Pasado
el mediodía del 8 de mayo, unos 300 campesinos de los santanderes, tras 5 días
de permanencia en un frío y nublado lugar -La Lejía- esperaban que se les
permitiera salir de allí para continuar su ruta y participar del Paro Nacional
Agrario.
Con documentos
firmados desde la presidencia nacional, gobernación de Norte de Santander, Alcaldía de Pamplona y cansados de estar
detenidos por parte de la fuerza pública, de aguantar las diferentes agresiones
y violación de sus derechos, se disponían a partir; Sin embargo, para el
teniente coronel de la policía Fredy Correa nada era válido. Para él, los
campesinos tenían que seguir allí retenidos a pesar de las vulneraciones y las
condiciones del clima, esperando que en el momento menos pensado les dispararan
un perdigón o un balín.
Fue
necesaria la presencia de la Personería, Alcaldía, Concejo y el comercio
organizado de Pamplona y de la Defensoría del Pueblo, para que a los campesinos
se les permitiera el paso, hecho que se dio cuando declinaba el día, en medio
de la neblina y la lluvia.
Con la
frente en alto, con la dignidad y honra que caracterizan al campesinado, este
grupo de manifestantes, ya con su equipaje a cuestas y los restos que les dejó
la invasión realizada por la fuerza pública del lunes 5 de mayo, uno a uno se
dispusieron a partir hacia en busca de sus derechos, aquellos que les han sido
negados y que pretenden conquistar.
Bajo la
neblina y la lluvia, como testigos mudos de aquella retención, de su largo
trajinar y del frio inclemente que impregna sus rostros que también fueron
tocados por los gases, pedrigones y balines que lanzo la fuerza pública, los
campesinos iniciaron su partida en una caravana que los transportó en medio de
un fuerte aguacero, como si las aguas quisieran llevarse la vergüenza del Estado
represivo y maltratador.
El
destino fue El Diamante, lugar ubicado entre Pamplona y Cúcuta que recibió al
Paro Nacional y que sirvió de espera, mientras voceros de la cumbre agraria y
gobierno nacional acordaron una mesa de negociación, entre otros acuerdos, lo
que permitió retornar a los hogares a seguir trabajando la tierra.
La voz
de victoria alcanzada por parte de los Voceros de la Cumbre Agraria con el gobierno nacional marcó la hora de
levantar el paro por parte de las organizaciones sociales y campesinas. La
señal de regreso para seguir labrando la tierra, con dignidad y esperanza para
cosechar país.
Con la
frente en alto, los/las campesinas del Catatumbo hicieron su paso por Cúcuta,
allí, caminaron desde la redoma de San Rafael al Parque Mercedes Abrego, como
haciendo homenaje a la heroína Mercedes Abrego quien apoyo la lucha libertaria
de Simón Bolívar en Cúcuta contra las tropas españolas de Ramón Correa y
Bartolomé Lizon.
En este
Paro, la llama de la vida campesina voló de nuevo en medio de gritos,
resistencia y valor. Hoy, los mismos hombres y mujeres agredidos siguen
cultivando la tierra en sus zonas para llevar los alimentos a todo el país,
incluyendo al Capitán Correa y a los demás miembros de la Policía Nacional.
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