miércoles, 9 de octubre de 2013

Antropólogos de batalla


Hemos querido hacer un homenaje a nuestros colegas y compañeros: Hernán Henao Delgado, Luís Fernando Vélez, Carlos Bedoya y Luís Giraldo Builes, quienes fueron asesinados en medio del terror, por haber entendido que el conocimiento por el conocimiento no sirve de nada, por haber entendido que el conocimiento sólo sirve si transforma, y haber entendido que sólo la acción lleva a la transformación.
Ellos fueron capaces de poner su práctica académica al servicio de la gente; lo que hoy muchos de nosotros hemos olvidado, y eso les costó la vida.
La intención de la actividad, como ya se ha podido deducir, es hacer un ejercicio de memoria. Pero no queremos simplemente recordar, sino llamar a revivir; a revivir el compromiso con una sociedad que pide a gritos académicos movidos por los intereses colectivos de los pueblos y no por los intereses empresariales y/o neoliberales, antropólogos que sean capaces de oponerse a este modelo de desarrollo económico centrado en la acumulación de ganancias y no en el bienestar de todos. Pero oponerse desde la acción y no simplemente desde la crítica académica.
Estas son sus historias:
Hernán Henao fue un Antropólogo egresado de la Universidad Nacional sede Bogotá, durante sus últimos 20 años se dedicó a la investigación social, especialmente en lo que tiene que ver con la violencia, los desplazados, los derechos humanos y el desarrollo urbano del país.
En esa ocasión, el entonces rector de la Universidad Jaime Restrepo Cuartas, destacó que “el doctor Hernán Henao Delgado no era un defensor de los derechos humanos en el sentido político que se ha dado a esa connotación. Era un investigador de las regiones, un buscador de caminos sólidos para conducir el proceso de regionalización de la Universidad”.
Hernán, fue asesinado por tres personas; un testimonio afirma lo siguiente: “La mujer nos obligó a tirarnos en el piso, mientras que los dos hombres se llevaron al director hasta la sala de espera y le dispararon. Como si nada hubiera pasado las tres personas abandonaron el sitio”. Pasados varios minutos, los profesores e investigadores del Iner que se encontraban en la sala de reuniones de esta oficina, se dirigieron al sitio donde había sido abaleado Hernán Henao Delgado, y lo encontraron aún con vida, pero falleció mientras era trasladado a la Policlínica Municipal.
Hasta el momento el crimen sigue en la impunidad.
Luis Fernando Vélez Vélez abogado y Antropólogo, activista de derechos humanos, llevaba 20 años vinculado a la universidad de Antioquia; cuando el 17 de diciembre de1987, fue asesinado de dos tiros, al interior de su propio vehículo, a la altura del kilómetro 1 de la carretera que desde Medellín conduce hacia San Pedro.
Carlos López Bedoya licenciando en Antropología de la Universidad de Antioquia, se vinculó al departamento de esta disciplina como asesor de trabajos de grados y docente de los cursos de Teoría de la Cultura, Etnología II y Problemas Rurales; cargos desempeñados por más de 10 años.
Fue asesinado el 3 de agosto de 1987 en una heladería frente a la Universidad, el crimen fue perpetrado por dos sicarios que huyeron en una moto.
Luis Giraldo Builes, estudiante de Antropología en la época de los 70, donde el compromiso y la militancia eran la regla. Sus prácticas entre los indígenas fueron forjando su temple, pues conoció la realidad de un país en donde diferencia cultural quiere decir desigualdad económica y miseria. Participó del movimiento estudiantil que decantó en las masivas movilizaciones de 1974, Entendió por medio de esto la necesidad del vínculo entre los intelectuales y la clase obrera. En el año de 1983 fue asesinado brutalmente por fuerzas policiales. Fue asesinado en el barrio Aranjuez (calle 93 no.49-16), fue torturado luego, atado de manos y pies al poste y sin ningún escudo más que sus ideas de transformación, su cuerpo fue dinamitado, quedando sus tejidos esparcidos por todos los copos de los árboles del parque de Aranjuez.
Para todos ellos ni una lagrima porque nunca los pudieron callar, siguen acá, magullaron, torturaron y extinguieron sus cuerpos pero su ejemplo, su entrega, su compromiso y sus ideales sobreviven por que como reza el dicho podrán arrancar todas las flores pero nunca acabaran la primavera.
“No son sólo memoria, son vida nueva, son camino que empieza y que nos llama”
Mario Benedetti

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