jueves, 2 de junio de 2011

La política universitaria de Santos está guiada por las orientaciones de los financistas


Por Catalina Mendoza

Si se toma al azar cualquiera de los documentos que aparecen en la página del Ministerio de Educación Nacional como la bibliografía en la que se basa la reforma universitaria presentada por Santos y la Ministra María Fernanda Campo, se verá que en esta materia, como en todas, el gobierno se ha limitado a seguir al pie de la letra las orientaciones de los amos de las finanzas.
Entre tales estudios se encuentra uno realizado por la firma Standard & Poors titulado Diversificación y sostenibilidad del presupuesto: una comparación de las tendencias en educación superior pública en el Reino Unido y Estados Unidos, del año 2008.
El escrito mencionado pretende evaluar los problemas por los que atraviesan las instituciones de educación superior del Reino Unido y comparar las soluciones que este le ha dado, con las que se aplican en los Estados Unidos.
De acuerdo con la firma, para el 2008 las instituciones de educación superior del Reino Unido estaban entrando en un período de limitación financiera porque:
·        El gobierno tenía recursos suficientes hasta 2010, y en la revisión del presupuesto de ese año se proponía reducir los aportes a las universidades para destinarlos a otros rubros.
·        El gasto en Escocia es más alto que en el resto de la confederación porque los estudiantes de pregrado no pagan matrículas.
·        Ha disminuido el número de bachilleres que ingresa a la educación superior, lo cual reduce los recursos que perciben las instituciones por concepto de matrículas.
·        Los pagos de matrículas en Inglaterra han disminuido los costos para el Estado, mientras que en Escocia se depende completamente de los fondos públicos.
·        Los pagos de los estudiantes extranjeros, que han aportado a las finanzas de las instituciones a lo largo del Reino Unido, podrían estar bajo la amenaza de la crisis económica mundial.
·        El ingreso proveniente de negocios de consultoría, investigación y apoyo a los estudiantes de los Magister en Administración de Negocios (MBA por su sigla en inglés) y otros programas, es mucho menor porque las entidades que demandan esos servicios han recortado su presupuesto. Por otro lado, los empresarios redujeron su apoyo para el desarrollo de personal.
·        La tendencia a desertar de los estudiantes de medio tiempo pues se enfrentan a la reducción de sus ingresos.
·        Las donaciones de los egresados han disminuido por la crisis económica.
Además, los gastos de operación de las universidades se han incrementado, lo cual lleva a la firma a concluir que: “el costo de todas las instituciones de educación Superior tiende a crecer más rápido que la capacidad de los gobiernos para cubrirlos” (p.4)[1] .
Ante el panorama, la firma propone que las universidades busquen otras fuentes de recursos; sin embargo señala: “no todas las instituciones tienen la misma habilidad para ganar cantidades significativas de ingresos provenientes de negocios. Aquellas con fortaleza en programas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por su sigla en inglés) tienen grandes oportunidades” (p.4).
La diversificación pretende que las universidades reclamen menos recursos del Estado y por esa razón señalan que en Estados Unidos el sector universitario público “ha reducido su dependencia del gobierno (Federal y Estatal) pues sus recursos provienen en algo más del 44% del gobierno y el 56% de otras fuentes”. (p.7). Entre ellas se encuentran las donaciones, los ingresos por ventas de servicios y los pagos de los estudiantes. Standard & Poors también recomienda limitar la duración de las carreras a dos años para permitir el manejo eficiente de los recursos.
El documento aconseja aumentar los pagos de los estudiantes y reducir los subsidios. El gobierno tiene que ofrecer préstamos para los alumnos y cobrar las tasas de interés del mercado[2] .
En diciembre del 2010 los estudiantes ingleses, por encima de las organizaciones estudiantiles tradicionales, se levantaron en contra del aumento oneroso de las matrículas. El mayor error fue la tardanza en iniciar las movilizaciones tan sólo unos días antes de la aprobación; sin embargo, hay que resaltar que los jóvenes lograron pasar por encima de la pasividad de las organizaciones tradicionales[3] .
Sobre las donaciones hechas en ambos países se afirma que aunque ha aumentado el número de donantes, los recursos recibidos son mínimos y son “suplementarios, por lo cual nunca reemplazaran los fondos gubernamentales”. Además, los donantes exigen que los gobiernos les den un trato tributario especial, por lo cual, a la postre, el Estado pierde más de lo que capta.
La venta de servicios es la fuente que genera más ingresos a las universidades. El mayor contribuyente en esos negocios es la industria que invierte en investigación y desarrollo. No obstante, las grandes firmas promueven la competencia en el mundo universitario: si una empresa encuentra una investigación mejor y más barata en universidades extranjeras, se la asignarán a éstas.
La misma Standard & Poors reconoce que “La mayor parte de la investigación apoyada por la industria es más aplicada que básica y está encaminada a obtener un provecho comercial, más pronto que tarde” (p.8). Esto quiere decir que toda la investigación estará determinada por los negocios y dejará de lado las indagaciones científicas per se, afectando también la autonomía académica que se sacrificará por la obtención de recursos para la supervivencia de la universidad.
Una de las afirmaciones más importantes del documento es: “El desafío financiero enfrentado por el sistema de educación superior en todo el mundo es que sus costos tienden a crecer por encima del promedio de la inflación” (p.10)[4] .
Finalmente, el documento propone, además de diversificar las fuentes de ingreso, las siguientes recomendaciones:
·        Fortalecer la dirección.
·        Expandir el ámbito universitario con actividades empresariales y centros multidisciplinarios ligados al mundo exterior.
·        Mantener las investigaciones dirigidas por los intereses académicos incluyendo la investigación social[5] .
·        Integrar una cultura empresarial.
Como se puede apreciar el documento hace parte de la misma concepción que guía al gobierno colombiano para convertir las universidades en instituciones con ánimo de lucro que se vinculen con el sector privado; que depongan su autonomía; que degraden su nivel científico y cultural, y desmantelen el bienestar universitario, todo con el objetivo de subyugar ideológicamente a la Nación, someterla al despojo y al atraso y reducir los aportes del erario a la educación pública. Es por eso que el estudiantado no puede llevar en su conciencia la ruina de las universidades estatales y debe levantarse desde ahora en contra de la lesiva reforma a la ley 30, y exigir presupuesto suficiente para la enseñanza superior.

