“Ante
la impotencia de los sectores mayoritarios de la universidad porque este lugar
lo asuma alguien con amplio reconocimiento, se tiende a perder de vista la importancia
de una buena rectoría.”
Por
estos días circula una discusión en el ambiente de la Universidad Pedagógica
Nacional, (aparte de las proyecciones de que gobierno será peor estando en
manos de Santos o de Zuluaga (Uribe) y de cómo fortalecer la lucha popular), se
presenta también una disputa interna en torno a la designación de la persona que
estará a cargo de la rectoría durante los próximos 4 años, es por ello que no
podemos dejar pasar algunas reflexiones en torno a este momento y que
definitivamente tendrá peso tanto en los procesos orgánicos con que hoy cuenta
la universidad como en los que están enquistados en las riendas burocráticas
que han servido más para intereses personales que para el beneficio de la
comunidad universitaria.
Generalmente,
un asunto de estos es de esperarse que contara con la preocupación de muchos,
sin embargo, con el pasar de los años y ante la impotencia de los sectores
mayoritarios de la universidad porque este lugar lo asuma alguien con amplio
reconocimiento, se tiende a perder de vista la importancia de una buena
rectoría. Sin embargo, queremos reconocer que este ambiente ha venido
cambiando, el solo hecho (por insignificante que parezca) de que el debate se
hubiera llevado a cabo en el coliseo de la universidad pone a la comunidad en
una actitud de discusión política
diferente, así mismo nunca se había tenido una votación tan alta en la consulta
para elegir un rector, más de 1400 votos demuestran que ya no es una ínfima
minoría la que se piensa hoy la universidad, por el contrario evidenciamos un
fenómeno de politización en ascenso que necesariamente debe repercutir en
asumir nuestra UPN con un debate acerca de la gobernabilidad mucho más
profundo, darle importancia a las apuestas autónomas de los diferentes sectores
y apoyar las iniciativas que como las actividades de “ponte la 10 por la UPN”
sirven para mostrar otro tipo de apropiación y de respuesta a la negligencia
del estado en cumplir con su responsabilidad.
Ahora
bien, es necesario por ello pensar ¿para quién es la rectoría?, hoy creemos que
debe ser como se ha manifestado en las propuestas del profesor Atheortua, “una
rectoría de cara a la universidad, para una universidad de cara al país”, no
puede ser que este espacio tan importante pueda seguir sirviendo para jactarse
de un lugar de poder o simplemente la excusa de un gran empleo para algunos que
están buscando una buena referencia en su hoja de vida, tampoco queremos una
rectoría para el gobierno, para que se haga lo que el ministerio dictamine sin
ver nuestra especificad y reconocer el papel del docente en la sociedad.
Finalmente,
creemos que la discusión no acaba en que el Consejo Superior asuma la voluntad
de la comunidad y reafirme al profesor Adolfo en este cargo, esto debe servir
para apuntalar en las discusiones de la formación de docentes de manera digna
para el país, de poder tener una administración que no se presente ajena a
nosotros y para que se mantenga puesta al servicio de la academia y el
bienestar de su comunidad como soporte principal.
Representante
de los estudiantes al Consejo Académico
Colectivo
A-Luchar

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