domingo, 21 de septiembre de 2014
Los tasers, armas de tortura en manos de una policía sin escrúpulos
Posted by upublicaresiste.blogspot.com on 11:30
Hace
cerca de un mes viene un debate nacional sobre la adquisición de los llamados
taser, que son las pistolas eléctricas, por parte de la policía nacional. Son
armas con la función de reducir a una persona por medio de un dolor intenso;
entonces, sí, son instrumentos de tortura.
Desde
el año 2013, Bucaramanga ha sido el epicentro de las pruebas piloto de estas
armas. Para saber la dimensión de la situación, defensores de Derechos Humanos
le plantearon mediante un derecho de petición al comandante de la policía
nacional una serie de preguntas, entre las que se solicitaba explicar cuál era
el protocolo para el uso de los tasers, si había algún contrato que mostrara
cuántas armas ha adquirido la policía nacional y cuánto era el monto del
contrato.
Hace
una semana recibieron una respuesta del general Jorge Hernando Nieto, director
de Seguridad Ciudadana de la policía, donde no solo no dan respuestas, sino que
además señala que esa información no se proporciona porque puede poner en
riesgo la defensa nacional.
Este
silencio ratifica las dudas. “Abiertamente, el uso de este tipo de armas es una
licencia para producir tortura. De hecho, varias organizaciones de derechos
humanos, entre ellas Amnistía Internacional, han señalado que desde finales de
2008 este tipo de armas ha producido la muerte solo en Estados Unidos de 334
personas. Nos preocupa el silencio de la Procuraduría y de la Defensoría, no
solo en el tema de la contratación sino por la violación de algunos puntos del
tratado de derechos humanos”, manifestó Oscary Dávila, del Observatorio
Estudiantil de Derechos Humanos de la Universidad Industrial de Santander.
La
existencia de una norma que implementa y autoriza el uso de las denominadas
‘Armas de letalidad reducida’ para el servicio policial en Colombia. Tales
armas pueden ser mecánicas (Lanzador de esferas, fusiles lanza
gases-perdigones), Químicas (Gas pimienta), acústicas (granadas de
aturdimiento) y electromagnéticas. Esta, combinada con la norma que prohíbe la
protesta social en las calles, equivale a la aprobación de la represión con tortura
de las manifestaciones.
La
preocupación tiene fundamentos, se estima que entre policías locales y el Esmad
hay más de 800 tasers, y su destino es usarlas para reprimir la protesta
social. La realidad es que cualquier descarga eléctrica pone en riesgo la vida
y la integridad de los ciudadanos. Si el Esmad se ha sobrepasado con armas
menos dañinas, lo que puede hacer con estas es un peligro latente.
“Esto
ratifica que el gobierno de Juan Manuel Santos tiene un doble discurso. Uno a
nivel internacional de ser el aparente garante de los derechos humanos. Y el
otro real, que es legalizar la tortura y los choques eléctricos frente a la
protesta social y los conflictos laborales que puedan presentarse”, agrega
Dávila.
El
debate está vigente. Lastimosamente sólo tendrá la relevancia que debería tener
cuando aparezcan las primeras víctimas de la crueldad de la fuerza policial.
Algo inevitable, teniendo en cuenta los antecedentes de la policía colombiana.
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