La
fuerza de las mujeres
"Antiguo
oficio humano ese de querer atrapar la luz.
¿Te
acordaras de la última vez que creímos poder iluminar la noche?.
El
tiempo nos ha vaciado de lugar,
pero
la oscuridad sigue poblada de luciérnagas".
Hoy de
nuevo nos han llamado terroristas. Hoy nuevamente hemos sido puestas en el
mismo lugar de los señores de la muerte y la ignominia. Hoy ellos insisten en
señalarnos como personas extremadamente peligrosas. Lo que ellos no saben, no
conocen es que nuestra apuesta, mi apuesta, la apuesta de las mujeres es la
vida, la justicia y la libertad. Lo que ellos pretenden acallar son nuestras
voces de denuncia contra la violencia y la discriminacion, que a diario
explota, excluye y asesina nuestras posibilidades de ser y construirnos como
mujeres en un mundo, una sociedad que no quiere que así sea.
Ahora
somos tres mujeres con una historia común, aquella que empieza el día en el que
los señores de la muerte irrumpieron en nuestro espacio vital y nos arrancaron
de allí para ponernos en sus jaulas. Tres mujeres que tomadas de la mano caminamos
a diario y nos transmitimos con esas mismas manos la fuerza que necesitamos;
untamos nuestras manos como una forma poderosa para caminar frente a ellos, con
la frente en alto, con nuestra mirada transparente y con nuestra dignidad
intacta.
En este
corto camino hemos encontrado a otras mujeres; aquellas arrinconadas por la
pobreza, el hambre y la falta de oportunidades. Llegamos a ellas con miedo, con
la idea de encontrarnos con personas "verdaderamente peligrosas",
pero saben, lo que si encontramos fue solidaridad, respeto, ternura, compañía,
un rincón caliente, unas manos fuertes que a diario nos han transmitido la
esperanza. Hay otras mujeres aquí, aquellas a quienes un uniforme las hace aun
mas esclavas; esperamos que nuestro deseo de libertad por el cuerpo, el
pensamiento y la vida misma alguna vez sea transmitido a ellas también.
Atrás
nuestro a lo largo de estos agitadores y duros días hay trece mujeres, nuestras
madres que se multiplican en nuestras hermanas, compañeras, amigas, tías,
primas y familiares. Vienen a diario para darnos su sonrisa, su amor, su apoyo
incondicional. Nos rodean nuestros hombres, amores, compañeros, padres y
amigos. Todas y todos ellos desde atrás nos miran con amor, sin vergüenza, se
preocupan, pasan sus días y sus noches junto a nosotras; nos ven y nos
transmiten tanto, tanto amor que sentimos que un abrazo se extiende sobre
nosotras como si se sentaran a nuestro lado y nos dan su calor, mientras los
señores de la injusticia nos muestran su sucio montaje.
Allí
afuera están ustedes cientos de mujeres que cantan, tocan sus tambores, liberan
su cuerpo, sacan su voz se indignación y rabia por esta gran injusticia. Allí
afuera, pero junto a nosotras están ustedes, nuestras familias, amigos y
amigas, cada persona con quien alguna vez hemos compartido un pedazo, largo o
corto de este camino de vida, de sueños, de esperanzas y utopías. Todas y todos
ustedes con una fuerza indescriptible que nos impulsa a seguir en pie.
Todo no
es otra cosa que la fuerza de las mujeres que se mueve, que empuja los cambios
de esta historia; que rodea con amor esta que es nuestra reivindicación por la
vida: estar firmes, de cara a la verdad y a la esperanza. La fuerza, su fuerza que los impulsa a
levantarnos cada día y mirarlos de frente y sin vergüenza.
Créannos,
esa fuerza que llega a cada instante, que nos anima, nos fortalece, nos llena
de solidaridad y apoyo. Es así: su fuerza, es nuestra fuerza; su impulso, a el
nuestro; su amor incondicional es nuestro amor para seguir. No pasaran. Gracias
mujeres y amigos que nos acompañas y nos rodean. Gracias por cada grito, cada
voz, cada palabra, cada manifestación de apoyo y de solidaridad.
Paola
A. Salgado Piedrahíta. Lorena Romo Muñoz. Liseth Acosta Bogotá.
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