¡Qué la violencia no
cese nuestro deseo de paz!
Los
discursos y debates sobre la paz atraviesan un amplio espectro de reflexiones y
lugares en Colombia; así es, todos hablamos de la paz, pero dicho genérico
resulta bastante abstracto se esté de acuerdo o no con los procesos de diálogo.
Pero entonces, ¿la paz es el silenciamiento de los fusiles o la paz son los
cambios que han de garantizar la vida digna de todos lo que habitamos este
país? Son muchas las condiciones de atraso que impiden ese buen vivir, de allí
que sea necesidad de todos contribuir en ese mejor futuro. Y si bien es claro para nosotros como proceso
estudiantil la importancia de las mesas de negociación entre el Estado, en
cabeza del actual gobierno, con las insurgencias de las FARC y el ELN, la realidad
de quienes han optado por la vía social y política se ha visto
oscurecida por una serie de asesinatos y amenazas que se han presentado en lo
corrido del 2016 contra líderes populares y sociales de distintos movimiento
políticos, e instamos la duda
sobre lo que seguirá ocurriendo a quienes desde la civilidad han optado por la
búsqueda de justicia y lo que ocurrirá en los pos-acuerdos que permitirán que
las guerrillas afronten los dilemas políticos de manera
distinta y con la obligación de romper con el círculo de violencia que nos
aqueja desde hace más de 50 años.
Nos
referimos a que en lo corrido del año van asesinados más de 30 líderes sociales
y populares en Colombia, de los cuales 17 fueron en el pasado mes de marzo.
Además, desde el 2012, año de fundación del Movimiento Social y Político Marcha
Patriótica, la cifra asciende a 113 casos de asesinatos solo en esta
organización[1].
Así mismo, según Justice For Colombia[2], entre 2011 y 2015 se presentó el asesinato de
534 activistas sociales, de los cuales Antioquia registra el mayor número con 94.
Desde todo punto de vista la información es escabrosa, teniendo en cuenta que
Marcha Patriótica ha sido una de las organizaciones más afectadas. Así mismo,
las amenazas y persecuciones contra Cumbre
Agraria Campesina, Étnica y Popular, el Movimiento Social y Político Congreso de los Pueblos, sindicatos de
distinta índole, organizaciones reclamantes de tierra y demás movimientos y
organizaciones populares no han cesado y van
en aumento a la misma vez que los diálogos avanzan.
La
reciente desaparición y asesinato del egresado de la UPN y profesor,
Nelson Andrés Junca en Soacha y del docente de 51 años,
Diego Senén López Gómez en Cajibío, Cauca, asesinado en su salón de clase y
adscrito a ASOINCA, dan cuenta de la persistencia de amenazas y asesinatos
contra un amplio sector de la sociedad civil.
Por esto, expresamos nuestra solidaridad con las
organizaciones afectadas por la escalada de violencia paramilitar que se ha
llevado a cientos de compañeros y compañeras que soñaron con una mejor
Colombia.
¡Qué la
paz que se pregona se manifieste en los cambios que como país demandamos!
¡Parar la Guerra! ¡Parar la Violencia!
¡Paz son Cambios!
Oficina Estudiantil
UN – Medellín
Medellín, abril de
2016
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