Últimamente
se han presentado hechos que han interferido en la normalidad académica de la
universidad distrital más concretamente en la facultad de ciencias y educación,
donde por la relevancia de estos, la ciudadanía se ha venido enterando de los
mismos. Pero lo que sucede, es que cuando las colombianas a causa de la
desinformación y la tergiversación de los medios de comunicación se mal
informan, quedan finalmente con una visión incompleta y errónea de los hechos
poniendo en tela de juicio la legitimidad de algunxs sujetxs y algunas
acciones.
Obviamente todo lo que hoy día acontece en la distrital
no es algo que de momento surgió así como de la nada; todo tiene tanto un
recorrido histórico como una explicación.
Los
hechos denunciados por la comunidad estudiantil, como lo son la violación de
una estudiante de licenciatura en pedagogía infantil, el allanamiento de la
oficina estudiantil y el robo de lo encontrado allí, la criminalización del
accionar del movimiento estudiantil, las pedreas como respuesta, la presencia
de grupos clandestinos y muchos más, no están aislados uno del otro. Todo hace
parte del “plan maestro” del rector Roberto Vergara para limpiar su nombre y
para criminalizar al movimiento estudiantil en el marco de una constituyente
universitaria en construcción. Así lo demuestran sus acusaciones en los medios
de comunicación RCN, Caracol, CityTv y otros más donde suspicazmente sale
diciendo que la causa de la presunta violación y de que la universidad este fallando
como centro de producción académica, es el micro tráfico de drogas dentro de la
institución dando declaraciones que justifican estas agresiones. Este tema toca
de raíz muchas de las problemáticas de la universidad, pero es preocupante como
el tráfico de drogas (porque así debe llamarse) dentro de la institución se ha
ligado sin bases probatorias tanto a las organizaciones estudiantiles como a
los estudiantes como a las personas que quieren y luchan por la trasformación
inmediata y estructural de la universidad.
He aquí su plan maestro, donde no contento con poder limpiar su nombre
justo ahora cuando se destapa la olla de las problemáticas severas que existen,
culpa al movimiento estudiantil de jibarismo y de ser los culpables de la
violación de la compañera. Mata dos pájaros de un solo tiro además reduce el
tema de las violencias de género en el plantel simplemente al tráfico y consumo
dentro de la instituciones invisibilizando los acosos perpetuados por los mismos
profesores y funcionarios.
Por
esto y mucho más, es que estamos
convencidos y convencidas (la comunidad estudiantil) de que todo se enmarca
dentro de un procedimiento sistemático donde hasta la misma respuesta de los
estudiantes frente a los hechos, entra dentro de las lógicas del rector; como
por ejemplo las pedreas, en donde sale por los medios diciendo que estas son
hechas por estudiantes a quienes se les decomiso la droga supuestamente
encontrada en el allanamiento de la oficina estudiantil. Sin mencionar que este
también fue un acto ilegitimo (como muchos), donde no se tuvo en cuenta el
protocolo planteado por ellos mismos, ni la participación democrática para la
deliberación de decisiones tanto propuesta por ellos mismos.
Pero lo
importante del asunto, es que contrario a lo que espera Vergara, los y las
estudiantes se han organizado cansadxs de la situación vivida ya por más de 20
años dentro de la U, y la repetición de hechos repudiables como lo es una
violación dentro del campus. Lo que no
se espera la institución es que tanta indignación acumulada se convertirá en
organización popular, y que en la creación del poder popular está la solución,
en las aulas el incentivo y en el cambio social la recompensa.
Los y
las estudiantes de la universidad distrital le decimos NO al autoritarismo, NO
a la criminalización de la protesta social, NO al jibarismo dentro de la
universidad, NO a la violencia de género en la misma, NO a la legitimación de
prácticas paramilitares para la represión del estudiantado, convertimos nuestro
enojo en rebeldía y nuestra rebeldía en emancipación, apostamos por territorios
libres de violencia para la restauración del tejido social dentro de la
universidad y la apropiación de espacios públicos con fines comunitarios, le
decimos al rector y a la comunidad en sí, que construimos desde las aulas y la
academia pero también desde las calles, y si en momentos auges de represión
vemos obstruida nuestra decisión, saldremos a llenarlas de nuevo con un solo
grito que le demuestre a la ciudadanía que la universidad distrital sigue en
pie de lucha y que ni el rector ni las administrativas pasaran por encima de
nuestra iniciativa por la reconstrucción de una nueva universidad distrital al
alcance de nuestros sueños.
Resulta
que el alboroto es porque nosotras creemos que SI ES POSIBLE transformar la
universidad ratificando su carácter público y popular y esto le causa molestia
a las estructuras paramilitares y de narcotráfico dentro de la universidad ¿Por
qué al rector también le molestara tanto?.
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