Hoy
Colombia tiene la posibilidad histórica de comenzar a superar un conflicto
armado fratricida que se prolonga desde hace más de 50 años.
Formo
parte de Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia (ACOOC)), y
les escribo para contarles sobre los avances conseguidos por los antimilitaristas
colombianos y pedirles que hagan donaciones a la Internacional de Resistentes a
la Guerra para que pueda continuar apoyando nuestra lucha.
Durante
los últimos cincuenta años, los jóvenes se han visto obligados a construir sus
sueños en medio de una guerra que ha dejado más de 220.000 personas asesinadas,
27.023 secuestrados, 5,7 millones de desplazados, y una larga lista de
violaciones sistemáticas de derechos humanos que han generado horror en la
sociedad en general. La gran mayoría de jóvenes han participado directa o
indirectamente en el conflicto: la guerra parecía la única opción.
Las
negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, a
lo que se suma la posible participación de la guerrilla del ELN, son una gran
oportunidad para superar el conflicto armado. No obstante, para los objetores y
objetoras de conciencia antimilitaristas, está claro que la construcción de una
paz sostenible y duradera implica la superación de las causas estructurales del
conflicto, entre ellas, el modelo económico, la concentración de la riqueza, el
despojo de tierras, la violencia social y política, el patriarcado, la pobreza,
la desigualdad social y (por supuesto) el militarismo, entre otras fuerzas.
Más soldados que maestros
Colombia
continúa siendo uno de los países más militarizados de la región. Las cifras
son claras: tenemos el segundo ejército más grande de la región, después de
Brasil. La inversión actual en «seguridad y defensa» es de 27,4 billones
aproximadamente, el segundo presupuesto más alto de la región (3,4 %PIB).
Actualmente hay 6,5 soldados por cada 1000 habitantes, mientras que solo hay un
médico por cada 3870. Colombia tiene a más personas en las fuerzas armadas que
en la docencia. Tenemos excedente de policías, pero nos faltan 23.800 médicos.
El
militarismo está directamente relacionado con la imposición de un modelo
económico capitalista y neoliberal que beneficia a unos pocos a expensas de la
gran mayoría. En este sentido, el reto de desmilitarizar la sociedad es amplio
y complejo.
Desafiar al militarismo en Colombia
ACOOC
comprende que esta lucha implica el diseño de acciones noviolentas de largo y
corto plazo que permitan ampliar y profundizar la perspectiva y el enfoque
noviolento y antimilitarista, en pro del cambio social.
Utilizamos
la acción noviolenta en nuestra lucha contra la conscripción, la libreta
militar (que se obtiene al finalizar el servicio militar y condiciona el
ejercicio de muchos derechos), el reclutamiento ilegal del ejército colombiano
y para lograr el ejercicio efectivo del derecho a la objeción de conciencia.
En
estos últimos años hemos logrado avances significativos. La objeción de
conciencia se reconoce ahora como un derecho fundamental en la Constitución:
las “batidas” militares - reclutamiento forzoso - están prohibidas (aunque
continúan), y la libreta militar ya no es necesaria para obtener un título educativo
(¡ver mi foto arriba!.
Estamos
seguros que estás pequeñas brechas que hemos abierto abrirán el camino para la
profundización de nuestra lucha y a su vez nos proponen nuevos retos.
Todo
esto no habría sido posible sin la solidaridad constante de la Internacional de
Resistentes a la Guerra, que nos viene apoyando desde hace 15 años. Por ello es
importante continuar con el fortalecimiento de la solidaridad antimilitarista y
noviolenta internacional.
Invitamos
a las personas y organizaciones que se sienten comprometidas con la perspectiva
de transformación desde el antimilitarismo y la acción noviolenta como técnica
de acción a que apoyen el trabajo de la IRG y hagan donaciones que permitan la
continuidad del crucial papel que ésta desempeña como espacio de articulación
internacional de las organizaciones y los antimilitaristas de todo el mundo.
Su
colaboración es muy importante y puede marcar la diferencia en contextos como
el de Colombia.
De
antemano agradecemos y esperamos recibir sus aportaciones.
Diego
Carreño Neira
For
Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia (ACOOC), Colombia
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