Profesor, Departamento de Economía
Universidad de Antioquia
- Un sistema universitario costoso, inequitativo y de baja calidad.
- En Colombia, las universidades con mejores indicadores de desempeño e investigación son universidades públicas.
- Los países con mayores índices en educación e innovación fomentan significativamente a las universidades públicas y sin ánimo de lucro.
Impulsar el ánimo de lucro en las universidades públicas es un gran paso en la dirección equivocada. El objetivo del Gobierno es incrementar sobre todo la calidad y mejorar la financiación de las universidades en el país. Sin embargo, la experiencia internacional muestra que los mejores países en materia educativa subsidian significativamente a sus universidades y ofrecen matrículas gratuitas. La propuesta del Gobierno podría conducir a un sistema universitario costoso, inequitativo y de baja calidad.
Sin duda, uno de los objetivos del Gobierno es introducir la competencia para fomentar la eficiencia. El ánimo de lucro obligaría a las universidades a ser creativas para ofrecer sus programas, atraer estudiantes y lograr objetivos de calidad. Sin embargo, el ánimo de lucro no es garantía de nada. Y, de hecho, ya hay competencia en el sistema universitario: las universidades privadas, sin ánimo de lucro y públicas hacen esfuerzos ingentes por incrementar cobertura, aumentar los niveles de investigación, atraer donaciones privadas, formar alianzas con empresarios e incrementar los niveles de calidad.
En Colombia, las universidades con mejores indicadores de desempeño e investigación son universidades públicas o sin ánimo de lucro. La Universidad Nacional y la Universidad de Antioquia, por ejemplo, están en el primer grupo, mientras la Universidad de los Andes, la Universidad del Rosario y EAFIT están en el segundo.
Y si miramos el escalafón realizado por la revista Times Higher Education de las mejores universidades del mundo, encontramos en el primer y segundo puesto a universidades sin ánimo de lucro (Harvard University y el Massachusetts Institute of Technology) y en el tercer puesto a una universidad pública (University of Cambridge). Revisando la lista de las 100 mejores encontramos el predominio de la universidades sin ánimo de lucro y públicas.
Es más, los países con mayores niveles de desempeño educativo e innovación fomentan significativamente a las universidades públicas y sin ánimo de lucro. En Finlandia, por ejemplo, las universidades son públicas y no cobran matrícula a sus estudiantes. En Canadá, las universidades son mayoritariamente públicas y, de éstas, hay nueve entre las mejores 200 del mundo, todas públicas. Valga la pena recordar que no aparece ninguna universidad latinoamericana en el listado de las 200 mejores del mundo.
Por supuesto, las mejores universidades del globo realizan alianzas con el sector productivo y tienen un programa consolidado de donaciones de egresados y del sector privado; temas en los que hace falta avanzar en la universidades colombianas, pero en ningún caso es el ánimo de lucro lo que guía a estas instituciones, por el contrario, es el avance de la ciencia y el conocimiento.
Ahora bien, fomentar el ánimo de lucro en las universidades y más aún en las públicas podría inducir a resultados perversos. El afán de ganancia fomentaría el incremento de matrículas y la reducción de costos (sobre todo en programas de bienestar estudiantil). Estas acciones, obviamente, afectarían a los estudiantes de menores recursos reduciendo sus oportunidades y participación en el sistema y, por tanto, generando mayor inequidad.
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