Quienes hemos venido trabajado sobre la memoria y la historia de la movilización estudiantil nos alegramos profundamente de este último periodo de movilización. Especialmente porque de él ganamos grandes lecciones y retomamos procesos del pasado. Hoy vemos necesario recordar procesos del pasado y refirmar los logros del presente.
Creemos que al igual que el movimiento estudiantil de 1971 esta movilización ganó fortaleza al consolidar un programa mínimo, que ha centrado el debate y unificado la lucha estudiantil para exigir unos el cumplimiento de unos objetivos básicos.
Vemos en el actual proceso de la MANE un retorno a la unidad del movimiento estudiantil que se había gestado en la Federación de Estudiantes Colombianos -FEC - tras la masacre del 8 y 9 de junio del 1954. La FEC estuvo compuesta por estudiantes de todas las tendencias políticas. También nos recuerda el proceso de los sesentas con una verdadera Federación Universitaria Nacional, cuya principal fortaleza fue tener expresiones locales de procesos estudiantiles como la Asociación Universitaria de Estudiantes de Santander (AUDESA). Actualmente para que el proceso de la MANE se mantenga creemos se deben aprovechar las condiciones de unidad para construir procesos de base. Con ello esperamos se generen y fortalezcan las expresiones locales por universidades que hacen parte de la MANE y logren tener el apoyo que tuvo en su momento AUDESA.
La movilización estudiantil de 1971 propuso el cogobierno en las universidades públicas (administración conjunta de gobierno, estudiantes, profesores y trabajadores de los centros educativos). El 71 fue un año de grandes movilizaciones que permitió ganar este espacio en las Universidades de Antioquia y Nacional de Bogotá. En la corta primavera del cogobierno, los estudiantes lograron elevar el presupuesto para la investigación, ampliar los cupos estudiantiles, reincorporar expulsados, defender la libertad de cátedra y fortalecer financieramente la universidad pública. Esto junto con la fortaleza de los Consejos estudiantiles por departamentos permitió que todos los estudiantes se sintieran representados en un Consejo Superior Estudiantil. Hoy gran parte de la fortaleza en la movilización y la discusión ha estado en los departamentos y carreras. Debemos hacer una apuesta para mantener esos procesos, probablemente una buena fórmula para ello sea revivir los consejos estudiantiles en cada departamento.
Las universidades históricamente han sido gestoras de un debate con la sociedad. En sus campus se formaron importantes propuestas de organización social y política para el país. Especialmente el Frente Unido del Pueblo conformado por el sacerdote y sociólogo, profesor de la Universidad Nacional, Camilo Torres Restrepo. Duras batallas se dieron en él por la democratización de la Universidad, el ejercicio real de la autonomía y la despolitización perversa del clientelismo del Frente Nacional en la institución universitaria. De manera similar en este último periodo de movilización estudiantil hemos ganado una opinión pública favorable, la sociedad entera quiere escuchar a los voceros de la MANE y no podemos perder dicha interlocución. Entonces surge la pregunta ¿Qué tiene hoy que decirle el movimiento estudiantil a la huelga de la USO, al paro petrolero, a los trabajadores precarizados de todos los sectores, a los que luchan por la tierra, a las víctimas, etc..? Pero la pregunta va en doble vía ¿Qué aprende y cómo interlocuta el resto del movimiento social con los estudiantes?
Resaltamos también el reencuentro con las universidades privadas. Recordemos que la movilización del 8 y 9 de junio del 1954 (que dieron pie a los asesinatos de ese día posteriormente nombrado como día del estudiante) una parte importante de los participantes eran de las universidades privadas. En 1968 hubo una importante huelga universitaria en los Andes, de la cual surgió una forma organizativa de los estudiantes uniandinos. Fue histórica y muy importante la movilización de la Universidad Libre durante los sesentas y setentas. Algunos de quienes hoy estudian en las universidades privadas desconocen esta historia pero los invitamos a revisar y repensar estos momentos. Nos alegra profundamente que en esta coyuntura retornemos a una amplia participación activa de las universidades privadas.
Por último queremos recordar que esta lucha no puede terminar solo con el retiro, seguramente temporal, de la reforma. Bien sabemos que la reforma a la ley 30 es solo un coletazo de los múltiples embates que ha venido sufriendo la educación pública por el modelo neoliberal. No olvidemos que el movimiento estudiantil en su momento fue clave para el fin de la dictadura de Rojas Pinilla. ¿Qué más podemos lograr hoy?
La memoria del movimiento estudiantil debe servir para construir procesos de movilización. Debemos construir procesos estudiantiles de movilización desde estas memorias de las luchas. “La memoria salva, escoge, filtra, pero no mata. La memoria y el deseo saben que no hay presente vivo con pasado muerto, ni habrá futuro sin ambos.” Carlos Fuentes.
No matemos las luchas estudiantiles en discusiones desgastadas, apostémosle a la unidad, o en simplemente recordar muertos. La memoria no debería ser para enterrar a nuestros muertos sino para revivirlos, una memoria insepulta. Una memoria que está adolorida y lastimada pero que, a partir de la experiencia camina y construye colectivamente.
Reafirmamos que el retiro del proyecto de reforma no fue ningún gesto de buena voluntad del gobierno o del congreso santista. Esto lo ganó el movimiento estudiantil en las calles, en una movilización que ha sido histórica.
¡VIVA LA MESA AMPLIA NACIONAL ESTUDIANTIL!
EN LA MEMORIA DE LAS MUCHAS GENERACIONES DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL! ¡HOY LOS ESTUDIANTES ESTAMOS HACIENDO HISTORIA!
Memoria y Palabra
Universidad Nacional
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