En los
últimos meses, en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas -UD- han
ocurrido hechos preocupantes, no sólo para quienes estudian y trabajan allí,
sino para la comunidad estudiantil en general. Por ello Colombia Informa quiso
conocer la problemática en la voz de sus estudiantes y fue Karen quien nos
compartió su testimonio.
La
comunidad universitaria ha atravesado hechos tan graves como la violencia
sexual que sufrió una estudiante y el allanamiento ocurrido a la oficina
estudiantil por parte de la seguridad privada de la universidad, acto avalado
por el rector, Roberto Vergara. En este allanamiento, supuestamente se
encontraron sustancias alucinógenas, argumento que utilizaron los empleados de
la empresa de seguridad privada COBASEC para llevarse los objetos que había
allí: un equipo de sonido de los estudiantes y demás elementos utilizados para
las actividades del movimiento estudiantil; así mismo, decomisaron productos
que eran utilizados para ser vendidos por los estudiantes para las “chazas”
–ventas ambulantes– e incluso se llevaron hasta las puertas y ventanas.
“¿Cómo
responder a semejante acusación y salir bien librada? Esta es la pregunta que
debe responder la comunidad educativa en la UD, a la víctima de la violación y
a la ciudadanía en general”, afirma Karen, estudiante de la universidad.
También asegura que la violación de su compañera, ocurrida el 19 de septiembre
pasado, y la posición de la comunidad educativa en general hacen parte de la
dinámica por la que atraviesa la institución en los últimos semestres y que no
se trata de un hecho aislado, como lo resaltó en su momento el Rector de la UD
a diferentes medios masivos de comunicación.
Karen
afirma: “La comunidad estudiantil sabe de más de seis casos de abuso sexual
(denunciados) dentro de la universidad, hechos graves, que no han generado en
las directivas acciones efectivas para la no repetición de este tipo de actos.
El último caso, el de mi compañera violada en el bosque de la universidad, en
la sede de la Macarena, tampoco generó acciones contundentes para mejorar la
situación. Por el contrario, las respuestas de las directivas, en cabeza del
rector, fueron hechas veinte días después de lo sucedido, y responsabilizan a
la universidad en su conjunto, aludiendo a los problemas de seguridad por la
venta y consumo de drogas. Esta última violación tampoco generó en las
directivas sanción disciplinaria y penal alguna contra los responsables; es
más, ni siquiera se ha intentado realizar investigaciones serias sobre el
asunto”.
Por el
contrario, las medidas tomadas por las directivas han estado encaminadas a
ejercer represalias contra el estudiantado, justificando así el aumento en la
seguridad privada para la universidad. Días después de la violación, las
directivas ordenaron un allanamiento en la oficina de los estudiantes, el
jueves 2 de octubre por la noche, sin que estuviera presente estudiante alguno
ni ningún tipo de organismo de control para que fiscalizara el proceso.
Supuestamente, allí encontraron varios kilos de marihuana, jeringas, pepas y
guantes; elementos que fueron relacionados directamente con el microtráfico.
El
relato de Karen continúa: “El viernes 3 de octubre se instaló un conjunto de
cámaras, curiosamente en los lugares más concurridos por los estudiantes, donde
hacemos muchas actividades, menos actos delictivos. Mientas que en 'El Bosque',
sitio donde ocurrió la última violación y conocido por todos como el lugar
preferido para la venta de drogas; siguió ajeno a las cámaras, ajeno a la
seguridad para las estudiantes; es decir, sin seguridad en esta zona, lo que
hace que la universidad siga siendo cómplice del microtráfico”.
Los
argumentos por los cuales las directivas deciden instalar cámaras en los
lugares más concurridos, para la estudiante, obedecen simplemente a “ejercer
una persecución política al movimiento estudiantil, pues no se instalan para
garantizar el bienestar de nosotras las estudiantes. Para las directivas somos
una amenaza a la institucionalidad”.
La
situación actual tiene amilanada a la comunidad estudiantil, según lo describe
Karen: “Si los estudiantes que protagonizaron el paro anterior quieren ir de
manera individual a reclamar las herramientas que se llevaron luego del
allanamiento, no existen garantías, pues pueden ser vinculadas con los elementos
encontrados en el allanamiento y posteriormente judicializadas. Las directivas
están obstaculizando el desarrollo y el avance de la construcción de una
reforma constituyente universitaria, pues con este tipo de acciones afectan de
manera directa a las colectividades que han estado al frente del proceso. Una
iniciativa que, entre otras, pretende fortalecer el Bienestar Institucional,
encargado de atender problemas y prácticas como las violencias de género”.
Las
organizaciones estudiantiles se comprometieron con la situación de la
universidad y realizaron diversos comunicados, donde han rechazando
enfáticamente todo tipo de violencias, el consumo y venta de estupefacientes y,
por supuesto, la persecución de la cual sienten son víctimas.
Finalmente,
Karen hace un llamado a la unidad para seguir construyendo la ruta hacia la
constituyente y una invitación para la próxima actividad: “El tema no debe ser
coyuntural, debe implicar transformaciones en el currículum de los pregrados
pues la violación a la compañera fue realizada por los mismos estudiantes. El
Rector, junto con las demás directivas, están aprovechando una situación grave
para atacar a todo el estudiantado”.
Mientras
tanto, el estudiantado continúa generando estrategias de movilización y cambio,
y por ello, el pasado 24 de octubre, se realizó el “Día sin miedo”, jornada de
expresiones artísticas, marcha de antorchas, que contó con el apoyo de la
batucada feminista, quienes se tomaron el escenario del “El Bosque”, y finalizó
con el foro “Contra las violencias de género y para un consumo consciente de
drogas”.
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