Por:
Oscar Jessid Cardenas
Se
acaba de desarrollar la jornada denominada “Día E” o de la excelencia
educativa, con el fin de elevar los resultados de los estudiantes de educación
básica y media en las pruebas Saber y pruebas Pisa, y la meta, de ser el país
más educado de Latinoamérica en el 2025.
Menuda
sorpresa nos llevamos los docentes, al encontrarnos que los únicos responsables
de que se dé la “excelencia” somos nosotros, los docentes, y es el momento de
hacer algunas reflexiones.
Uno de
los primeros puntos en discusión es que en el cuerpo docente de todas las
instituciones hay algunos docentes que no demuestran idoneidad para desarrollar
labores pedagógicas, pero ¿las facultades de educación capacitan a los docentes
para enfrentar grupos de más de 42 estudiantes, para enfrentar el currículo
oculto y para satisfacer las pruebas estandarizadas y promovidas por la OCDE?,
el hacinamiento es uno de los puntos más críticos en la calidad educativa, no
es posible desarrollar proyectos y planes, cuando una profesora de pre-escolar
tiene a cargo una gran cantidad de niños a cargo, cuando en los grupos de
básica y media el único parámetro de número de estudiantes en el aula es hasta
cuando el docente es capaz de resistir antes de sentar su voz de protesta o
terminar afectando su estado físico y psicológico por sobrecarga laboral. A esto
se le suma la evidente falta de continua formación y capacitación a los
docentes que ya están en el aula, y es que se hace casi imposible que un
docente pueda pagar una maestría con los salarios que se pagan en el sector
educativo, hay normas ya establecidas sobre el salario de los docentes en las
instituciones privadas que en muchas oportunidades se convirtieron un saludo a
la bandera, y en el sector público, donde en teoría hay más posibilidades de
obtener una estabilidad laboral, la remuneración también es baja, y al parecer
no hay esperanza de que mejore, aun con recomendaciones directas de la
Fundación Compartir (recomendaciones que solicitó el Gobierno Nacional) donde
entre otras cosas cita “Si queremos que los docentes en Colombia provengan del
tercio más alto de la distribución de habilidades y sean —en una generación— un
grupo de profesionales de la más alta calidad y con el más alto reconocimiento
por parte de la sociedad, debemos asegurar que existan los incentivos adecuados
para atraerlos a esta profesión”… “Si al momento de seleccionar la futura
profesión, los jóvenes y sus padres tienen en cuenta los salarios mensuales, el
menor salario promedio mensual que devengan los docentes puede inhibirlos de
escoger dicha carrera independientemente de su nivel de habilidad cognitiva”,
recordemos que los profesionales de la educación recibimos en promedio un
millón de pesos menos de salario que otro profesional de cualquier campo.
Otro
ítem a tener en cuenta es el acompañamiento de los padres, hay que recordar que
la escuela es el segundo hogar, pero no es el único hogar. No es posible hablar
de calidad educativa cuando la familia le ha endilgado todo el avance académico
de los niños y niñas a la escuela. Son niños abandonados, que salen de la
institución y están solos en sus casas cuidando de sus hermanos más pequeños,
la pregunta es ¿entonces renuncio al trabajo por cuidar al niño? Pues,
desgraciadamente la política económica de nuestro país, que lleva a que cada
día las brechas de las clases económicas sean más grandes, obligan a padres y
madres de familia a abandonar en casa a sus hijos para poder subsistir.
Por
otra parte, Colombia no tiene equipo de salto de esquí Olímpico porque no hay
una infraestructura necesaria para desarrollar este deporte, entonces ¿Cómo
vamos a hablar de excelencia cuando en las regiones y en muchos barrios
deprimidos de las grandes ciudades, los salones se están cayendo a pedazos?, no
hay espacios adecuados para la práctica del deporte, no hay laboratorios
especializados, no hay algo básico que es una buena conectividad a internet, no
hay un verdadero fomento al desarrollo de las artes, y los proyectos no son
políticas de estado, son solo proyectos del gobernante de turno, así las cosas
la formación integral necesaria para la calidad educativa se queda en papel.
Hay que reconocer el esfuerzo de las instituciones privadas para abrir estos
espacios, pero también sería justo que esto se le reconociera de alguna manera
a los docentes.
Ningún
docente se enorgullece de los bajos resultados de nuestro país en pruebas
estandarizadas, debemos trabajar en el aula para mejorar los mismos, pero
necesitamos compromiso de toda la comunidad, el estado, la familia, el sector
productivo (quien solo pone trabas para que los padres puedan asistir a las
citaciones que les realizan las instituciones) necesitamos que se revise el
papel de los actores armados, que hace ya mucho tiempo ha visto a la escuela
como un obstáculo para sus fines, la pertinencia en la prestación de los
servicios de salud en docentes y estudiantes, en fin. La educación en Colombia
está naufragando y el salvavidas que nos tiran a los docentes es un yunque.
Singapur, señora ministra, no mejoró sus resultados solo con talleres y acoso a
los docentes.
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