domingo, 17 de abril de 2011

Crisis económica pone en peligro el futuro de la Universidad del Valle



La Universidad del Valle ha logrado ampliar la cobertura educativa con recursos propios al pasar de 20.000 estudiantes en el año 2000 a 31.000 en el 2011. Sin embargo, la falta de mayores aportes de la nación podrían frenar ese proceso de crecimiento.

El barco de la Universidad del Valle navega hoy por aguas tempestuosas y de no encontrar el auxilio del Estado para enderezar el rumbo, podría encallar en poco tiempo, debido a la crisis financiera que golpea a toda la universidad pública de Colombia.
El salvavidas lanzado esta semana por el Ministerio de Educación para vincular capital privado a estas instituciones oficiales no ha sido bien visto por algunos sectores vinculados al mundo universitario y, según analistas, el remedio podría ser peor que la enfermedad.
Así lo considera Édgar Varela, vicerrector administrativo de la Universidad del Valle, quien sostiene que el capital privado llegaría a la universidad pública para obtener réditos y eso significa que habría que aumentar matrículas y hacer investigación aplicada o instrumental para las empresas y no en ciencias básicas que es la que genera conocimiento. Eso “convertiría la educación pública en una mercancía”, asegura.
Ello sin contar el efecto sobre la autonomía universitaria que le permite a Univalle y a las 32 universidades públicas del país, tomar sus propias decisiones, darse su gobierno y administración.
Pero esa propuesta de reforma educativa es otra discusión que está dando todo el estamento universitario con el Gobierno Nacional.
Otra cosa es el barco de Univalle que tiene por ahora su propia brújula. Aunque su situación financiera no es propiamente crítica, la gestión financiera desarrollada en los últimos años con un presupuesto insuficiente es apenas la punta del iceberg de la crisis que se le puede venir encima.
En efecto, el análisis de su estado de resultados da cuenta que la actividad principal de la universidad está dando pérdidas porque no hay ingresos suficientes para soportar los costos operacionales. No obstante, la Universidad se las ingenia para subsistir y produce otros ingresos diferentes a su actividad principal que le están generando excedentes y por eso el resultado final es positivo.
En cifras concretas, la gestión financiera de Univalle durante el 2010 arrojó un déficit de $9.572 millones, casi nueve veces mayor al déficit del 2009. Pero la universidad logró obtener ingresos adicionales por la venta de servicios de consultoría y otros, que le reportaron $19.513 millones. Por eso, a la postre, obtuvo un excedente en el ejercicio del año de $3.780 millones (ver cuadro).
Según el vicerrector administrativo, Édgar Varela, eso obedece a que los recursos que la nación le gira a la Universidad Pública en Colombia y, concretamente a la del Valle, son insuficientes para financiar su actividad académica y por eso le toca recurrir a otras cosas como la venta de servicios de consultoría.
Sin embargo, “eso desnaturaliza a la universidad”, advierte Varela, porque los profesores y expertos que están haciendo trabajos de consultoría para empresas y entidades públicas y privadas deberían estar haciendo investigación, produciendo conocimiento y capacitando nuevos profesionales en el alma máter.
En términos sencillos, si la base presupuestal de la Universidad del Valle no se incrementa en por lo menos $20.000 millones y se sostiene en el tiempo no va a poder crecer. Es decir, no podrá ofrecer más cupos para los estudiantes de menos recursos que no tienen cómo ir a un claustro privado. Y la calidad educativa de Univalle, una de las mejores del país, se vería afectada.
El esfuerzo económico que ha hecho la Universidad para mantener su nivel y ampliar su cobertura ha sido inmenso. Pero, ha sido un esfuerzo en el que el Estado no la ha acompañado con recursos.
Las cifras lo demuestran. Mientras en el 2001 Univalle tenía en sus aulas poco más de 20.000 estudiantes, hoy, diez años después, cuenta con 31.000, lo que quiere decir que en la última década aumentó en casi un 50% el número de estudiantes.
En contraste, los recursos de la nación a la Universidad crecieron sólo en un 16%, que es prácticamente la indexación de un presupuesto básico que se ha mantenido igual desde 1992, según el vicerrector administrativo Édgar Varela.
Los recursos propios, en cambio, han aumentado en el mismo periodo en un 36%, de los cuales la mayor parte proviene de venta de servicios; es decir, ha aumentado su autofinanciación. De hecho, hoy la Universidad consigue el 30% de los recursos totales para garantizar su funcionamiento.
Marcel López, estudiante de administración y representante estudiantil ante el Consejo Académico, manifiesta que la Universidad ha venido en “una búsqueda desaforada de recursos propios, sobre todo mediante la venta de servicios”.
 “Es algo a lo que no nos oponemos ‘per se’, pero cuando la Universidad pone sus mejores elementos en esa ‘caza’ de recursos y venta de servicios se descuidan cosas como la investigación y la docencia en el pregrado”, agrega el estudiante.
Es por eso que en Univalle ha habido una ‘explosión’ de programas de extensión, diplomados y postgrados que se autofinancian con recursos propios.
Luis Fernando Potosí, representante estudiantil ante el Consejo Superior, sostiene que “si no fuera por los ingresos de la estampilla pro universidad, no tendríamos sillas donde sentarnos, computadores y laboratorios de prácticas, los cuales se compran con esos recursos, porque los ingresos de ley escasamente alcanzan para el funcionamiento (pago de personal)”.
El hacinamiento se empieza a ver en algunas partes porque la universidad no puede crecer físicamente aunque aumenta su población. Hay auditorios como los de San Fernando y los de ingenierías que se utilizan para darle una misma clase a 200 personas por parte de un profesor. Es el caso del cálculo, el álgebra lineal, la física o la química común a las ingenierías.
Pero ya ni siquiera para sostener eso alcanzará en pocos años. López, advierte que “tener una planta profesoral capacitada y de tiempo completo es un elemento indispensable para la calidad de la educación y en la Universidad el 66% de los docentes son contratistas y el 34% son profesores de planta, hecho que ha afectado sensiblemente la calidad”.
El profesor Roberto Behar, sostiene que al paso que va “la universidad sigue muriendo al mismo ritmo, acumulando déficits y arriesgando su existencia”. Por eso el barco de Univalle, aunque tiene rumbo y capitán, necesita combustible: más recursos del Estado.
La inversión privada
 “Si bien hay recursos adicionales del 1, 2 y 3% para los años subsiguientes esos son recursos pequeños comparados con la meta de ampliación de cobertura y mejoramiento de la calidad que es el objetivo central”, explica el vicerrector administrativo de Univalle
Además, porque el énfasis de lo que plantea el gobierno para financiar la universidad está abierto a la inversión privada como negocio por parte de inversionistas y operadores en el campo de la educación superior, agrega.
Por eso “mi idea es que el gobierno quiere ampliar la cobertura pero con la plata del sector privado”.
En su criterio dándole más recursos del Estado a la universidad pública se podría ampliar la cobertura educativa con calidad. Pero “si sólo se pretende la inversión privada a largo plazo eso terminaría desequilibrando el sistema y el capital privado terminaría invisibilizando o volviendo secundario el tema de la universidad pública”.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More

 
Powered by Blogger