribe, el tema de la gobernabilidad estuvo en el primer lugar del análisis y la deliberación entre los estamentos universitarios. Con razones de sobra se privilegió esta discusión, no solo porque es fundamental en la verdadera Política (con mayúscula) sino en la ética pública.
La gobernabilidad universitaria se mide en el grado de eficacia y legitimidad en el ejercicio del gobierno. Eficacia, se refiere a la capacidad de dirección y coordinación de las partes (individuos y unidades académicas), de cuya sinergia dependerá la eficacia institucional. La legitimidad es el atributo (positivo o negativo) que los miembros de la universidad le dan a los objetivos y metas del gobierno, y a la legalidad y representatividad de los procedimientos de evaluación y elección de las autoridades. Comparto este planteamiento de Víctor Manuel Gómez, profesor de la Nacional.
Si analizamos el actual Rector de la U. de A., con los criterios arriba planteados, se puede ver claramente que es muy escasa la gobernabilidad con la que arranca su cuarto período. Cosa bien preocupante, pues a la Universidad le esperan tiempos difíciles por la discusión de la nueva ley de educación y las reformas de estatutos planteada años ha que, precisamente, por esa carencia de gobernabilidad y liderazgo –otro elemento esencial- no ha logrado conseguirse.
Gobernar es la interacción, clave para Victoria Camps, con los actores sociales, algo que Uribe no ha conseguido hacer al interior de la institución ni con estudiantes, profesores o empleados, como cuerpo. Hacia afuera, donde ha volcado su administración, ha conseguido logros que le dieron muy claramente la reelección, pues sus cinco votos fueron precisamente de fuerzas externas a la U en el Consejo Superior, donde representantes de profesores y egresados no lo apoyaron, así como el Gobernador.
La legitimidad, componente sustancial del gobernante, mirada en legalidad y representatividad en la elección, deja dudas por el bajo reconocimiento de los estamentos universitarios y no contar con el voto del Gobernador –presidente del Consejo- con lo cual quedó elegido por el gobierno nacional. Esto habla también de la absurda y disparatada composición de dicho Consejo, donde dominan las fuerzas e intereses externos a la U y el gobierno nacional tiene dos miembros y el regional solo uno. No hay gobernabilidad y es más que urgente que se construya. ¿Cómo? cambiando el rumbo actual.
CODA. Preocupante el choque de Gobernador y Rector. Eso de “trinar” diciendo “hoy les mandaron el Esmad, los invito a que hablen con el encargado, en su campaña prometió que no lo haría”, señala un futuro oscuro en el peor momento. Cada uno debe asumir responsabilidades. ¿Por qué no se señaló igual al entonces gobernador Ramos?

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