Notas:
 [1] En Colombia este fue uno de los argumentos del gobierno de Álvaro Uribe Vélez para presentar una modificación a los artículos de presupuesto de la ley 30 que han sido retomados en el proyecto de reforma universitaria presentada por Santos.
 [2] En el proyecto de reforma a la ley 30, entre los artículos 115 y 122, se mantienen los créditos educativos del ICETEX que han obligado a sus “beneficiarios”, quienes como egresados reciben bajos salarios, a pagar por más de cinco años la deuda cargada con exagerados intereses.
 [3] “El cambio de estado de ánimo en la Unión Nacional de Estudiantes es quizás lo más importante. Hace poco, Aaron Porter, el presidente, fue atacado por su poca voluntad de lucha y tuvo que enfrentar el rechazo clamoroso de la izquierda por haber renunciado a la batalla por educación superior gratuita y por haber aceptado el principio de ‘contribución de los graduados’”. En: http://www.guardian.co.uk/education/2010/dec/12/riots-fire-anger-defining-political-moment
 [4] Recuérdese la exigencia de los vicerrectores del Sistema Universitario Estatal colombiano, SUE, para que el gobierno aumente los recursos de las universidades en el valor del IPC más 5.5%, lo que se contrapone al artículo 86 de la Ley 30 en el cual el presupuesto de las universidades está atado al crecimiento real del PIB. La exigencia de los vicerrectores del SUE debe ser una exigencia del movimiento universitario en general, pues si las universidades no tienen presupuesto pierden su autonomía, los programas de bienestar y la calidad de la formación y la investigación.

[5] En países como Colombia esto no es más que un canto a la bandera, y aunque en las naciones industrializadas la competencia por recursos también atenta contra la investigación básica —como lo advierte Carl Sagan en su obra El mundo y sus demonios—, éstas no pueden abandonarla por completo. Véanse los artículos La trampa de la pertinencia I y II.

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