domingo, 29 de marzo de 2015

La excelencia educativa, tarea exclusiva de los docentes

La excelencia educativa, tarea exclusiva de los docentes
Por: Oscar Jessid Cardenas
Se acaba de desarrollar la jornada denominada “Día E” o de la excelencia educativa, con el fin de elevar los resultados de los estudiantes de educación básica y media en las pruebas Saber y pruebas Pisa, y la meta, de ser el país más educado de Latinoamérica en el 2025.
Menuda sorpresa nos llevamos los docentes, al encontrarnos que los únicos responsables de que se dé la “excelencia” somos nosotros, los docentes, y es el momento de hacer algunas reflexiones.
Uno de los primeros puntos en discusión es que en el cuerpo docente de todas las instituciones hay algunos docentes que no demuestran idoneidad para desarrollar labores pedagógicas, pero ¿las facultades de educación capacitan a los docentes para enfrentar grupos de más de 42 estudiantes, para enfrentar el currículo oculto y para satisfacer las pruebas estandarizadas y promovidas por la OCDE?, el hacinamiento es uno de los puntos más críticos en la calidad educativa, no es posible desarrollar proyectos y planes, cuando una profesora de pre-escolar tiene a cargo una gran cantidad de niños a cargo, cuando en los grupos de básica y media el único parámetro de número de estudiantes en el aula es hasta cuando el docente es capaz de resistir antes de sentar su voz de protesta o terminar afectando su estado físico y psicológico por sobrecarga laboral. A esto se le suma la evidente falta de continua formación y capacitación a los docentes que ya están en el aula, y es que se hace casi imposible que un docente pueda pagar una maestría con los salarios que se pagan en el sector educativo, hay normas ya establecidas sobre el salario de los docentes en las instituciones privadas que en muchas oportunidades se convirtieron un saludo a la bandera, y en el sector público, donde en teoría hay más posibilidades de obtener una estabilidad laboral, la remuneración también es baja, y al parecer no hay esperanza de que mejore, aun con recomendaciones directas de la Fundación Compartir (recomendaciones que solicitó el Gobierno Nacional) donde entre otras cosas cita “Si queremos que los docentes en Colombia provengan del tercio más alto de la distribución de habilidades y sean —en una generación— un grupo de profesionales de la más alta calidad y con el más alto reconocimiento por parte de la sociedad, debemos asegurar que existan los incentivos adecuados para atraerlos a esta profesión”… “Si al momento de seleccionar la futura profesión, los jóvenes y sus padres tienen en cuenta los salarios mensuales, el menor salario promedio mensual que devengan los docentes puede inhibirlos de escoger dicha carrera independientemente de su nivel de habilidad cognitiva”, recordemos que los profesionales de la educación recibimos en promedio un millón de pesos menos de salario que otro profesional de cualquier campo.
Otro ítem a tener en cuenta es el acompañamiento de los padres, hay que recordar que la escuela es el segundo hogar, pero no es el único hogar. No es posible hablar de calidad educativa cuando la familia le ha endilgado todo el avance académico de los niños y niñas a la escuela. Son niños abandonados, que salen de la institución y están solos en sus casas cuidando de sus hermanos más pequeños, la pregunta es ¿entonces renuncio al trabajo por cuidar al niño? Pues, desgraciadamente la política económica de nuestro país, que lleva a que cada día las brechas de las clases económicas sean más grandes, obligan a padres y madres de familia a abandonar en casa a sus hijos para poder subsistir.
Por otra parte, Colombia no tiene equipo de salto de esquí Olímpico porque no hay una infraestructura necesaria para desarrollar este deporte, entonces ¿Cómo vamos a hablar de excelencia cuando en las regiones y en muchos barrios deprimidos de las grandes ciudades, los salones se están cayendo a pedazos?, no hay espacios adecuados para la práctica del deporte, no hay laboratorios especializados, no hay algo básico que es una buena conectividad a internet, no hay un verdadero fomento al desarrollo de las artes, y los proyectos no son políticas de estado, son solo proyectos del gobernante de turno, así las cosas la formación integral necesaria para la calidad educativa se queda en papel. Hay que reconocer el esfuerzo de las instituciones privadas para abrir estos espacios, pero también sería justo que esto se le reconociera de alguna manera a los docentes.
Ningún docente se enorgullece de los bajos resultados de nuestro país en pruebas estandarizadas, debemos trabajar en el aula para mejorar los mismos, pero necesitamos compromiso de toda la comunidad, el estado, la familia, el sector productivo (quien solo pone trabas para que los padres puedan asistir a las citaciones que les realizan las instituciones) necesitamos que se revise el papel de los actores armados, que hace ya mucho tiempo ha visto a la escuela como un obstáculo para sus fines, la pertinencia en la prestación de los servicios de salud en docentes y estudiantes, en fin. La educación en Colombia está naufragando y el salvavidas que nos tiran a los docentes es un yunque. Singapur, señora ministra, no mejoró sus resultados solo con talleres y acoso a los docentes.


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